Unión Europea

La industria bélica se frota las manos con el gran rearme de Europa

Las acciones y beneficios de las compañías armamentistas se disparan en el último mes

Trabajadores de una fábrica de armamento en Alemania.
21/03/2025
4 min
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BruselasSi hay mala marejada, pez en abundancia. La guerra de Ucrania y el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha empujado a Europa a desplegar grandes planes de rearme y, de paso, la industria bélica europea puede salir muy beneficiada. Desde que el régimen de Vladimir Putin inició la invasión en el país ucraniano, los beneficios y el valor de las acciones de las compañías armamentistas de todo el continente no han dejado de aumentar. Ahora bien, se han disparado más que nunca en los últimos días, sobre todo desde que el Pentágono amenaza con abandonar la protección de los aliados europeos y durante la semana que Bruselas presentó su hoja de ruta por incrementar a marchas forzadas la capacidad militar del continente. "[El regreso de Trump] Es bueno para el negocio", admitió en una entrevista reciente en el Financial Times Armin Papperger, el consejero delegado de la armamentista alemana Rheinmetall.

El valor de les accions de les armamentistes es dispara
Cotització de les empreses de defensa europees. Índex en què 100 = preu a inicis del 2022

De hecho, esta empresa es la mayor del sector armamentista a escala europea y una de las preferidas de los inversores. En los últimos cinco años, Rheinmetall ha visto cómo la guerra de Ucrania y la de Gaza –Alemania es la principal exportadora de armas de Europa a Israel– le han permitido multiplicar por 15 el valor de bolsa que tenía al inicio de la pandemia.

En cuanto a los beneficios, las cifras son igual de buenas para la marca alemana: en 2024 los incrementó en un 36% y alcanzó los 717 millones de euros, según los datos publicados por la propia compañía. Los pedidos que recibió Rheinmetall también crecieron sustancialmente y alcanzaron un valor total de 55.000 millones, 22.000 más que en el 2023. El consejero delegado admitió que las perspectivas de crecimiento actuales son las más positivas que "ha experimentado nunca" la compañía.

En el caso de Thyssenkrupp, las acciones también se han disparado últimamente. La compañía, con su sede principal también en Alemania, se dedica a la fabricación de componentes y piezas para el sector de la aeronáutica, así como para la industria automovilística o ascensores. Desde el 1 de enero hasta la publicación de este artículo, ha más que duplicado su valor en bolsa.

Cabe recordar que Alemania era uno de los países europeos que destinaban un porcentaje más bajo de su producto interior bruto (PIB) a la defensa y que, desde el trauma de la Segunda Guerra Mundial, se había erigido en uno de los estados de la UE más pacifistas. Sin embargo, en los últimos años ha roto el tabú del rearme y es uno de los socios de la OTAN que más rápido están incrementando su gasto militar, y que más armas han suministrado a las tropas ucranianas. El gobierno en funciones y el futurible canciller, Friedrich Merz, han anunciado reformas constitucionales para poder endeudarse más e impulsar un gran rearme alemán.

Toda Europa saca provecho

El boom de la industria armamentista europea llega a otros muchos países. BAE Systems, del Reino Unido, ha hecho récord de ventas y beneficios, incrementando ambos un 14% en 2024, hasta alcanzar 28.000 millones y 3.000, respectivamente. Además, ha triplicado su valor en bolsa desde el inicio de la guerra de Ucrania y en el último mes las acciones se han revalorizado cerca de un 40%. Cabe recordar que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha manifestado que priorizará a las compañías europeas en la compra de armamento, aunque se encuentren fuera de la UE, especialmente las británicas y las noruegas.

Esta semana también presentó resultados la italiana Leonardo, que fabrica sistemas electrónicos de defensa para aeronáutica, energía y, entre otros, transporte. Ganó 1.150 millones en el 2024, un 67% más que en el curso anterior, y facturó 17.763 millones, un 16,2% más. De cara al 2025, prevé que los ingresos ascenderán a los 24.000 millones. Por lo que respecta a su valor bursátil, también se ha disparado. Desde el inicio de la invasión rusa contra Ucrania ha crecido más de un 650%.

Las compañías armamentistas de la principal potencia militar de la Unión Europea, Francia, tampoco se quedan cortas. Thales, compañía de electrónica y componentes de la industria militar y aeroespacial, ha incrementado su valor bursátil más de un 200% desde 2022 hasta ahora, y un 75% en lo que va de año. Su facturación ha crecido un 11,7% respecto a 2023, hasta los 20.577 millones, y prevé que en 2025 crezca un 5% o un 6% más en comparación con este año.

En España el caso más destacado es el de Indra, que se dedica sobre todo a las tecnologías de la información y, entre otros, a la ciberseguridad. Desde que empezó la guerra, sus acciones se han ido subiendo un 200%, pero sobre todo se han revalorizado en los últimos 45 días: han crecido un 60%. En cualquier caso, el sector armamentista del Estado se encuentra lejos del peso y la competitividad de la industria bélica de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia.

Perspectivas de oro

Los planes de rearme anunciados, tanto a escala estatal como de forma conjunta en la UE, todavía se están discutiendo, y la mayoría de Estados miembros piden ambición a Von der Leyen, que pretende movilizar unos 800.000 millones de euros en tan sólo cuatro años. España, por ejemplo, sigue presionando para crear unos nuevos eurobonos en forma de ayudas a los gobiernos estatales –como los de la cóvido, pero en defensa– y Alemania asegura que con cuatro años de medidas excepcionales, como la flexibilización de las reglas fiscales, no es suficiente. A largo plazo se prevé que la UE cambiará su plan presupuestario e incrementará sustancialmente el dinero que destina a defensa.

Más allá de la UE, sin embargo, la presión es aún más fuerte. La OTAN, que está controlada de facto por el Pentágono, ya da por hecho que obligará a partir del próximo junio a todos los socios atlánticos al menos a gastarse un 3% o un 3,5% de su PIB en defensa. Solo cinco de los 32 países de la Alianza Atlántica superan la tasa del 3% y España, por ejemplo, está en la cola, en el 1,28%.

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