"Seguro que todos encontraremos trabajo": jóvenes en situación vulnerable se forman en energías renovables
La Fundación Germán Benito Menni impulsa un proyecto con fondos europeos contra el paro juvenil


BarcelonaUn año atrás, ninguno de los nueve jóvenes tenía idea de circuitos ni tensiones y hoy ya han sido capaces, bajo la tutela de un maestro, de montar placas fotovoltaicas y puntos de carga de electricidad para vehículos. A finales de mayo, y después de 930 horas de formación y prácticas, ya podrán trabajar como auxiliares en el sector de energías renovables. Y si pasan el examen para el certificado verde incluso estarán capacitados para firmar los boletines eléctricos. Dayana González, de 28 años y madre de una criatura de dos, es la única mujer del equipo, y con el casco de seguridad en la mano explica que ya sueña con montar su propia empresa y ser la cabeza.
No ha sido fácil llegar a formar parte del proyecto TàndEM, que impulsa la Fundación Germán Benito Menni de San Juan de Dios, en Sant Boi de Llobregat. Los nueve chicos forman parte de los 35 escogidos por el Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe, el antiguo Inem) para participar en un proyecto de inserción laboral para jóvenes en situaciones vulnerables que tienen dificultad para acceder al mercado laboral. El plan cuenta con una subvención del fondo europeo Next Generation para que este colectivo "se forme mientras hace", afirma el director de TàndEM, Josep Torrico. Habla de una suerte de formación profesional dual: tres meses de teoría en un aula y 12 más de prácticas instalando las placas solares en los centros La Llavor y el Hort de la Vila para personas sin hogar que gestiona la misma orden religiosa.
Para Torrico, esta "utilidad" del trabajo de los participantes forma parte del espíritu del programa, que busca sobre todo "transformar". Por un lado, estimula y fomenta la autoestima de jóvenes que no siempre lo han tenido fácil en la vida, y también porque se dan cuenta de que su esfuerzo servirá a otros y no es sólo para cumplir el expediente. Por otro, se pretende luchar contra el paro juvenil, con una tasa alta en España y más aún en chicos sin formación académica.
El primer contrato
Los chicos, entre los 18 y los 29 años, ya están realizando los últimos retoques de la instalación del edificio del Hort de la Vila, en el barrio barcelonés de Sarrià. Se sienten incluso orgullosos de explicar el funcionamiento de los paneles solares, las tensiones bajas y los transformadores. "Somos aprendices, como los de antes", dice González.
Para todos, el contrato con TàndEM es el primero que han firmado en su vida, y el hecho de trabajar, formarse y cobrar ha sido un "incentivo" para continuar, explica Jarot Briones. El contrato supone cobrar unos 950 euros al mes, el equivalente al 75% del salario mínimo interprofesional (SIM). Es dinero que les ayuda a sobrevivir, para aportar a la familia o para pagar la habitación que comparten. Es el caso de Mohamadou Sanogo, refugiado de Mali, quien confía en que con las competencias adquiridas con la electricidad y las clases de lengua que se refiere a la escuela de adultos pueda encauzar "el futuro". Llegado solo a Catalunya huyendo de la guerra, el gobierno español le ha reconocido el derecho a la protección internacional al menos hasta el 2029, cuando tendrá que renovar los trámites. En el caso de Andrew Hidalgo, el título debe servirle –dice– para darle "el impulso" que necesitaba.
En esta formación han aprendido a entender el funcionamiento de las empresas, a realizar un currículum e incluso ya han tenido la oportunidad de hacer los primeros contactos con el sector. Hace unas semanas el grupo –junto con otros ocho alumnos de Almacelles, en Lleida– tuvo un encuentro con participantes de todo el Estado y con representantes de las empresas energéticas que les han animado, insistiendo en que la energía verde requiere profesionales. "Seguro que todos encontraremos trabajo a partir de mayo", cuando acaba el programa, vaticina Hidalgo.