Arco Iris no es Arco Iris
La histórica camisería de Gràcia cumple 100 años esta primavera


BarcelonaLa plaza Trilla será una fiesta. Sí, el 28 de junio la camisería Arco Iris de la plaza graciense cumple un siglo de vida. Y estas cosas vale mucho la pena celebrarlas como merecen. Con la colaboración del Círculo de Gracia, un aliado siempre dispuesto, la plaza se llenará de música. Un espectáculo vecinal con coral y bandada que promete estar a la altura de tan festivas circunstancias. Joana Candell y Josep Capdevila, además de ser matrimonio, llevan, como quien dice, toda la vida dedicados a la camisería; ejemplo de resistencia pero también de ilusión dentro de una especie de comercio, el tradicional y familiar de barrio, que todavía conserva menhires irreductibles. Vender ropa es una profesión exigente y agradecida. ¿Sacrificada? También. Debe gustarte el trato con el público, debes dominar los matices más enrevesados e imprevisibles de la empatía, de la conexión con la gente. Guardar sus gustos y manías en la memoria, también las tallas, colores, tejidos que prefieren. Así se siembran los valores que te permiten decir lo que hace tanta ilusión de los "clientes de toda la vida".
Josep Riera y Joana Obre, los abuelos de Joana, abrieron en 1925 un negocio de medias y calcetines justo delante de donde hoy está la estación de metro de Fontana. Pocos años después, a principios de la década de los treinta, ya se trasladaron algo más arriba a la ubicación actual. El nombre tiene una historia hermosa. En plena dictadura de Primo de Rivera, toman el nombre Arco Iris de una revista bastante popular de la época. Cuando, con la llegada de la República, pueden cambiar el nombre al catalán, optan por Arco Iris y no por Arco Iris, como algunos les sugieren. ¿El motivo? Pues que el origen no está en el fenómeno meteorológico sino en la publicación periodística. Acabado el siempre galdoso período de la Guerra Civil, un joven de catorce años llamado Francesc Candell entra a trabajar como aprendiz en la tienda y acaba casándose con la hija de los dueños, Montserrat Riera. Son los padres de Joana, claro. "Mis padres me explicaban que los abuelos siempre decían que durante la Guerra Civil, a pesar de todos los impedimentos, nunca cerraron la tienda, algo que a nosotros sí nos tocó hacer durante la terrible pandemia", explica Joana.
El negocio ha ido creciendo y evolucionando a lo largo de los años, siempre especializado en la ropa de hombre: "El traje normal, el casual tranquilo, elsport clàssic", la nomenclatura de la casa és flexible i entenedora. Als mitjons inicials, van anar incorporant-se de forma molt natural les camises, la peça definitòria d'Arc Iris. "El pare era camiser i feia les camises a mida", recorda la Joana. Avui la varietat de marques i de talles és important senyal d'identitat de la casa. Vestits, samarretes, pijames, corbates, cinturons, barrets, tirants, bates, gorres... Hi ha clients que entren a Arc Iris i saben que els poden vendre tot el que necessitin. Hi ha una particularitat important: des de principis dels anys vuitanta fins fa tres anys, Arc Iris eren dues botigues, l'una davant de l'altra. El 1981 es van animar a obrir una sucursal especialitzada en roba de nadons i gran varietat de regals artesanals. Va funcionar molt bé, amb fantàstic arrelament al barri, un duet de negocis complementaris.
Rumb a la jubilació
Hoy Joana y Josep están enfilando el camino de la jubilación, pero todavía tienen cuerda y dos dependientes muy implicados. La inminente continuidad no está en discusión. "No cierre, ¡eh!", les dicen a menudo aquellos que creen que la celebración del centenario implica poner en peligro la tienda. "Es un trabajo exigente, horarios esclavos, al comercio pequeño y familiar no se le apoya mucho y triunfan las franquicias", argumenta Josep. La clientela es variada pero, sobre todo, de la parte norte de Gràcia, Carmel, Vallcarca y Vall d'Hebron. Y se produce un curioso fenómeno. Abuelo y padre son clientes, pero el hijo de 18 años opta por otras opciones de vestimenta y, cuando tiene 30, le vuelven a fichar por la causa del Arco Iris. Josep, con la cinta métrica colgada en el cuello, se dispone a atender a los primeros clientes del día. Ahora es una época del año especial: "¡Piensa que la semana pasada, en un mismo día, nos pidieron un bañador y una bufanda!"