Nutrición

Las verduras, fuera de los cajones de la nevera

9 normas para refrigerar bien los alimentos

Trinitat Gilbert
3 min
Las verduras, lejos de los cajones de la nevera

1.

La temperatura ideal es 4º C o menos. Pero sin pasar de aquí, por el gasto energético que supone y también porque a menos de 4º algunos alimentos podrían congelarse. Dicho esto, hay que tener en cuenta que abrir y cerrar el frigorífico implica pérdida de frío, y por tanto se debe hacer con determinación y sin curiosear.

2.

Los alimentos más delicados, los crudos (que tienen más microorganismos) deben ir a las estanterías inferiores, donde el frío se concentra más. De hecho, en los cajones que normalmente se destinan a las verduras es donde debería guardarse la carne y el pescado.

3.

La fruta y la verdura no debe meterse toda en la nevera. La tropical, como el plátano y el aguacate, no debería ir, sino que debe colocarse en una frutera en la cocina. Hay otros frutos que pierden gusto cuando llevan unos días en la nevera. Es el caso de los tomates. Sin embargo, a la hora de colocárselos, los cajones no son el mejor sitio, porque es la zona más fría. Lo ideal sería justo encima, en el estante superior.

4.

A la hora de colocar las frutas en la nevera hay que tener en cuenta el grado de madurez, porque a medida que van madurando dejan un gas, el etileno, que estropea otros alimentos que están en contacto, como otros frutas y verduras. Un criterio para ordenar todos los alimentos en general es el PEPS: primero entrar, primero salir. Es decir, los alimentos más antiguos van delante de los nueces, para que no queden en el fondo y sean los primeros en consumirse.

El interior de la nevera debe lavarse con agua, jabón y un desinfectante

5.

El chocolate no debe guardarse nunca en la nevera porque es un alimento que no aguanta bien los cambios de temperatura. Lo ideal es guardarla en un espacio de la cocina donde exista una temperatura permanente de 15º, sin luz ni demasiada humedad.

6.

A la hora de almacenar los alimentos es muy importante fijarse en su vida útil. Muchos alimentos indican dos fechas, una antes de su consumo y otra una vez abierto. En la leche, por ejemplo, ha indicado cuántos días se conserva bien abierta si la guardamos refrigerada. Y sobre la leche también es importante no guardarla en la puerta, porque es el lugar en el que hay más cambios de temperatura, sobre todo si la nevera se abre a menudo. Y por el mismo criterio es recomendable no poner los huevos en la puerta de la nevera. De hecho, los huevos no habría que tenerlos si se tuviera una despensa fresca en la cocina. Si no es el caso, lo ideal es que se conserven a una temperatura constante y fría, es decir en los estantes inferiores de la nevera.

7.

Las latas de conserva, una vez abiertas, no deben guardarse en la nevera, porque se oxidan y el óxido contamina los alimentos. Aunque actualmente hay latas que están preparadas para guardarlas en la nevera, e incluso algunas tienen una tapa para proteger el contenido una vez abiertas.

8.

Los alimentos frescos tienen un período de conservación concreto dentro de la nevera:

La carne picada, si no lleva conservantes, debe consumirse en un máximo de 24 horas.

La carne fresca, en cuatro días.

El pollo, entre dos y tres días.

El pescado fresco, en un máximo de dos días.

El jamón dulce o el pavo, entre tres y cuatro días.

La leche, abierta, entre tres y cuatro días (o lo que indique la etiqueta).

La carne y el pescado cocidos, en tres días.

La verdura cocida, en cuatro días.

El postre, depende de los ingredientes que lleven. Si tienen huevo, en un máximo de dos días.

Los productos envasados, lo que indique la etiqueta.

9.

Hacer un buen uso de la nevera también incluye saber limpiar bien. Mango de la nevera incluido, porque es el más olvidado de la limpieza y al mismo tiempo el más necesario. Los cajones deben irse vaciando, limpiando y desinfectando. Y los estantes también. Es ideal aprovechar épocas del año en las que la nevera queda casi vacía (por ejemplo en tiempo de vacaciones) para limpiarla y desinfectarla a fondo. Para limpiarla, con agua, jabón, un desinfectante tipo lejía y un estropajo es suficiente.

Consejos de Lluís Riera, experto en seguridad alimentaria y director de la consultoría SAIA

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