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Un Montsant elegantísimo, de viñedos tan bellos como viejos
El Raventós Chavelier Brune es extraordinariamente elegante, viniendo de donde viene, una zona exuberante en el mejor sentido
- Cariñena, garnacha peluda
- DO Montsant
- Añada 2022
- Productor: Raventós Chevalier
- Para tomar sol escuchando Nada es mezquino , de Joan Manuel Serrat, leyendo Ahora, y cada mañana , de Glòria Gasch.
Dos amigos. Un del Penedès y un borgoñón, que, como en los grandes coupages, se conocen gracias a la suerte. Ramon Raventós y Édouard Chevalier, que cruzan las vidas en 2010, cuando Ramon aterriza en el Portal del Montsant y se encuentra Édouard, que sólo hace una vendimia que está allí (porque en el mundo del vino el paso del tiempo podemos contarlo por vendimias). Édouard, como viticultor, no puede negar de dónde viene, de la Borgoña, pero no puede negar dónde ha echado raíces, el Montsant. Allí está la familia.
Un día, porque después de un punto y aparte, contando una historia apasionante tenemos que empezar con “un día...”, Ramón le dice a Édouard: “Hay unos viñedos impresionantes... Pongamos ¿la cabeza?” Los viñedos son Abdon-La Fita, en la sierra de Lleberia. “Una finca imposible, probablemente la más bonita en la que hemos trabajado nunca”, dice, medio estremecido, Ramon, que hace como algunos artistas —él lo es— que siempre que deben ponerse poéticos, enseguida te bromean , para que no sea dicho. "2.000 kilos de fruta en 4 hectáreas de bancales donde prácticamente tienes que hacer escalada!" La belleza de la finca (con “b” y con “v”) es irracional, en todos los sentidos, y despierta en los elaboradores y disfrutadores esta irracionalidad. Entonces, los dos amigos se encuentran con otro viñedo que también les hace pieza: los Crosos d'Aiguasals, la finca del vino que hoy tenemos en la copa: Brune. Pero esperen... Entonces Édouard consideraba -y el juego de palabras es de ellos- que estarían "más tranquilos" si envinaban las botas donde hacer los vinos (nuevas, cada año) con un "vino tranquilo". Pero, claro, Ramón dijo: “Vale, pero puesto que estamos puestos, a envinar, hacemos algo con cara y ojos”. Y hacen, con el oficio, con el pasado y el futuro en la nuca, queriendo y sin querer, un chardonnay (lo que debería servir para envinar) que, cosas de la vida, se convierte en un blanco maravilloso. Y le embotellan. Están muy orgullosos, y es con razón.
Un borgoñón y un 'loco'
Fita “hace lo que quiere” y los dos amigos son respetuosos con ella. “Son unos bancales locos que vamos mirando, a ver qué nos dicen”. Pero Brune, el que tenemos hoy en la copa, sí recibe caricias y ayuda de ambos amigos. Brune es extraordinariamente elegante, viniendo de donde viene, una zona exuberante en el mejor sentido.
“Hacer un gran vino del Montsant, con cariñenas y garnachas, y buscarle la elegancia es posible porque Édouard viene de donde viene”, dice Ramón, que es generoso por naturaleza, porque los genios siempre son. “Ya nos ves a ambos, el borgoñón que habla catalán y el loco del Raventós, que nos envolvemos y...”. No termina la frase. Lo termino yo. La frase termina así: “se envuelven y les sale un vino”.
Amarán esta rusticidad tan, tan atractiva, tan poco fría —en el sentido de frío que darías a la belleza de alguien demasiado perfecto—. Disfruten de este elegante Montsant. Disfruten de esa rusticidad tan atractiva, no redonda, no aséptica. “Los franceses utilizan cabernet franc de añadas no redondas para enaltecer el vino. A nosotros nos pasa justo al revés”, hace Ramon, sonriendo. Con Brune intentan y consiguen la belleza que me gusta: un campesino elegante, con la esencia de antes, muy afrancesado, que aquí está Ramón, pero también Édouard.
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