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La única batalla que Hansi Flick no ha podido ganar

Ansu Fati no cumple los requisitos del alemán para un delantero

Ansu Fati
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BarcelonaHace sol a la salida de la oficina, los campos son verdes, los árboles han florecido, los pantanos rondan el 65% y el Barça aún puede ganarlo todo. Así late, de momento, la primavera del 2025 para miles de catalanes. A pesar del tropiezo del sábado en la Liga contra el Betis, el barcelonismo enfoca los dos próximos meses con una ilusión que no tenía desde 2019 y que lo transporta en 2009 y 2015. Las barrigas hambrientas de Lamine Yamal, Pedri, Raphinha y compañía hacen volar mariposas a las de millones de culés. La próxima prueba, el miércoles (21 h, M. Liga de Campeones) frente al Borussia Dortmund, en la ida de los cuartos de final de la Champions, pedirá la mejor versión de un equipo en el que Ansu Fati es una flor marchita en medio de los brotes verdes.

Mientras sus compañeros, desde Szczęsny hasta Pablo Torre, se ilusionan con la estación del polen y Sant Jordi, el joven delantero hispanoguineano comprueba que Hansi Flick no iba de cacha cuando, con el mercado de fichajes de enero, le recomendó que se buscara una salida. Cuando aterrizó en el Barça, el alemán se permitió ilusionarse con él, pero con el paso de los meses vio que no podía pedirle lo mismo que a los otros atacantes: voracidad sin balón, movilidad generosa y electricidad en el desmarque. En pleno desengaño, el técnico incluso lo probó un ratito en el centro del campo, si bien el experimento tampoco funcionó. Fue a principios de octubre, en el Barça - Young Boys, que se ha convertido en la última participación no testimonial de Ansu en la Champions.

Fati es la única batalla que Flick no ha podido ganar en su primer ejercicio en Barcelona. A diferencia de Raphinha, Lewandowski, Ferran, Pedri o Casadó, que con el alemán han descubierto (o recuperado) su prime, el 10 azulgrana se ha convertido en una causa perdida. Inédito desde principios de enero, cuando tuvo unos minutos en un partido resuelto de Copa ante el Barbastro (0-4), ha rechazado todas las propuestas que ha recibido para probar suerte en un ecosistema menos exigente que el planteado por el Barça actual para un delantero. Cuando otros clubs preguntan por su situación a Deco y Bojan, los dos referentes azulgranas a la dirección deportiva no responden frotándose las manos por un posible traspaso, sino resoplando y levantando las cejas. Son conscientes de que Ansu tiene un contrato de crack hasta el 2027 y que sólo él tiene la receta para acabar con el ostracismo que sufre.

La mala decisión de Jorge Mendes y Bori Fati

Llegados a este punto, el Barça ha pasado de ver a Fati como un activo de futuro a tratarlo como un gasto del presente. El bajón de su rendimiento ha provocado que el club esté dispuesto a cualquier solución que implique verle con otra camiseta y, de paso, ahorrarse una parte, por pequeña que sea, de su salario millonario. Solo Lewandowski, De Jong y Pedri cobran a la actual plantilla azulgrana más que el hispanoguineano, un juguete roto por culpa no sólo del calvario inicial en el menisco, sino por la pésima gestión de las lesiones musculares posteriores asociadas a la inactividad del primer percance. "Si se hubiera hecho caso a los profesionales del club y no tanto a los entornos, a los representantes ya los asesores externos, no habríamos llegado hasta aquí", se lamenta hoy en la Ciudad Deportiva, donde los más veteranos llevan tiempo comparando el bajón de Ansu con el de Samuel Umtiti. Ni uno ni otro aceptaron el quirófano como solución a sus males. Ahora pagan sus consecuencias.

"Sé que no es fácil para él. Lo único que puedo decir sobre los futbolistas que no juegan es que den el 100% para demostrarme que deben jugar más". Son palabras crudas de Flick hacia Ansu, que el sábado, después de un mes cumpliendo escrupulosamente el Ramadán, volvió a ver reducido su papel a un calentamiento sin recompensa. Al contrario de lo que se vislumbra en el horizonte para sus compañeros, para él esta primavera será una estación yerma. Si celebra títulos, lo hará más en chándal que en braga corta.

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