El vino del Empordà que ha conseguido los permisos para construir en el Cap de Creus

CadaquésLas obras de la nueva bodega Martín Faixó (DO Empordà) en la colina de sa Perafita, en el cabo de Creus, empezarán a hacerse el próximo año, en el 2026, después de veinte años de lucha por conseguir los permisos. Así lo explica Rafa Martín, hijo de la querida Anna Mota, laAnita de Cadaqués, fallecido el pasado junio, y padre de la enóloga Ester y Rafel Martín Faixó. En lo alto de la colina de sa Perafita, situada unos kilómetros antes de llegar a la población de Cadaqués, la familia tiene una masía, habilitada como hotel y también como bodega. Allí, en las oficinas, Rafa y su hija Ester enseñan los planos aprobados, que finalmente podrán llevar del papel al terreno. "No ha sido fácil el camino que hemos recorrido, pero por fin podremos empezar a construirlo aquí, frente a nosotros, donde estamos ahora mismo", dice Rafa Martín una mañana de sol radiante.

Mientras, en los espacios que tienen hoy construidos ofrecen diversas posibilidades para hacer enoturismo: visitas guiadas, que incluyen el desayuno, la visita con degustación o la visita con el alojamiento. "Provenimos de una familia humilde y trabajadora, y nos ha ido bien nuestro trabajo gracias al turismo que recibe Cadaqués", dice Rafa Martín a un grupo de visitantes, trabajadores de una oficina bancaria. Han superado una gincana por los entornos de la masía, por la que debían resolver preguntas referentes a las variedades que cultiva Martín Faixó o sobre las ovejas que pastan entre los viñedos. Antes de empezar las pruebas, han comido para desayunar pan con tomate con embutidos, sobrasada y anchoas.

Con las anchoas tenemos que hacer parada y fonda, porque Rafa explica con todo detalle su elaboración. "Las anchoas de Cadaqués tienen una receta única, y hay que poner siempre sal y pimienta negra, que acelerará la cocción de la anchoa", dice Rafa Martín, quien relata el paso a paso de la receta de memoria en pocos segundos: primero se desmiga la cabeza del boquerón; después se quitan las tripas, que se tiran, unos y otras. A continuación se pone el boquerón en una salmuera de agua y sal. En un bote, en la parte de abajo, se pone una capa de sal y pimienta, y se van colocando los boquerones, uno junto al otro, haciendo curvas por el bote. El zumo que han dejado los boquerones mientras han estado en salmuera también se pone dentro del bote, que debe quedar cubierto porque, si no, las anchoas quedarían oxidadas. Al cabo de un año se sacan del bote, y se quitan las espinas y la piel, y entonces ya se pueden guardar en otro bote con aceite de oliva virgen extra.

Familia humilde, proveniente de dos bares

Volvemos a los orígenes de su familia, y Rafa Martín explica que todo el dinero que tienen lo invierte. Por eso ahora quieren hacer una bodega nueva. "Cuando llegamos a Sa Perafita, nos adaptamos a la masía que había construido, que era de 1300". Sa Perafita, el nombre, hace referencia al emplazamiento de la colina entre Roses, Cadaqués y Port de la Selva. "Lo compramos mi esposa Carme y yo en el 2004. Ambos proveníamos de dos bares de Cadaqués: mi esposa, del Meliton; yo, de Casa Anita". Y acto seguido, Rafa relata que compraron la masía por los impedimentos que tenían entonces para construir una bodega subterránea donde tienen los viñedos.

Además de la masía de Sa Perafita, donde se puede dormir y comer, el matrimonio también abrió el restaurante Can Rafa, en 1981, que les dio nombre como restauradores. "Pero en Cadaqués el restaurante que ha posicionado a la población como destino gastronómico fue el Compartir, de Mateu Casañas, Eduard Xatruch y Oriol Castro". El turismo va a Cadaqués a comer, y después se entablan en otros restaurantes. Por eso, Rafa Martín sostiene que el Compartir los ha situado en el mapa gourmet, porque los clientes acuden para comer al primer restaurante que abrieron los mejores del mundo, pero después descubren otros, como Can Rafa, Enoteca (ambos de la familia) Baluarte, La Sal, Siete, el restaurante Norai del Hotel Llané Petit... y muchos más.

Rafa lo va explicando, pero ahora el grupo de oficinistas que están haciendo la gincana le preguntan por la oveja ripollesa de Mas Mercè. Es una de las preguntas que deben resolver, y Rafa les dice que tienen doce ahora mismo, que pastan por los viñedos porque comen hierbas y al mismo tiempo abonan la tierra con las heces. "Estamos haciendo un proyecto conjunto con Manel de Mas Mercè para recuperar la oveja ripollesa, que es la autóctona del territorio. Participan también los restaurantes Les Cols, de Olot, y Mas Marroc, de los hermanos Roca".

Otra pregunta. Una de las novedades de los vinos que han sacado este último año al mercado: el vino Joan Dausà. "Mi hijo Rafael y Joan Dausà son muy amigos, y pensaron en hacer juntos un vino". Ester, la hija, que es la enóloga de Martín Faixó, seleccionó su coupage, garnacha y cabernet. Y fue sacarlo al mercado, observando su buena acogida. "Ahora querríamos hacer una segunda edición del vino, pero estamos haciendo el estudio; queremos que tenga la misma calidad que el primero que sacamos", dice Ester Martín.

El caso, sigue diciendo el padre, es el siguiente: "Hemos diversificado con negocios diferentes porque con la bodega no podemos subsistir; de ahí que tengamos varios restaurantes: Can Rafa y también Enoteca MF". "Y ahora queremos posicionarnos con nuestra miel y también con el aceite de oliva virgen extra de la variedad verdal", dice Rafa Martín.

Entre las elaboraciones que destaca de la bodega se encuentran el vermut, aromatizado con hierbas y flores, que recibió un premio de Girona Excelente, y la Medalla de Oro de Bruselas 2016. "Vamos ampliando viñas a poco; ahora tenemos dieciocho hectáreas cultivadas, y nuestro objetivo es llegar a las veinte".

Para terminar, la bodega Martín Faixó saca al mercado 70.000 botellas, cosechan toda la uva a mano y la vendimia la hicieron en agosto.