Futbol

Los penaltis de la Eurocopa despiertan las peores pesadillas del fútbol inglés

Johnson se entrevista con representantes de Twitter y Facebook para combatir los insultos racistas

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Una imagen del mural en homenaje a Marcus Rashford, en el muro de un café a Copson Street, en Manchester, que ha sido dañado en un ataque racista después de la final de la Eurocopa

LondresEl fútbol ha puesto el foco en el nido de la serpiente o, mejor dicho, en el nido de los escorpiones: corto y claro, lo peor de un sector envenenado de la afición inglesa. Sin mencionarlos directamente, el primer ministro británico, Boris Johnson, se refirió el lunes en estos términos a los enfermos de racismo que, inmediatamente después de que acabara la final de la Eurocopa, llenaron las redes sociales de mensajes de odio contra los internacionales –todos negros– que fallaron tres penaltis en la dramática tanda contra Italia: Marcus Rashford (Manchester United), Jadon Sancho (Borussia Dortmund) y Bukayo Saka (Arsenal).

En la comparecencia en la que Johnson anunció el levantamiento de las medidas restrictivas anticovid el 19 de julio, el premier hizo, entre otras, las siguientes afirmaciones: "Y a todos aquellos que habéis proferido insultos racistas contra algunos de los jugadores os digo que os tendría que dar vergüenza y que espero que volváis arrastrándoos bajo la piedra de la que habéis salido". Escorpiones, pues.

Pero el mal viene de mucho más lejos, y lo que se ha visto en la Eurocopa, antes y después, es un síntoma más de la intolerancia que sobrevive en estado latente –y que de vez en cuando estalla– en determinados sectores de la sociedad inglesa.

Un mural de homenaje

En Copson Street, en el humilde distrito de Withington, a las afueras de Manchester, un artista urbano que se hace llamar Akse dibujó el año pasado un mural en homenaje a Marcus Rashford. La obra está a cinco kilómetros de Old Trafford, el estadio donde juega cada quince días el atacante del United. Basándose en una fotografía de Daniel Cheetham, la cara de Rashford, de 23 años, aparece satisfecha: y puede estarlo, tanto dentro de como fuera del campo. Una frase de la madre de Rashford hace de leyenda en el grafiti: "Mostraos orgullosos de saber que vuestra lucha será determinante para lograr vuestros objetivos".

Inspirándose en estas palabras que tanto le marcaron de pequeño, Rahsford se distinguió durante la primera oleada de la pandemia, en la primavera del 2020, por la defensa del mantenimiento de los vales de comida gratuitos –a pesar de que los centros educativos estuvieran cerrados– para los estudiantes ingleses más necesitados. Boris Johnson los quería suprimir durante las vacaciones de Semana Santa, pero la campaña en redes sociales que inició Rashford obligó al premier a dar marcha atrás. Johnson le llamó personalmente para informarle de su decisión. 1-0. Gran gol en la portería de Downing Street.

Este domingo, ya por la noche, poco después de que acabara la final, el comentarista conservador Darren Grimes publicó un tuit más bien poco sutil y envenenado con el que quería negar a Rashford su capacidad para jugar también fuera del campo. Decía: "Honestamente, que Marcus Rashford piense en los penaltis y no en política, ¿ que no?". Horas después, ya de madrugada, unos vándalos estropearon el mural de Rashford con alusiones racistas. Los insultos conseguían saltar de Twitter al mundo real. La policía de Manchester ha abierto una investigación al respecto. Este martes, y ya desde última hora del lunes, el mural se llenó con centenares de mensajes de solidaridad y apoyo al jugador, y también con ramos de flores. Manchester y Withington han querido decir no al racismo. Rashford se confesó muy emocionado y "a punto de llorar". Akse restauró su obra en poco más de veinte minutos.

Marcus Rashford lamentándose después de fallar el penalti que lanzó en la tanda para desempatar la final de la Eurocopa.

Críticas a la ministra del Interior

Los insultos racistas contra los jugadores negros de la Premier hicieron que el mundo del fútbol pidiera un boicot testimonial en las redes entre las 15 y las 23.59 horas del 3 de mayo de este año. A su vez, el Manchester United publicó su análisis sobre la dimensión del problema, "relativamente pequeño en cuanto a la escala de la conversación en las redes sociales sobre el fútbol y los jugadores", según Charlie Brooks, director de comunicaciones del club, pero significativa.

Desde septiembre del 2019, los insultos contra los jugadores del United han aumentado un 350%, según la categorización de 3.300 mensajes que los atacaban directamente: "La mayoría de publicaciones racistas contenían la palabra nigger [que casi nadie dice ni escribe en inglés, todo el mundo se refiere a ella como 'N word', y tiene una connotación extremadamente ofensiva] (y las variantes ortográficas) o emoticonos utilizados con intención racista (mono, chimpancé, plátano, gorila)".

La espiral de acusaciones continuó el lunes por la noche cuando el jugador de Inglaterra y del Aston Villa Tyrone Mings criticó en Twitter a la ministra del Interior, Priti Patel, por su "hipocresía". Poco antes de que empezara la Eurocopa, en los amistosos de preparación, un sector de la afición inglesa abroncó al equipo porque se arrodillaba antes de jugar, símbolo de la protesta del Black Lives Matter. Cuando le preguntaron sobre esta cuestión, Patel dijo –a la cadena de televisión ultra GB News– que no apoyaba a "las personas que participan en este tipo de gestos políticos" y que si los aficionados les silbaban "tenían derecho, francamente". Este martes, ante los insultos contra los lanzadores de los tres penaltis fatídicos, Patel dijo, también en las redes, que estaba "indignada". Por eso Mings la tildaba de hipócrita, porque antes no se había mostrado dura contra el racismo.

Por otro lado, los politólogos Johan Rewilak y Daniel Fitzpatrick, en un artículo en The Conversation, afirman que "en los últimos años la celebración de la 'inglesidad' se ha relacionado con una imagen estrecha y excluyente, que se dice que marginaliza a las minorías étnicas". Los autores se preguntan si la trayectoria del equipo de Gareth Southgate ha provocado una "versión más inclusiva de la 'inglesidad'".

Mientras la sociedad y el país continúan con el debate, el primer ministro, Boris Johnson, se reunió en Downing Street con los responsables de las redes sociales para poner freno a los insultos. El fútbol en Inglaterra ha enseñado, una vez más, la cara y la cruz de la sociedad que lo convierte en un fenómeno social. La solidaridad en Withington y los nidos de escorpiones en las redes después de los penaltis de Wembley así lo demuestran.

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