Eurocopa

¿Es posible ser independentista e ir con España a la Eurocopa?

Miles de catalanes que no se identifican con el nacionalismo español quieren que la selección de Luis de la Fuente gane a Inglaterra

Lamine Yammal y Carvajal, celebrando el tercer gol de España contra Croacia

Barcelona"Si ahora fuéramos independientes o tuviéramos un horizonte nacional ilusionante, veríamos muchas menos camisetas de España en la calle", tuitea el historiador Sergi Serra. "Los que consideran que sólo es indepe quien quiere que pierda la selección española o quien habla en catalán correcto ya todas horas, ¿no ven que así están condenados a ser siempre una minoría?", se pregunta el periodista Carles Torras. Una búsqueda rápida es suficiente para comprobar que el debate en las redes sociales –y, por tanto, en la calle– existe. Porque la España de Lamine Yamal y Nico Williams –que también es la de Dani Carvajal, Álvaro Morata y Luis de la Fuente– triunfa en Catalunya más allá de los sectores habituales; la base se amplía y todo ello despierta comentarios de todo tipo. roja en la Eurocopa. ¿Cómo puede ser que aficionados y aficionadas al fútbol que no se identifican con el nacionalismo español, que cuando van a votar suelen decantarse por opciones independentistas y que cuelgan la estelada por la Diada animen estos días al mismo equipo que recibe el apoyo de Santiago Abascal o Tomás Roncero? Hay explicaciones que refuerzan los datos de audiencia, que el día de la semifinal frente a Francia fueron extraordinarios (un 67% de cuota). El ARA intenta aportarlas con testigos, razonamientos teóricos y algunos indicadores.

Lamine Yamal y la proximidad

Jaume, de 29 años, ha votado opciones independentistas y va con España en esta Eurocopa. "Si Lamine Yamal marca un golazo por la escuadra no puedo evitar alegrarme", afirma. El suyo es un argumento compartido por Pau (34 años), que reconoce que el espectacular gol del joven de Rocafonda hizo que celebrase con un grito de alegría un éxito de la roja "por primera vez en la vida". Por su parte, Lluís, de 40 años, también coloca a Lamine Yamal en el centro de la explicación: "Es mi ilusión como culé, pero a la vez me planteo si es bueno que gane una Eurocopa siendo menor de edad". Pau es independentista y socio del Barça, mientras que Lluís ha votado opciones soberanistas.

Laura (38 años) simpatizó con la causa independentista y va con España "porque, si no, no sabría con quién ir". Además, ha encontrado en la pareja futbolística de moda un motivo muy poderoso para justificar sus deseos: "Me entusiasma la historia de la familia Williams y también la de Lamine Yamal. El hecho de que estén me ayuda a ir aún más con la roja". El mismo testigo reconoce que animó a la España campeona del 2010 y recuerda a una amiga suya, Claudia, que hace catorce años montaban quedadas para seguir los partidos importantes del Mundial de Sudáfrica. "Aquella España era el Barça con ¡Casillas de portero!", justifica Claudia, queriendo decir que la selección actual no le transmite lo mismo.

La proximidad hace que algunos catalanistas como Gerard (41 años) animen al equipo de Luis de la Fuente: "España juega muy bien y me gusta ver juntos futbolistas que son de aquí, catalanes o del Barça, como Lamine, Pedri, Dani Olmo o Cucurella". Una motivación que Pau secunda diciendo que ha visto todos los partidos de la roja "porque es de quien conozco a más jugadores y es el equipo que hace el juego más atractivo". Guille, catalanista de 40 años, va en la misma línea: "Me siento más cerca de los catalanes que juegan con España que de unos italianos o de unos turcos". En este sentido, también vale la pena dimensionar el matiz de Pau, que reconoce que si Leo Messi estuviera en la Eurocopa seguramente iría con él; o el cuestionamiento de Lluís, que admite que si España jugara la final de este domingo contra los Países Bajos en vez de Inglaterra, animaría a los de Ronald Koeman. La conexión culé manda.

