Vips&Vins

Laura Calçada: "Bebí tanto que me echaron de las oficinas de Facebook"

Escritora

3 min
Entrevista a Laura Calçada en el restaurante Brugarol

¿Qué aura aporta a una persona beber vino?

— Un aura de francés, sofisticada, refinada. Pero todo siempre depende de cómo se bebe vino. La persona que bebe vino y que a mí me gusta es aquella que paladea, que disfruta, que no se engata, hasta el punto de hacer el ridículo. De hecho, yo dejé el alcohol porque yo hacía el ridículo, porque bebía una copa detrás de otra y terminaba bebida. He hecho muchas tonterías alcoholizada.

¿Piensas que podrías reconducir tu forma de beber vino y acercarte a ese ideal que cuentas?

— No sé si podré volver. De momento quiero intentar estar un año sin beber, pronto llegaré porque empecé el día 19 de mayo. Es un tema muy de personalidad de cada uno, porque ese impulso también lo tengo con la comida y el sexo. Ojalá pudiera tener autocontrol, porque realmente cuando dejas de beber te das cuenta de las cantidades ingentes de alcohol que ingerimos. Éste es un tema que también trato en el libro de Fucking New York.

En tu libro también relatas en profundidad la noche neoyorquina. ¿Piensas que los yanquis beben igual que los barceloneses?

— Mi experiencia es que se bebe igual y que ahora la gente, por lo general, está empezando a beber menos por aquello que dicen que se cuidan. En Nueva York hace tiempo que hay estos bares que vienen smoothies, zumos naturales y todas estas historias. Pero si bien es cierto que la gente en Nueva York bebe vino y va a bar de vinos, también creo que hay un desconocimiento del mundo vínico notable. No conocen en profundidad las denominaciones de origen ni los gustos y esto hacía que fuera muy fácil engatusarlos. Esto también lo sé porque durante una etapa trabajé como camarera y recuerdo que debías pensar: "¿A éste le podrás vender una copa o si le vienes bien también pedirá una botella?" No tienen ni idea, quién sabe está dentro de un nicho mucho más concreto.

Bar de vinos queda claro que en Nueva York los hay y frecuentabas, pero ¿a dónde recorrías cuando querías comprar vino para casa?

— Ostras, esto es un tema. Yo buscaba siempre vinos catalanes en las tiendas de vinos de Nueva York y ¡claro que los tenían! Uno de los recuerdos que más me quedó fue el 1 de Octubre, que tal y como fueron las cosas fui a buscar rápidamente un vino catalán. Escogí el Clos de Agon, que la etiqueta era un dibujo de una mano haciendo una señal de victoria. Evidentemente, me lo jodé todo. Yo pensaba que así ayudaba a la economía catalana, ¡porque en Nueva York el vino es muy caro! Menos mal que normalmente me invitaban a copas.

Entrevista a Laura Calçada en el restaurante Brugarol

¿Cómo lo hacías para que te invitaran?

— Pues muy fácil, quedaba con algún tío. Es más, el alcohol estaba presente en todas partes. No hacía falta buscarlo demasiado. Incluso cuando tuve la visita del piso que acabé alquilando durante un año –fue el único piso que pagué en cuatro años y medio que viví en Nueva York– el hombre que me la enseñaba me invitó a una botella de vino.

¿Has conocido alguna vez a alguien tomando una copa de vino?

— No, siempre que he tomado vino con alguien era porque ya le conocía. De hecho, ha sido bastante a la inversa, he perdido amigos con una copa de vino. Ahora voy a contar una anécdota que no sale en el libro. Cuando hice el máster en Nueva York nos llevaron a las oficinas de Facebook para que iniciaron un programa muy interesante sobre periodismo en las redes y querían que hiciéramos contactos. En todas estas recepciones había comida y bebida. Y yo venga a beber, venga a beber. Y bebí tanto que me echaron de las oficinas de Facebook. Son estas las cosas de las que me arrepiento, no saber estar. No tiene nada que ver lo ideal que hemos comentado al principio con cómo yo terminaba cuando bebía.

Cuando bebías, ¿tenías alguna predilección por algún vino en concreto?

— Me gustaba pedir Penedès, por el gusto y porque tengo unas amigas que tienen unos viñedos en la zona. Si le pedía negro, tenía que tener un buen cuerpo. A la hora de elegir vinos blancos, siempre pedía alguno que fuera seco del Empordà, que me gustaban mucho. Algo que no faltaba tampoco nunca es el carajillo en honor al presidente, con el ron Pujol. Esto nunca fallaba.

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