Agricultura

'Annus horribilis' en el campo catalán

Las heladas, la sequía y la inflación han arrasado un elevado número de cultivos

Albert González Farran
3 min
Fruita malograda por una de las últimas granizadas en Alfés, en el Segrià.

Lleida“Un año para olvidar”. Así se expresa Joan Massot, presidente nacional del sindicato agrario JARC, ante un montón de factores que han llevado a muchos agricultores catalanes a sufrir pérdidas catastróficas este 2022. Su homólogo de Unió de Pagesos (UP), Joan Caball, coincide en decir que ha sido de los pocos años simultáneamente “desastroso” para diferentes sectores. Las inclemencias meteorológicas como las heladas de la primavera, la sequía del verano y las últimas tormentas se han añadido a las plagas de conejos, la inflación meteórica, la especulación por la guerra de Ucrania (sobre todo en el cereal) y las políticas antiincendios del Govern. El campo catalán lo ha sufrido prácticamente todo y queda la incertidumbre de las futuras campañas. “Hay una gran falta de liquidez y los labradores no podrán invertir”, prevé Massot.

180 millones de euros de pérdidas en el cereal

Uno de los sectores más castigados ha sido el cereal, sobre todo el de invierno (cebada, trigo, colza...). En el secano se cosechará un 70% menos y Unió de Pagesos estima una pérdida general de 180 millones de euros en toda Catalunya (125 solo en la provincia de Lleida). En octubre faltó frío para que germinara la semilla; en abril, las heladas arrasaron con los primeros brotes; y los golpes de calor del verano han acabado de rematar un cultivo que también ha sufrido el juego especulativo por la guerra de Ucrania.

A todo ello se tienen que añadir las políticas antiincendios de la Generalitat, que han prohibido segar en determinadas horas de los días más calurosos. “Demasiados condicionantes para un sector ya bastante castigado”, lamenta el jefe sectorial del cereal de UP, Santi Caudevilla. Los precios del mercado del cereal han subido este año sustancialmente (la cebada ha pasado de 210 euros por tonelada a pagarse a 350), pero dicen que no compensará la mala cosecha.

Heladas que arrasan la almendra y la fruta dulce

Las históricas heladas de abril hicieron el mayor destrozo. El departamento de Acción Climática prevé que la cosecha de manzana y pera en Lleida caerá entre un 50% y un 17% según las variedades. Estos datos se suman a las de la fruta de hueso (sobre todo melocotones y nectarinas): de 342.000 toneladas de esta fruta cosechada en 2021 se pasará este año a 165.000, una caída del 70%.

Pero lo peor mal de las heladas se lo llevó la almendra, que ya venía castigada por el frío del año pasado. El ministerio de Agricultura prevé que en Catalunya la cosecha del otoño no llegará a las 3.000 toneladas, un 41% inferior a la media. En algunas fincas de Lleida, la producción será nula.

Los gobiernos catalán y español anunciaron en junio diferentes líneas de ayudas que podrían llegar a los 50 millones de euros para todos los sectores afectados. Pero los sindicatos catalanes aseguran que las pérdidas rozan los 500 millones de euros. A todas las inclemencias del tiempo ya mencionadas se han añadido las tormentas de piedra y agua de agosto, que afectaron especialmente al Camp de Tarragona y el Segrià, han rematado la fruta de hueso y han causado daños en la avellana, la viña y la huerta.

“Los seguros y las ayudas públicas cubrirán parte del desastre”, reconoce Massot, “pero las empresas manipuladoras serán las principales perjudicadas”. JARC estima que esta campaña habrá solo 20.000 contrataciones para la fruta dulce de Lleida, una cifra que supone una caída del 60% respecto al año pasado.

Un aceite más caro

Los productores de aceite de oliva temen que este invierno los consumidores tendrán que pagar más por las garrafas. El incremento de los costes de producción, sobre todo por los carburantes y la electricidad, así como de las materias primas (adobos y piensos) y el material (plástico) están haciendo difícil que las cooperativas catalanas puedan mantener los precios. Caball insiste en que “la administración tiene que resolver esta escalada, sobre todo en el sector energético”.

Obviamente, el olivo tampoco se ha salvado de la sequía. El sector calcula que la producción será este año un 40% más baja en el secano.

Fauna salvaje

Y, para rematarlo todo, los conejos. La Generalitat hace tiempo que mantiene activada la emergencia cinegética. El último censo oficial es de 93 conejos por kilómetro cuadrado en el plan de Lleida, mientras que los labradores aseguran que en sus fincas el índice supera el millar. La fruta, el cereal e incluso el pistacho y la viña están afectados por un animal que lo mordisquea todo. Precisamente, la viña ya llega tocada por un calor que ha obligado a avanzar la vendimia una semana y el sector estima que producirá este año un 15% menos. 

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