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Trabajadoras sociales denuncian violencia en el trabajo: "Los usuarios pagan la frustración con nosotros"

El personal de servicios sociales denuncia que reciben insultos y reclama ser considerado "esencial"

Concentración de educadores y trabajadores sociales, en la plaza Sant Jaume a raíz del asesinato de una colega en Badajoz.
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Barcelona"A veces llega un usuario y descarga la frustración con nosotros, llamándonos e insultándonos". Es sólo un ejemplo de lo que viven las trabajadoras sociales en su día a día de atender a personas que descargan el sentimiento de maltrato institucional en la profesional que tienen delante. También entre las profesionales de educación social se quejan de que cada vez deben hacer frente a más amenazas, violencia e intimidación. "En pocos años hemos pasado de tratar con gamberros a tratar con psicópatas", se quejaba una educadora en la concentración que se hizo en Barcelona en protesta por el asesinato de una colega en Badajoz.

Más que una sensación personal, la violencia contra las trabajadoras sociales es más estructural, dadas las cifras del informe elaborado por el Colegio Oficial de Trabajo Social de Cataluña y que se ha presentado. aparte de estas profesionales indican haber recibido agresiones verbales y un 15% conductas violentas o amenazas de violencia física. En un 0,3% de los casos la violencia la cometen los compañeros o jefes del departamento o entidad. ESC, que también se ha publicado este jueves. agresiones verbales o acorralamiento físico, un 25% conductas violentas y un 8% amenazas de violencia física y un 1,4% acoso sexual. La encuesta no pregunta quién ejecuta la violencia, pero Olga Giner, miembro de la junta del CEESC, asegura que la inmensa mayoría la perpetran los usuarios: "Tenemos un trabajo de riesgo, trabajamos con colectivos de riesgo, vulnerables, en prisiones o en justicia juvenil".

Profesiones feminizadas

Tanto el trabajo como la educación social son dos trabajos con mayoría de la presencia de mujeres, concretamente más del 80%. Entre las trabajadoras sociales, el 36% admiten que no volverían a realizar sus estudios, una consideración que Giner atribuye a las malas condiciones laborales que hay en el sector privado. Un 60% de las profesionales trabaja en entidades y empresas, a menudo contratadas por administraciones, pero cobran menos que las colegas que tienen una plaza pública. "No debería ser así: igual trabajo, igual salario", afirma la responsable del CEESC, quien también reivindica una "revalorización de la profesión como profesionales esenciales que trabajan los 365 días del año y las 24 horas del día". En este aspecto, Giner señala que es necesario garantizar la seguridad en los puestos de trabajo, pero también que las administraciones públicas deben velar por la estabilidad laboral en las licitaciones que realizan. Así, una tercera parte de las profesionales dan el salto a ayuntamientos cuando tienen la oportunidad

Esta misma inestabilidad y los bajos sueldos explican que la mitad de las trabajadoras sociales abandonen la profesión. En ese sector, el 60% tiene una plaza pública y un 20% trabaja en una entidad sin ánimo de lucro. Poco menos de la mitad cobra entre el salario mínimo y 27.000 euros brutos anuales. También influye la carga de trabajo excesiva, cada vez con más burocracia y más personas para atender.

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