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Las cinco claves para entender el 'sorpasso' momentáneo del Girona en el Espanyol

La estabilidad que vive el proyecto de los de Montilivi contrasta con los constantes cambios de profesionales y de identidad del RCDE Stadium

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29/11/2024
4 min

BarcelonaGirona y Espanyol viven realidades completamente opuestas. La goleada rojiblanca del pasado sábado en Montilivi sólo confirmó el sorpasso momentáneo de los gerundenses respecto a los espanyolistas desde el 2022. Unos crecen a pasos agigantados, ya disputan la Champions y no se conforman con la permanencia, sino que vuelven a acariciar las posiciones europeas. Los demás, por su parte, sólo piensan en evitar lo que sería el tercer descenso a Segunda en las últimas seis temporadas.

Dos momentos muy diferentes para dos clubs que, cabe recordar, coincidieron en la categoría de plata el curso 2020-21. Entonces, además, el único en alcanzar el ascenso fue el Espanyol. El Girona tuvo que esperar un año más. Pero lo hizo con unos cimientos más sólidos que le están permitiendo consolidarse a la élite con más garantías. El ARA ha analizado cinco aspectos clave para entender las diferencias actuales entre ambos clubs.

Los proyectos necesitan estabilidad

Los logros recientes del Girona se explican, en buena parte, por los aciertos de su director deportivo, un Quique Cárcel que acumula este año una década en el cargo La entidad le hizo confianza pese a los intentos frustrados de ascenso y también después del descenso de 2019, todo lo contrario que el Espanyol, que sólo en la era Chen Yansheng, desde 2016, ha tenido hasta seis máximos responsables deportivos: Àngel Gómez, Lardín, Perarnau, Rufete, Catoira y Garagarza. Stadium. los entrenadores duran 32 partidos, de media. Y Manolo González lleva ya treinta.

Continuidad a una idea de juego

Otro denominador común en Montilivi es la apuesta continuista por técnicos que, por lo general, han intentado apostar por un estilo de juego ofensivo y cada vez más protagonista. Se evitan las decisiones apresuradas y se apuesta por dar confianza en los malos momentos, como ocurrió con Míchel en sus inicios. Un hilo conductor que no se ha seguido en el Espanyol, en el que casi cada momento delicado ha terminado con un cambio en el banquillo que, además, ha ido acompañado de un giro de timón en la propuesta de juego. Renunciar al legado de Rubi, con técnicos como Machín o Abelardo, o pasar de Vicente Moreno a Diego Martínez y Luis García a Ramis, son cambios drásticos que a menudo han penalizado más que ayudado a la plantilla de cada momento.

Generación de expectativas

Los proyectos también se construyen desde el relato y la generación de expectativas. Uno de los grandes errores de Chen Yansheng, nada más llegar, fue verbalizar que quería que el Espanyol jugara la Champions “en menos de tres años”. Una frase apresurada, como lo fue también la no continuidad de Rubi, tras reclamar más ambición al club en su regreso a Europa. A Vicente Moreno, en cambio, le cesaron pese a haber cumplido con todos los objetivos marcados: ascenso el primer año y permanencia en Primera en el segundo. En el tercero tenía que luchar por Europa, como el club le había pedido, pero no acabó dejándole. En Girona, en cambio, impera la tranquilidad: “Debemos ser conscientes de que venimos de un año que nunca se repetirá”, dejó claro el presidente, Delfí Geli, poniendo los pies en el suelo en medio de la euforia . Míchel, de hecho, no se alejó del discurso de la permanencia hasta que la tuvo bien ligada.

Descapitalización de talento

Ya antes de la llegada de Chen, el Espanyol se había acostumbrado a perder sus talentos y sustituirlos por otros. El problema de la entidad blanquiazul es que no ha sido capaz de encontrar relevos de garantías en las piezas que se han ido. Ocurrió con Hermoso, Roca, David López, Darder, Joselu o Braithwaite. En Montilivi, en cambio, Cárcel ha sabido regenerar permanentemente a la plantilla, a menudo a coste cero o con refuerzos a bajo precio.

La continuidad de la misma estructura deportiva, junto con el apoyo del City, le han permitido realizar un seguimiento más específico a jugadores interesantes: sólo en verano de 2023 fichó a Dovbyk, Solís, Yangel Herrera, Iván Martín, Portu, Gazzaniga y Blind, además de incorporar a cedidos Savinho, Eric García y Pablo Torre, por 22 millones. Un año antes, el Espanyol gastó 21 en César Montes, Expósito, Gragera, Vilhena, Pacheco, Álvaro Fernández y Denis Suárez.

Revalorización de activos

Otro de los problemas del Espanyol, y que se acentuará este curso por tener siete cedidos, es la dificultad creciente para vender bien de precio sus activos. El pasado curso facturó 33 millones en traspasos, pero apenas ha ingresado 1,5 millones por Joselu, Melamed, Braithwaite y Pedrosa, cuatro jugadores con los que habría tenido que hacer caja. Antes, además, tampoco fue capaz de generar plusvalías por jugadores por los que pagó mucho dinero, como Raúl de Tomás, Embarba o Vargas. El Girona, en cambio, ya ha entrado en esta rueda: viene de facturar 50 millones entre Dovbyk y Aleix García, y el curso pasado sacó buenos pellizcos por Bueno y Romeu. Fichar barato y vender caro, para poder optar a mejores refuerzos. Sin recursos, no hay más remedio que optar por refuerzos low cost.

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