"Esta fiebre por 'la roja' me recuerda que hemos perdido"

Hay independentistas que han encontrado motivos de peso para animar a España en la Eurocopa. En cambio, hay otros a los que les resulta imposible. Eloi (29 años) es uno de ellos. "Este año es el que más tirria me haría que ganaran. En un contexto de derrotas para el independentismo, y teniendo en cuenta lo que representa la selección, tanto por la RFEF como por los medios, que el españolismo reavive en Cataluña me destruye. la roja me recuerda que hemos perdido", manifiesta este votante soberanista, que también lamenta el uso que, según su olfato, la extrema derecha hará de Nico Williams y Lamine Yamal: "Para ellos, apropiarse es facilísimo" .

En la misma línea se expresa Helena (26 años), independentista aficionada al fútbol con unos principios firmes: "Yo voy con quien juega contra España. En ese caso, con Inglaterra. Lo que representa a la selección española no me gusta. El discurso unificador asociado va en contra de lo que pienso. Y ver a todos los jóvenes con las camisetas y las banderas me da miedo. Son un germen de nacionalismo español". Por su parte, Martí (29 años) dice que no puede animar a "una selección que tiene Carvajal" y recuerda que "la última vez que España ganó un título cantaban el Cara al Sol debajo de casa".

El 'soft power' de los estados: el fútbol

Más allá de los testimonios, los porqués también pueden encontrarse en la sociología y en la ciencia política. Uno de los principales motivos del apoyo de algunos independentistas en España, apunta Víctor Climent, sociólogo y profesor en la UB, es que el fútbol genera una identificación de tipo personal. Con la selección hay muchos catalanes y culés que tienen algún elemento al que pueden cogerse: “Cuando ves al Lamine triunfar, te alegras porque sabes que es jugador del Barça, y cuando ves cómo juegan Dani Olmo y Cucurella maldices al director deportivo que les dejó escapar”, afirma. Esa implicación es la que lleva las voces reflejadas antes a animar a España.

Ricard Vilaregut, politólogo y profesor en la UAB, descarta que los independentistas seguidores de la selección sean una gran mayoría, pero que si ocurre no es porque se conviertan de un día para otro en espanyolistas, sino por factores emocionales, como la voluntad de vincularse a "explosiones de euforia". Coincide Climent: “A los humanos nos gusta asociarnos con el ganador”, reflexiona. "Si España hubiera hecho una Eurocopa lamentable, el apoyo a Catalunya sería más bajo", asegura. De hecho, un fenómeno como el de ahora o el del 2010 no se repitió en los Mundiales de 2014 y 2018, donde el papel del combinado español fue discreto, pero recuerda Climent que “la misma gente que celebraba el gol de Iniesta en el 2010 iba después a las manis indepas en 2012”. Esta última reflexión entronca con el debate de Laura con Claudia mencionado más arriba.

Las selecciones forman parte de lo que se conoce como el soft power de los estados, del "nacionalismo banal", explica Vilaregut, en el que se incluyen elementos más y menos explícitos: la bandera que ondea en un ayuntamiento, el DNI que llevamos en el bolsillo, la policía que patrulla por las calles… “Son elementos de los estados y las naciones para legitimarse –detalla el profesor– y que forman parte de un universo simbólico, con la característica de que en Cataluña tenemos dos que conviven”. Consumir o secundar elementos del marco simbólico “opuesto”, explica, no es habitual, pero se manifiesta en fenómenos de masas, cómo puede ser la victoria de la selección, o cómo lo fueron, a la inversa, las grandes manifestaciones independentistas.

Amb quina frase et sents més identificat?

¿Somos españolistas los catalanes?

No del todo. Lo somos como lo éramos en 2010, pero menos que durante el Proceso. Hoy en día, los catalanes que dicen sentirse sólo españoles son muy pocos, sólo el 8%, según el Centro de Estudios de Opinión (CEO), y los que dicen ser más españoles que catalanes, también muy pocos, 4,8%. El 17,8% de los catalanes se consideran sólo catalanes y el 22,4% responde que se sienten más catalanes que españoles. La gran mayoría (43,7%) confiesan ser tan españoles como catalanes.

Son datos similares a los de 2010 ya los de los últimos años, con la distinción de que, durante los años más intensos del Proceso, las identidades española y catalana se acentuaron, en detrimento del sentimiento compartido. De hecho, 2024 es la primera vez desde 2010 que la respuesta "tan catalán como español" queda por encima que la de "sólo catalán o más catalán que español". Todo esto era antes del Proceso, el año del Mundial de Suráfrica.

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