Estel Solé gana el premio Ramon Llull por 'Este trozo de vida'
La actriz y escritora vuelve a la literatura con una historia sobre la ambición y la dificultad de conciliar


BarcelonaAbrumada por un premio que aún no acaba de creer que se merezca, Estel Solé (Molins de Rei, 1987) ha vuelto a la literatura por la puerta grande. La actriz, gestora cultural y escritora ha ganado el 45º premio Ramon Llull con Este pedazo de vida, una novela de alto voltaje emocional que habla de la dificultad de conciliar la ambición profesional y la vida personal. "Para mí, escribir es enfrentarme a mis demonios y fantasmas, porque cuesta reconocer las fragilidades, y ahí hay mucha vida, con todas las aristas, luces y sombras que tiene la vida", explica la autora.
El premio, dotado con 60.000 euros (uno de los más generosos en catalán, junto al Sant Jordi de novela), se publicará en Columna el 26 de febrero y también se editará en castellano (Destino) y portugués. El jurado, que lo ha escogido entre 53 originales, formado por Carles Casajuana, Pere Gimferrer, Isona Passola, Núria Pradas, Gerard Quintana, Carme Riera y Emili Rosales, ha destacado su tono literario, la autenticidad de la voz narradora , la estructura dramática e incluso un aire cinematográfico como road movie que se mueve entre Barcelona, el Empordà y un pueblo de Occitania.
La protagonista de la novela es la ambiciosa científica Lena, que tras dos reveses inesperados, en plena crisis personal y contra la opinión de todos, incluido un marido del que se siente secundaria, decide "cometer lo que cree que puede ser el mayor error de su vida" y marcharse de viaje a la Catalunya Nord con Abel, un desconocido al que le devuelve un favor. Allí convivirán con un matrimonio peculiar de mayor edad, y lo que le pase le cambiará la vida. Solé confiesa que tenía claro que quería incluir en la novela dos ideas que parecían imposibles de casar: "Quería narrar una experiencia de violencia obstétrica sin que la novela fuera de aquello y al mismo tiempo, inspirada por la canción de Martha de Tom Waits –que va de alguien que decide llamar a lo que fue el gran amor de su vida y le dice: «Nunca he dejado de quererte»–, quería contar cómo un hombre de 60 años decide vivir el que un día decidió añorar". Este pedazo de vida existe, pues, una biopsia uterina salvaje y una relación en la madurez. También existen ambición, dudas y un cuestionamiento constante de una protagonista que se siente sola y perdida, y también fuerte.
Precariedad y clase
El feminismo, la precariedad y el discurso de clase –la protagonista se llama Lena Garcia y tiene antecedentes murcianos, como la propia actriz, señala– atraviesan la novela. De hecho, dice que ha tardado tanto en volver a la literatura porque debe hacer "mil trabajos para poder sacar adelante la vida, pagar un alquiler y mantener a sus hijos". Solé asegura que ha tenido que escribir en horas intempestivas y en los bares, "robando tiempo al tiempo" durante tres años. "Escribir es un privilegio, no escribe quién quiere sino quién puede. Y más siendo madre, ¿de dónde saco el tiempo para escribir bien? –reflexiona–. En el mundo hay libros muy buenos, y yo no quiero que se corten árboles para publicar para publicar. Además, sé que esto [el premio] es salir a la selva. Si recibo malas críticas, lo único que me salvará de mi tormento es pensar que he escrito esto con el rigor y la honestidad que yo me exijo". Los anteriores ganadores del galardón han sido Ramon Gener, Andreu Claret, Empar Moliner, Gerard Quintana, Núria Pradas y Rafael Nadal.
Estel Solé, de 38 años, es una cara conocida como actriz en La Riera y como tertuliana de televisión y radio, además de hacer de activista en Òmnium Cultural, de articulista en VilaWeb y codirectora del ciclo Perifèria Cultural. Ha publicado cuentos, poesía (Mujeres que soñaban con ser otras mujeres y Si unes todos los puntos), una obra de teatro (Animales de compañía) y una novela sobre la endometriosis –Si no puedo volar (Rosa de los Vientos, 2016)–. Esa multiplicidad de facetas son fruto de la precariedad, pero también alimentan todo lo que hace. "Me llega la novela después del peor año de mi vida", afirma, y aunque todavía no lo ha procesado, cree que algún día pensará que "todo el sufrimiento ha merecido la pena" porque eso también lo ha transformado. "Para mí son los personajes los que terminan levantando las historias, porque también lo entiendo así en la vida", concluye.