No hay que esperar más

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L'expedició institucional del Barça a València.

Tenía pensado esperar al resultado del Barça de Koeman en Mestalla para escribir esta columna. Como si la ausencia de Joan Laporta en el palco del Johan Cruyff para asistir al pase a la final de Champions del Barça femenino no tuviera la suficiente enjundia de por sí. Como si no fuera lo suficientemente relevante más allá del resultado del primer equipo masculino, como si tuviera justificación que el presidente del club no asista a un partido histórico cuando es la segunda vez que el femenino se clasifica para una final y es el único equipo de la Liga Iberdrola que lo ha logrado. Hay suficientes y numerosos motivos como para sentirse orgulloso y haber apoyado de la manera más visible posible, con su presencia en el estadio, al equipo que el próximo 16 de mayo jugará la final en Göteborg. Pero no. 

La justificación es que debido al protocolo Covid de la LFP, Laporta y compañía -que son unos cuantos: el vicepresidente primero, Rafael Yuste; el vicepresidente del área social, Antonio Escudero; el tesorero Ferran Olivé, el vocal Joan Solé, el CEO Ferran Reverter, el director deportivo, Mateu Alemany, el secretario técnico, Ramon Planes, el director de Relaciones Institucionales Guillermo Amor y el adjunto al presidente en materia deportiva Enric Masip- no podían tener ningún contacto con la burbuja del equipo masculino. Es decir: que no podían viajar en el mismo avión. Un partido era a las 12 del mediodía, el otro a las nueve de la noche. Había tiempo suficiente como para poder asistir a los dos encuentros y a lo único que debía renunciar Laporta era a no desplazarse en el avión privado de los futbolistas. Su elección a la vista está. Y su falta de respeto también. Incluso hay una fotografía de todos puño en alto, señal de la victoria, celebrando eufóricos el pase a la final en Valencia junto a una pantalla gigante en la que se ve, por ejemplo, a Leila Ouahabi, a la que un mes antes de ser presidente del Barça, Laporta ni conocía, ni le sonaba el nombre. 

Por supuesto también hay un tweet de Joan Laporta en catalán, castellano e inglés loando el estilo, trabajo, compromiso y pasión de las jugadoras. Justo de lo que él ha carecido, punto por punto y en cualquier idioma. El postureo era esto. Y no hace falta esperar a ver qué hace el equipo masculino en Mestalla para darse cuenta. 

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