Memoria histórica

Trump, Meloni, Orbán, Abascal y el "Vamos a volver al 36" de la fiesta de Vox

Varias entidades de memoria reivindican que la Fiscalía General del Estadio investigue los hechos

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El primer ministro polac, Mateusz Morawiecki con el presidente de Vox, Santiago Abascal

Barcelona"¡Vamos a volver al 36!" Así empieza y acaba la canción que ha cantado un trío arriba del escenario del encuentro que ha celebrado este fin de semana Vox en Madrid y que ha contado este domingo con intervenciones de Donald Trump, Giorgia Meloni y Viktor Orbán, entre otros. La canción, entre otras cosas, ataca a feministas, progresistas u homosexuales, y tilda a las izquierdas de "pajilleros del sofá". El trío también presume de tener presencia en las redes sociales y, desde ahí, hacer enfadar a quienes denomina "comunistas". Asegura que las izquierdas de hoy son el Frente Popular, la coalición de diferentes partidos de izquierdas que se creó en 1936 y que ganó las elecciones españolas. Meses después se produjo el golpe de estado contra este gobierno escogido democráticamente y empezó la Guerra Civil.

La extrema derecha española ha querido exhibir músculo en un momento en el que los problemas internos y las encuestas no la acompañan, a diferencia de lo que está pasando en otros países europeos. Precisamente por eso se ha hecho rodear de sus aliados en el mundo. La probable futura primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha sido una de las grandes atracciones del acto: "No tengáis miedo del cuento mainstream. La gente ya no acepta la mediación del mensaje y quiere ir a la fuente de las noticias. Y cuando nos escuchan entienden que no somos monstruos".

Este es, de hecho, el objetivo de la ultraderecha: huir de la imagen de lobo con piel de cordero. Para hacerlo, una sucesión de proclamas a favor de la gente "normal", la que más está sufriendo los efectos de la inflación, y la enumeración de la larga lista de "enemigos de la patria". Las multinacionales (las extranjeras, para que nadie tenga la tentación de situar ahí a Inditex), la mayoría de medios de comunicación, algunos banqueros, las élites "que viven del BOE", los okupas, los inmigrantes ilegales, los "fanáticos ambientales", los que promueven "la ideología de género" y, para volver de nuevo al 36, los "sindicatos de clase" y, evidentemente, los "comunistas" y los "separatistas". Por el volumen de los abucheos, el presidente español, Pedro Sánchez, es quien encarna mejor los valores de todos estos grupos juntos.

Vista general en el Viva 22 de Vox con Santiago Abascal en el escenario.

Siguiendo el relato de los diferentes oradores, si las calles de España, de Europa y del mundo no son seguras es, en primer lugar, por culpa del multiculturalismo y las "fronteras abiertas": "Llevan el horror a nuestras calles y ponen fin a la prosperidad de nuestras familias", ha exclamado el presidente de Vox, Santiago Abascal, que minutos antes había recibido un golpecito en la espalda del expresidente de los Estados Unidos Donald Trump: "Gracias, Santiago, por el increíble trabajo que has hecho. Tenemos que garantizar la protección de las fronteras".

Al primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki –el único que ha acudido físicamente a Madrid–, le habría encantado ser español si no hubiera nacido en Polonia. Su mujer, dice, es fan de la música de Julio Iglesias, pero también una enamorada de la canción La camisa negra, de Juanes. El cantante colombiano –de quien Vox ya versionó su sencillo A Dios le pido– negó en su día que la canción tuviera nada que ver con los camisas negras, los grupos de acción violenta leales al dictador italiano Benito Mussolini. Para devolverle el piropo, a Abascal se le ocurrió alabar a Polonia asegurando que él, si no hubiera nacido en España, le habría gustado ser "polaco", obviando las connotaciones que esta palabra tiene especialmente en las concentraciones de la extrema derecha.

Una oda contra la Unión Europea

El otro gran enemigo de las "naciones soberanas" es la Unión Europea y sus "burócratas". Meloni, Morawiecki y Abascal los han puesto en el punto de mira, haciendo llamamientos al proteccionismo (económico pero también cultural), acusándolos de mentir y reclamando la recuperación de soberanía para los estados. La UE, dicen, tiene que volver a contar con los valores de la "tradición" y dejar de lado proyectos de integración que consideran que no le corresponden.

Obviando antiguas alianzas, han cargado con dureza contra Vladímir Putin y su guerra en Ucrania, a pesar de que también aquí han aprovechado para responsabilizar a la Unión Europea y a algunos gobiernos estatales por haberse dejado seducir por el gas ruso y por haberse "atado a China". Ante estos políticos que han "traicionado" a los ciudadanos y recordando la larga lista de enemigos de la patria, Vox, Hermanos de Italia, el trumpismo, la Hungría de Orbán o el expresidente colombiano Álvaro Uribe recetan extrema derecha.

¿Intervención de la Fiscalía?

Varias entidades de memoria han puesto el grito en el cielo por todo lo que se ha llegado a oír en el mitin de Vox, empezando por la canción reivindicativa del 36. La Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica pide directamente que sea la Fiscalía General del Estado la que lo investigue y que la Secretaría de Memoria del Estado ejerza como denunciante porque se trata de un presunto delito de incitación al odio.

La nueva ley de memoria española especifica que se puede perseguir una fundación o entidad que haga apología del franquismo, pero solo judicialmente se puede extinguir. La apología del franquismo no se considera delito. Se intentó introducir en el Código Penal, pero la iniciativa se vio frustrada por las instituciones judiciales porque se consideró que vulneraría la libertad de expresión e ideológica. A diferencia del nazismo, el franquismo no se considera, en España, que cometiera un crimen contra la humanidad.

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