Premio Nèstor Luján Franco

La historia de una médica en la sociedad patriarcal del siglo XIV, premio Nèstor Luján

La periodista e historiadora Laia Perearnau se lo lleva con la obra 'Francesca de Barcelona'

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La ganadora del premio Nèstor Luján, Laia Perearnau

Francesca Sotorra hizo algo excepcional en el siglo XIV: ejerció de médica y de cirujana. Era complicado hacerlo porque en la Edad Media esta profesión estaba prohibida a las mujeres y, de hecho, Sotorra fue amonestada y multada antes de que el rey Juan le diera, dos años después de sancionarla, la licencia de cirujana. Todo esto es real, está documentado y lo explicaba Teresa Vinyoles a Les barcelonines a les darreries de l'Edat Mitjana (Barcelona, Fundació Vives Casajuana, 1976). "Vinyoles mencionaba a cinco o seis médicas y Francesca es de quien daba más información, cuando la encontré pensé que ya lo tenía, que ya había encontrado a la persona sobre quien escribir una historia", dice Laia Perearnau i Colomer (Barcelona, 1972), que ha ganado el premio Nèstor Luján de novela histórica, dotado con 6.000 euros, con la novela Francesca de Barcelona (Columna).

El motivo por el cual el rey Juan dio la licencia a Francesa Sotorra ya entra en el terreno de la suposición. A partir de aquí, la periodista de TV3 e historiadora ficciona para explicar la lucha y la audacia de esta barcelonesa, a quien obligan a casarse con un marinero, para ejercer la medicina. "Muchos de los personajes del libro son reales, el marido de Francesca existió y también son reales Lorenzo Rossa, un ladrón legendario, o Bernat Oriol, el médico del rey, antagonista y enemigo de Francesca, a quien hace la vida imposible y pone todas las trabas para que no pueda hacer de médica", explica la autora. En la Barcelona de Francesca Sotorra había dos callos judíos, las mujeres prácticamente no tenían ningún derecho, no había ni alcantarillado ni pozos negros, los desechos se echaban a la calle –el primer basurero no existió hasta finales del siglo XIV–, había esclavos, grandes diferencias de clase social, mucha violencia, y a los condenados los colgaban en la plaza pública. "Yo soy una barcelonesa de Gràcia, pero parte de mi niñez transcurrió en El Call, donde los padres tenían una tienda, es también mi patria, por eso quería trasladar la acción a El Call, a El Call vivo del siglo XIV", detalla Perearnau.

El protagonismo del callo judío

Sotorra estaba casada con un marinero y, por lo tanto, pertenecía a la clase más baja: "He de suponer que vivía en La Ribera, he paseado horas y horas por las calles e, incluso, he hecho un mapa para que el lector pueda ver los mismos edificios que veía Francesca", añade la escritora. La protagonista es hija de un linaje de comadronas, pero quiere aprender más y, por eso, visita a menudo El Call, donde conoce a un médico prestigioso, Bonjuhà, y a Astruc, un joven proveniente de una familia de médicos, que le da acceso a los libros. La época que describe la autora fue intensa. La comunidad judía en Barcelona está documentada desde los siglos IX-X y en el año 1300 en El Call vivían unas 4.000 personas. Los discursos antisemitas de parte de la Iglesia católica, sin embargo, enardecieron algunos vecinos a finales del siglo XIV y la violencia estalló el 1391 con oleadas de ataques en Castilla, Valencia, Játiva... El asalto a El Call de Barcelona empezó el 5 de agosto de 1391. “Aquel día hubo unos 250 muertos. El resto de la comunidad huyó hacia el castillo y se salvó. El enemigo saqueó las calles de los judíos y prendió fuego a algunas”, escribió el rabí Hasday.

La peste también asolaba la ciudad. La peste septicémica de 1348 acabó en cuestión de semanas con un tercio de la población urbana de Barcelona. La ganadora del Nèstor Luján se ha leído tratados de medicina y de belleza: "Las mujeres se ponían cal viva para encalarse las caras y lejía para enrubiarse y los hombres usaban heces para que les crecieran los cabellos", asegura. La protagonista no quiere a su marido, con quien la han obligado a casarse, y tiene una historia de amor fuera del matrimonio, cosa que en aquel momento era muy peligrosa, porque el adulterio femenino era duramente castigado: "Me he basado en tres casos reales para escribir algunos capítulos del libro en los cuales la violencia contra las mujeres es muy explícita", detalla. En un caso, la mujer fue condenada a ser emparedada por un adulterio a mediados del siglo XIV.

Al premio, que se creó en 1997, dos años después de la muerte de Nèstor Luján, se han presentado una veintena de novelas. Según el jurado, la novela "retrata de manera fiel la Barcelona de la Baja Edad Media y destaca porque tiene un argumento muy bien ligada y una protagonista muy potente: una mujer que lucha por romper las barreras que le impiden ejercer la medicina".

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