Batalla del Ebro

Una exposición recuerda a las mujeres que estuvieron en la Batalla del Ebro

La directora del Comebe reivindica el reconocimiento público de todas estas luchadoras

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La exposición 'Invisibles pero decisivas' que se puede ver en el COMEBE

BarcelonaLa Batalla del Ebro fue una batalla de desgaste, un infierno para los casi 250.000 combatientes que lucharon por ella. Los resultados de la batalla que sentenció el fin de la Guerra Civil son estremecedores: 30.000 muertos, 75.000 heridos y 15.000 prisioneros. Se ha hablado mucho de combates, pero poco de cómo vivirían las mujeres. ¿Los hubo que combatieron en primera línea de frente? ¿Había trabajando como enfermeras o médicas o conductoras de ambulancias? ¿Qué hicieron las mujeres que tenían su casa a pocos kilómetros de la línea de fuego? Es una parte de la historia que explica la exposición Invisibles pero decisivas. Mujeres en la Guerra Civil y la Batalla del Ebro, que se puede visitar gratuitamente hasta el 31 de julio de 2024 en la sala expositiva del Comebe (Corbera de Ebro). Después recorrerá distintas localidades catalanas.

Hubo muchas mujeres que combatieron, pero en muchos casos se ha perdido la pista. Es el caso de Remedios Jover Cánovas, que fue sargento y teniente del estado mayor de la tercera división del XV cuerpo del ejército del Ebro. Había auxiliares de enfermería que trabajaban de manera fija en un hospital y, por otra parte, mujeres voluntarias que vivían en las poblaciones cercanas a las líneas de frente y que acudían a los hospitales como personal de apoyo para ayudar a los sanitarios, que estaban desbordados por la gran afluencia de heridos después de un combate. La muestra recupera el testimonio de cinco mujeres: Virginia Amposta Amposta (El Pinell de Brai, 1903 - Barcelona, ​​1938), maestra y dirigente sindical fusilada en el Camp de la Bota, el 8 de agosto de 1938; Natalia Tarragó Querol (Batea, 1917-1941), miliciana de la FAI; Patience Darton (Orpington, 1911 - Madrid, 1996), enfermera de las Brigadas Internacionales durante la Batalla del Ebro; Angelina Sanz Xalé (la Rápita, 1901-1993), pescadora, y una campesina anónima de las Terres de l'Ebre.

"Durante años el relato de la Guerra Civil ha sido una historia de hombres contada a hombres", recuerda la consejera de Justicia, Gemma Ubasart. La consellera, durante la inauguración de la exposición, agradeció el trabajo "ingente" de mujeres historiadoras y algunos hombres. Ubasart recordó que toda esta labor de investigación ha servido para "romper la mirada patriarcal" y recuperar la historia de 700 brigadistas internacionales y de las milicianas del frente de Aragón: "Lo hicieron luchando en muchos casos ante la incomprensión de los suyos" propios compañeros de militancia", aseguró.

La muestra recuerda a las mujeres que también sufrieron las consecuencias de la guerra. "Son mujeres que sufrieron hambre y que murieron bajo las bombas, que trabajaron en las fábricas y en el campo, y que en unas condiciones extraordinariamente difíciles cuidaron a sus hijos y que también perdieron hijos, compañeros y padres, que van morir en las cárceles y en el exilio. Esto es también recuperar el género como categoría histórica", reivindicó Ubasart. En el Comebe se habla también de las opresiones que sufrieron las mujeres por su condición, como la utilización de sus cuerpos con fines propagandísticos, la representación cultural que se les dio, las agresiones sexuales, la represión y las vejaciones que van sufrir.

Cinta Farnós, directora del Comebe, espera que la muestra sirva para impulsar nuevas búsquedas y cambios para reconocer el legado de estas mujeres. Farnós pidió a las autoridades que todas ellas tengan el merecido reconocimiento también en la esfera pública. Mary Nash, comisaria de la exposición, subrayó el valor educativo y la voluntad de que llegue a las jóvenes generaciones con una itinerancia sobre todo por los centros escolares. "Es una herramienta muy necesaria para que se conozca el pasado desde la igualdad", afirmó la historiadora.

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