Tenis

Rafa Nadal probará un nuevo tratamiento para llegar a Wimbledon: «No puedo continuar con este dolor»

El jugador de Manacor intenta evitar el quirófano y seguir con su carrera

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Rafa Nadal, con la copa ganada a Roland Garros contra Ruud

BarcelonaLa primera vez que Rafa Nadal jugó en Roland Garros fue el 23 de mayo del 2005. Tenía 18 años. El debut llegó en la pista número 1. Nunca más la volvió a pisar, puesto que rápidamente los organizadores lo fueron pasando a la pista central. De hecho, la pista 1 fue derribada hace unos años. La mayoría de jugadores se forjan en jornadas inacabables en pistas secundarias, con gradas pequeñas y espectadores despistados que no saben mucho sobre los jugadores que están viendo. Con Nadal no ha sido nunca así. Cuando debutó en 2005 sobre la tierra batida de París ya era una estrella. Ya era el número 5 del mundo. "Ya había ganado torneos, ya era un nombre del cual todo el mundo hablaba. Era evidente que era especial", recuerda el alemán Lars Burgsmuller, su primer rival. Burgsmuller se retiró hace años con un solo título en el palmarés (el Open de Copenhague de 2002) y ahora es médico en un hospital y vive alejado del tenis. Nadal, en cambio, todavía juega y acaba de ganar por 14.ª vez en París. Y quiere seguir ganando títulos, a pesar de que no sabe si su cuerpo aguantará.

Aquel 5 de mayo del 2005, Burgsmuller no pudo forzar ni una sola bola de break ante Nadal. Pero el mallorquín acabó insatisfecho con su juego. "Jugando así no soy favorito para ganar nada", se lamentó. Dos semanas después, ya con 19 años (nació un 3 de junio), ganaba su primer Roland Garros ante el argentino Mariano Puerta. Cada año, desde aquel 2005, Nadal celebra su cumpleaños en París. Como si ya estuviera escrito en su partida de nacimiento que le tocaría gran celebración durante las fechas de Roland Garros. De hecho, la afición francesa ya esperaba a Nadal cuando era menor de edad, en 2003 y 2004, pero el manacorí se perdió esas citas por lesión.

Rafa Nadal con la copa de Roland Garros del 2005.

Seguramente era el debut más esperado desde el estreno del sueco Björn Borg en 1973, puesto que Nadal venía de ganar el torneo juvenil Les Petits As con 13 años en 2000, y aquel 2005 había subido de la posición 51 del ranking mundial hasta la quinta después de ganar los torneos de Montecarlo, Roma y el Godó sobre tierra batida quitándose de encima a rivales como Gaston Gaudio, campeón en Roland Garros en 2004, y a Juan Carlos Ferrero, campeón en 2003. "Era especialmente bueno defendiendo, llegaba a todas las pelotas", recuerda Burgsmuller. Aquel Rafa Nadal era un joven descarado que vestía como un pirata, con pantalones y pelo largos, y celebraba los puntos como si fueran goles del Real Madrid, el equipo de sus sueños, y gritaba "¡Vamos!" después de cada punto. A algunos seguidores franceses no les acababa de gustar entonces su estilo poco estiloso y sus tics antes de sacar, siempre agotando el tiempo. Pero Nadal fue demostrando ante todo el mundo que era el mejor firmando actuaciones memorables, especialmente en las finales contra Roger Federer y Novak Djokovic. "Tenía un juego muy agresivo. He ido viendo cómo ha mejorado, cómo ha aprendido. Entonces ya iba con su equipo, donde recuerdo a Carles Moyà. Tenías la sensación de que ya era una estrella y era un jovencito, recuerda Burgsmuller, que ha enseñado a sus hijos el vídeo del partido contra Nadal de 2005.

