Una gran garnacha en el Montsant con toques alemanes, serbios, portugueses y andaluces

María Alvear es quien me contará, con su acento andaluz (dice que todavía no se atreve a hablar en catalán y yo le digo que la próxima vez que hablemos ya tendrá que hacerlo), cuál es el carácter del vino de hoy. "Pero... ¿Alvear?", le digo, antes de empezar. Y sonríe y hace que sí, que es de la familia Alvear, propietaria de la bodega Alvear (la más antigua de Andalucía). "¿Y qué haces con la bodega Terroir en el Límite?", le pido. Me cuenta que trabaja con Dominik Huber, su fundador, por convicción personal. "A él le conocí –me dice– de la mano de Ana López Lidón", que es la directora de exportaciones de Gramona.

El alemán Dominik Huber, el padre de la bodega Terroir en el Límite, ya ha llenado de vino esta página. Pero hoy hablemos de su proyecto en el Montsant. Lo hace con su pareja, la enóloga Tatjana Peceric, una serbia que estudió en Montpellier. Y para acabar de redondear el coupage de variedades internacionales, tienen una hija, de dos años, llamada Filipa, en honor a la gran enóloga portuguesa Filipa Pato.

Un vino muy gastronómico

Terroir en el Límite obtuvo los codiciados 100 puntos Parker con Les Manyes, 2016. Es un viñedo de la sierra del Montsant que sigue siendo DO Priorat. Gracias a este viñedo, Dominik y Tatjana "descubrieron" el Montsant, y esto nos lleva al vino de hoy. En el Montsant fueron buscando viñedos "interesantes", pensando que "geográficamente es una zona más abierta". Esto que tenemos hoy en la copa es una garnacha cien por cien, con muy poca intervención, toda la autenticidad. Con más "infusión" que "extracción" y menor grado alcohólico. En esta DO se pueden hacer vinos con menor grado alcohólico y, por tanto, si es necesario vendimiar antes, porque el año lo pide, se hace. Yo diría que Dominik Huber está obsesionado con el vino pero también con la gastronomía. Por eso hace vinos mediterráneos muy, muy gastronómicos. Para hacer este vino vinifican los racimos, enteros, durante una semana, con levaduras autóctonas, claro, y entonces los envejecen en acero inoxidable. No pasan por bota. Así, encontrará toda la fruta, sin el toque de la madera, con cereza, con fruta negra y todas las hierbas aromáticas que desee. No diremos que se refleja en la forma de hacer de Borgoña, porque el Montsant, hoy, es un espejo para el mundo, pero diremos que la fruta, en la copa, baila y perfuma el aire.

El Priorat y el Montsant, estos días de primavera, la más lluviosa que recordamos en años, están preciosos. Las cepas con hojas tiernas, los higos de moro, de este azulado grisáceo, en márgenes imposibles, las balsas llenas de agua... Pero el vino de hoy es del 2023; uno de los años de sequía. Merece la pena disfrutar de esta maravilla fresca pensando en aquella vendimia tan difícil. Disfruten de esta garnacha, que se expresa aquí, salvaje y pura, elegantísima, aérea, ligera como un suspiro. No se la pierdan.

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