Hay que hacer mucho más para potenciar el deporte femenino

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Alexia Putellas y Bruna Vilamala celebrando el tercer gol azulgrana  contra el Granadilla

BarcelonaMe gustan los Juegos Olímpicos. Tanto, que meses después de la cita, de vez en cuando los recuerdo nostálgico. A pesar de toda la suciedad que se esconde detrás del evento, en cuanto a corrupción, escándalos urbanísticos y luchas políticas, los días de competición disfruto con las historias de superación. Unos días en que todos los países del mundo tienen su momento de gloria, en que descubres nuevos deportes, en que puedes seguir disfrutando del fútbol sin que este deporte que quiero eclipse del todo disciplinas que son más sacrificadas.

Los Juegos, sin embargo, son como un espejismo. Una declaración de intenciones no completa, como un programa político ganador, con palabras que se lleva el viento. En los Juegos de Tokyo las mujeres eran la mitad de las participantes. Unos meses después, el deporte femenino sigue sin existir, más allá de un partido puntual del Barça femenino. Y, a veces, tengo la sensación de que si hablamos de ellas es porque es el Barça. No tanto porque sea femenino. La marca Barça tiene estas cosas. Y una de las pocas cosas buenas que hizo la junta directiva anterior fue potenciar el fútbol femenino aprovechando la querencia que tienen estos colores. La junta actual, por suerte, parece seguir el mismo camino, apostando por llegar a otros deportes.

Pero en 2021 seguimos con muchos partidos de fútbol de la liga española, a veces los de las campeonas, que no se pueden ver por televisión. Entre que los actores principales no se ponen de acuerdo y la falta de interés de otros, puedes encontrarte siguiendo por las redes como se puede si Alexia Putellas lidera un triunfo del Barça fuera de casa. Esto en una época en que la tecnología permite ver cada vez más deportes, de más categorías, por mil plataformas diferentes. La aplicación de un convenio colectivo digno y poder garantizar la profesionalización de toda la Primera División es otro punto de debate. Realidades muy diferentes, promesas que no acaban de llegar. Y siempre con la mirada hacia el extranjero para ver otras ligas en que van unos cuántos pasos por delante. ¿No sería el momento de exigir la igualdad con decretos ley que funcionen de verdad? En Estados Unidos, en los años 70 una ley exigió destinar los recursos del deporte formativo en las universidades a hombres y mujeres, puesto que hasta entonces tenían miles de mujeres estudiantes en los campus pero ni un dólar invertido en su deporte. Fue un momento clave para dar un paso adelante. Se podría empezar exigiendo a los clubes de Primera de fútbol y baloncesto tener un primer equipo femenino profesional si quieren competir en Europa. O si quieren competir en Primera, por ejemplo.

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