Solo tres derrotas

Ningún jugador ha dominado tanto un Grand Slam como Nadal. Nadie, de hecho, ha llegado a ganar 10 veces el mismo torneo grande en el tenis masculino hasta que llegó él. Si Djokovic manda especialmente en Australia y Federer ha hecho de Wimbledon su torneo, el nombre de Nadal siempre será recordado por sus títulos en Roland Garros, donde ha ganado las 14 finales que ha disputado. Todas. El primero en caer fue Mariano Puerta. Después, sufrieron Roger Federer en cuatro finales, Novak Djokovic en tres, el austríaco Dominic Thiem dos veces y el sueco Robin Söderling, el valenciano David Ferrer, el suizo Stan Wawrinka y finalmente, el noruego Casper Ruud. "Soy el último de una larga lista", bromeaba el noruego de 23 años el domingo. De estos jugadores, uno ya se ha retirado, Söderling, afectado por una mononucleosis infecciosa. Él es uno de los dos jugadores que ha derrotado a Nadal en París en un partido, en los octavos de final de 2009. El otro es Djokovic, que lo ha hecho dos veces, una en los cuartos de final de 2017 y el otra en semifinales en 2021.

En París, Nadal ha ganado 112 de los 115 partidos que ha jugado. Un dominio nunca visto en el tenis. Pero después de tantos años, el jugador de Manacor sigue sorprendiendo. Esta, de hecho, parecía destinada a ser la gran temporada de Novak Djokovic, el mejor jugador de los últimos años, pero el serbio se perdió Australia después de ser deportado por mentir sobre la vacuna del covid-19 y Nadal consiguió su 21.º Grand Slam de su carrera. En París ha llegado el 22.º. Y todo a pesar de la lesión crónica que arrastra en el pie izquierdo, donde sufre la enfermedad de Müller-Weiss, un tipo de artrosis crónica que le produce mucho dolor. ¿Cómo ha conseguido poder seguir ganando? Su médico, Ángel Ruiz Cotorro, y el fisioterapeuta Rafa Maymó han trabajado duro en un plan de entrenamiento para intentar proteger este pie sin que afecte el rendimiento de un jugador que, por encima de todo, tal como suele explicar Cotorro, "tiene una gran capacidad para aguantar el dolor". Nadal ha modificado las plantillas, las zapatillas y la forma de entrenar para adaptarse a una enfermedad que estará siempre.

"No puedo seguir jugando con el pie dormido"

Nadal ha explicado que una de las claves, claro, es su cabeza. Consciente del problema, se motiva pensando que tiene un reto que superar. "Pero un día la cabeza me dirá basta. Hay que tomar muchos antiinflamatorios para poder entrenar, juego infiltrado, pero no puedo seguir jugando con el pie dormido, ha admitido estos días Nadal, que se pincha calmantes autorizados, con los cuales olvida el dolor, pero pierde mucha sensibilidad en el pie. Básicamente, Nadal lleva unos meses bastante cojo, pero haciendo un sacrificio para poder entrenar y jugar. El jugador de Manacor quiere seguir jugando y ganando. Y para hacerlo, ahora explorará diferentes vías para luchar contra el dolor. "Un tratamiento es una intervención en los nervios para quitarme dolor. Se trata de inyecciones con radiofrecuencia que me pueden ayudar a llevarlo mejor", explica, y añade: "Si conseguimos dejar tocado el nervio, también podría marchar el dolor permanente. Aunque me deje el pie con poca sensibilidad, sería un gran paso".

El mismo Cotorro será el encargado de liderar este proceso los próximos días, con el objetivo de ver si llega a Wimbledon, dentro de cuatro semanas. Nadal, sin embargo, sabe que quizás no saldrá bien. De hecho, la alternativa sería una operación para intentar conseguir el mismo efecto, pero en este caso tendría que estar unos meses sin competir. Se perdería Wimbledon y quizás también el US Open. "Tengo que estudiarlo todo, para entenderlo y valorar si vale la pena parar muchos meses, quizás medio año, sin tener la seguridad de que el dolor se irá", razonaba Nadal después de ganar en París. Ambicioso como siempre, el de Manacor quiere estar en Wimbledon, donde no juega desde el año 2019 y donde ha sumado dos títulos, en 2008 y en 2010. "Quiero estar. Pero ahora no puedo decir si llego. No puedo jugar como lo he hecho a Roland Garros, con inyecciones que me dejan el pie anestesiado. No puedo seguir con esta filosofía de vida", concluye el jugador mallorquín.

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