La elección del Amparo

Señoras y señores, ¡les presento el vino para los canelones!

El Pedradura es un vino que sólo lo hacen cuando se dan las condiciones

3 min
Una botella de Pedradura.
  • Can Ràfols dels Caus
  • Variedades: marselán, pequeño verdote
  • DO Penedès
  • Añada: 2016
  • Para tomar solo, escuchando A rainy night in Soho , de The Pogges, y leyendo Dits tacats , de Àlex Susanna.

Carlos Esteva –pronunciado Carlus– el fundador y alma de la bodega Can Ràfols dels Caus, una referencia al mundo del vino, murió este año, y el enólogo de la bodega, David Mañas, dice que de él, sobre todo, aprendió a amar la tierra. “Perdí a mi padre hace muchos años, y con él, después de 24 años en la bodega, nos entendíamos sólo con la mirada. Todavía no he podido llorarlo”.

David es un enólogo lleno de talento y sensibilidad, que llegó a la bodega en el año 94. “Creo en la esencia de las personas, en las energías”. Si después tienen un momento para escuchar la canción que marida con el vino de hoy –elegida por él– entenderán su espíritu. Mucha alegría, pero también mucha nostalgia. Can Ràfols es la bodega que hace los famosos, magníficos y atrevidos Caus Lubis. Unos vinazos. Lo que hoy les proponemos, teniendo en cuenta que, como suele decirse, son fiestas, es un trueno, una joya.

El Pedradura sólo lo hacen cuando se dan las condiciones. Para que se hagan una idea: las últimas añadas en el mercado son la 2011 y la 2016, en medio, no hay ninguna. Está hecho con una uva que quizás no conocen: Marcelán. Para explicarlo, podemos decir que es un cruce entre el cabernet (la variedad reina de Burdeos, por simplificar) y la garnacha (la variedad reina del Priorat y el Montsant, por simplificar, también). Así pues, si tenemos una botella de Marcelan en la mesa, hoy, habrá la potencia del cabernet y la finura de la garnacha. Nos irá perfectísimo por una comida grasa. Capón, canelones, escudella...

Se deben imaginar a una persona mayor, de estas personas mayores sin artificios, con la piel trabajada por la vida y el sol, con arrugas de risas o de muecas, pero que, cuando habla, es toda amabilidad, gentileza, educación. Una voz hermosa, aterciopelada, en un cuerpo rudo. Así es el Pedradura. Un vino austero y salvaje. Un vino que busca el extremo, pero encuentra el equilibrio. Siempre juego a imaginar vinos como períodos arquitectónicos. Uno me parece gótico, el otro, barroco... Pues el Pedradura, para mí, sería el Modernismo. Mucha, mucha complejidad en la estructura, pero gran finura y alegría al final.

Parece el planeta Marte

“Estudié en Espiells, que es donde se hacía cuando yo empecé. Éramos cuatro gatos y todos bien avenidos. El macizo del Garraf era un mundo por explorar, y Carlos Esteva, uno de los pioneros de llevar variedades foráneas. Merlot, Chenín... Actualmente, a estas variedades les cuesta aposentarse, por el cambio climático. Carlos era un gran amante de Burdeos y de Borgoña. Pero estamos haciendo vinos de aquí. La suerte es el terroir. La salinidad del terroir”.

Me está hablando de una finca de diez hectáreas, anexa a Can Ràfols dels Caus, que era de los padres de Assumpta Almirall, la mujer de Carlos. La empezaron a trabajar hacia el 2000 y, sin exagerar, sin exagerar nada, diré que parece el planeta Marte. Hay que tener mucha fe para decidir que allí puede hacerse vino. Los granos de uva de la añada que tiene en sus manos, si lo probaba, los encontraría muy “tánicos”, pero con una gran sutileza final.

“Está de moda decir que la viña debe sufrir, y que cuanto más sufra, mejor será el vino. No estoy del todo de acuerdo. La uva, que es un organismo vivo, debe poder dormir. Quiero decir con esto que si tienes días muy cálidos, pero por las noches algo de tregua, una temperatura no tan extrema, la planta descansa. Porque es exactamente como una persona”. Y lo dice este sano enólogo que, justamente porque lo es, dice que su filosofía es aprender, aprender, aprender, pensar que no sabe nada. Al ser un vino especial para estos días, brindo con ustedes. Que tengan una feliz Navidad, que el tió les haya cagado vinos catalanes y que los destapen por Sant Esteve.

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Pedradura
Conservar el vino
  • Tapados con su propio corcho o con un tapón reutilizable, los vinos blancos y rosados ​​aguantarán en buenas condiciones hasta tres días; el vino tinto se podrá beber durante una semana. ¡Cuidado con los espumosos! En 24 horas perderán la aguja. Un tapón con bomba de vacío hará que las propiedades de cualquier vino se mantengan más tiempo.

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Agència Catalana de Residus
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