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La difícil relación del Barça con X, la red social que todo el mundo quiere controlar

El club azulgrana gestiona (ya veces promueve) desde hace años el ruido en el conocido espacio de microbloguing que hoy gobierna Elon Musk

Enric Masip y Joan Laporta, en una imagen de archivo

BarcelonaEnric Masip sigue siendo el asesor presidencial en materia deportiva del presidente ejecutivo del Barça, Joan Laporta. Pese a verse en el centro de la crítica esta semana debido a las simpatías políticas que ha exhibido en su cuenta personal de X (el antiguo Twitter), conserva el cargo, remunerado con seis dígitos anuales, que le prometió el mandatario durante la campaña electoral del 2021.

Urgido desde la entidad azulgrana, el ex jugador de balonmano tuvo que salir al paso de una polémica derivada de sus retuits a varias cuentas de extrema derecha con contenidos racistas, homófobos y machistas. Masip anunció que dejaba a X por haber puesto a Laporta y al Barça en "una situación incómoda" y por la incompatibilidad entre "la libertad de expresión" y la posición que ocupa en la institución.

En cambio, quien sí tuvo que plegar es Alfons Godall, directivo del Barça en la primera etapa de Laporta y vicepresidente de la Fundación Barça en este segundo mandato. El 31 de enero del 2022, al día siguiente de que el tenista Rafa Nadal ganara su Grand Slam número 21 en Australia, pió: "Rafael Navidad me da angustia desde el primer día. Lo tengo en el mismo saco que la roja, el RM, Alonso y todo lo que represente al estado enemigo". Ese mismo día añadió más leña al fuego: "Parece que en Ñordia se han enfadado un poco. Buenas noches a todo el mundo". Al final borró las publicaciones y dos semanas después, dimitió.

Los Joãos, Mikel Camps y Elena Fort

Los pequeños incendios relacionados con el actual gobierno barcelonista en la popular red de microbloguing no acaban aquí. Hace unos días, los canales oficiales de la entidad publicaron por error un tuit de despedida a João Félix y João Cancelo. Era el 30 de junio, terminaban su contrato de cesión y alguien les puso en el mismo saco que Marcos Alonso, que sí decía adiós de verdad. Minutos después, cuando el ruido ya bramaba en X, el Barça sacó la publicación relativa a la dupla portuguesa representada por Jorge Mendes.

Más ejemplos. Desde los departamentos de comunicación y de presidencia del club se ha tenido que llamar a la orden más de una vez al directivo Mikel Camps a raíz de tuits que ha publicado en su cuenta personal. El sidral más mediático que protagonizó este dirigente fue cuando pió contra Vinícius a finales de octubre del año pasado. "No es racismo. Merece un calbot por payaso", pió (antes de borrarlo) sobre el extremo del Real Madrid durante un partido de Champions.

Camps es adjunto a la portavoz de la directiva, Maria Elena Fort, igualmente bastante activa en X. Por ejemplo, en el marco del caso Rubiales, la abogada, que también es diputada de Junts en el Parlament, se desmarcó en su cuenta del tibio comunicado del Barça con el beso no consentido del expresidente de la RFEF en Jennifer Hermoso, lo que cayó bastante mal en torno a Laporta. A veces, a Fort también le juega malas pasadas el historial de publicaciones. Hay usuarios que le recuerdan los tuits críticos que hacía cuando Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu mandaban en el Camp Nou.

Del Barçagate a los tuiteros que van al palco

Precisamente, el perfil de Fort aparece en los informes del célebre monitorización de redes que Bartomeu encargó a empresas del conglomerado Nicestream para intentar controlar lo que se decía sobre su gobierno principalmente en Twitter. La judicializada trama del Barçagate, destapada por la Cadena SER a principios del 2020, puso de manifiesto las ganas de generar estados de opinión en las redes para contrarrestar intereses opuestos a los de la junta. "Las familias de los directivos les avisan constantemente de lo que se comenta sobre ellos en las redes, y eso hace que se obsesionen", apunta al ARA un ex trabajador del Barça sobre lo que motivó al expresidente ya sus colaboradores a poner en manos de profesionales la creación de perfiles anónimos para defender su gestión, criticar a opositores y luchar por el relato con las cuentas que generaban estados de opinión contrarios a sus intereses.

Algunas de las cuentas de X tildadas de "laportistas" en los informes del Barçagate continúan activos con decenas de miles de seguidores y defienden al gobierno de la actual directiva. Sin embargo, no hay pruebas de que demuestren que su actividad responda a una estrategia atizada desde el Barça actual. Lo que sí puede afirmarse es que Laporta y sus colaboradores, aparte de estar muy encima de lo que se publica en el microbloguing de Elon Musk, reciben el favor virtual casi diario de personas con nombres y apellidos vinculadas al club.

El ejemplo más conocido de esta dinámica lo encarna José Vicente Madolell, un incondicional del presidente que es habitual en la reprobación de medios y periodistas que publican informaciones u opiniones que no le gustan. Madolell no tiene ningún cargo en el club, pero no es extraño verle en el palco del Estadio Olímpico Lluís Companys, de Johan Cruyff o del Palau Blaugrana. Accede en calidad de amigo de Laporta, con quien también desayuna en Europa Café, el bar que hay debajo de su despacho profesional en la Diagonal de Barcelona.

Otra prueba de que el interés por controlar el relato no es exclusivo de Bartomeu está en la contratación de expertos en comunicación para ordenar el discurso. En el actual Barça de Laporta, esta tarea recae Jordi Finestres, periodista y miembro (junto con Masip) del gabinete de presidencia que lidera Manana Giorgadze. Pero el mandatario, tanto antes como después de tomar posesión, complementa estos consejos con consultorías externas que facturan a la entidad.

Los consejos del departamento de comunicación

El club, de forma preventiva, se encarga de dar charlas a los trabajadores para advertirles de los riesgos sobre el uso de las redes sociales en clave azulgrana. "Lo mejor sería prohibirlas, pero como esto no podemos hacerlo, solo podemos pedir el máximo de prudencia", admiten desde el área de comunicación. La gran mayoría, explican, les hacen caso. En el ámbito directivo, algunos directamente no utilizan X u otros, como el presidente Laporta, lo derivan a terceros: antes de volver a la presidencia gestionaba las cuentas su hermana Maite, y ahora se hace desde Barça Identity, la división que gestiona las redes del club y del mandatario. Pero por mayor control que haya, siempre hay alguien que va por libre y se pasa de la raya. "Hacer un tuit es cosa de segundos, pero después debes dedicar todo un día a apagar el incendio", concluyen desde el Camp Nou.

El Barça pide a los periodistas que digan "Spotify Camp Nou"

En otra muestra para controlar el mensaje desde dentro del club, Joan Laporta ha enviado esta semana una carta a los medios de comunicación que siguen habitualmente la información del Barça para pedirles que respeten el nombre comercial del Camp Nou, que desde hace dos años es Spotify Camp Nou en virtud del acuerdo de patrocinio con la empresa sueca. "En el momento de negociar esta alianza quisimos mantener las raíces de la denominación Camp Nou para respetar nuestra historia, lo que agradecemos enormemente a Spotify, dado que en otros estadios la denominación comercial ha imperado por encima de cualquier otra propuesta", manifiesta el presidente del Barça.

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