La recuperación poscovid

La inflación asusta a Alemania

Cortar el suministro de gas ruso costaría 220.000 M€ a la economía alemana

Trabajos de construcción del gasoducto Nord Stream 2 en Alemania, el 2019. Ahora está pendiente de certificación por parte de Berlín.
16/04/2022
4 min

DormuntLa Oficina Federal de Estadística de Alemania lo tiene muy calculado. Un bocadillo clásico para la pausa del trabajo demuestra claramente como se han elevado los precios al consumidor. El panecillo fresco cuesta un 7% más en comparación con el año pasado. La mantequilla, un 20,4%. La lechuga, un 17,1%. Una loncha de queso, un 4,7%. El huevo, un 16,3%. El tomate, un 27%. Y el pepino incluso un 30,3%. Nunca había resultado tan caro hacer la compra, o al menos esta es la sensación, puesto que los incrementos de los precios repercuten en productos que se compran habitualmente como los víveres o la gasolina.

La tasa de inflación en Alemania en marzo fue del 7,3%, la más alta desde 1981. Y el final de esta tendencia alcista no se ve de forma inmediata. La cadena de supermercados Aldi, que es conocida en el sector por marcar el límite inferior de precios, ha anunciado incrementos altos, de entre el 20% y el 50%. Las cadenas Rewe y Edeka también ven inevitable el encarecimiento de productos. Según datos del Oficina Federal de Estadística, el cesto de la compra cuesta a los alemanes un 6,2% más que en marzo de 2021. Y todavía puede ser peor.

“Llegará una segunda ola de subidas de precios y será seguro de dos cifras”, advierte el presidente de la Asociación Mercantil de Alemania, Josef Sanktjohanser. Otro experto, el catedrático de economía de la Universidad Bonn-Rhein-Sieg Thomas Roeb también avisa de más encarecimientos de productos después de que el inicio de la guerra en Ucrania haya disparado los costes de la energía y haya frenado la distribución de productos agrícolas de este país, como por ejemplo los cereales y el aceite de girasol: “De momento todavía vivimos en parte de las provisiones que teníamos aquí y del mercado mundial. Pero Ucrania faltará como distribuidor más tiempo y los precios de la energía también subirán por el ataque de Rusia. Por no hablar de la grave interrupción de los contactos con China debido a las medidas por el coronavirus en aquel país. Así que, con todo ello, no podemos contar con ninguna mejora”.

Los principales institutos de investigación económica de Alemania han reducido drásticamente su pronóstico de crecimiento para la economía del país. El PIB alemán solo crecería un 2,7%, cuando en el informe del otoño pasado los investigadores preveían que sería de un 4,8%. Para 2023, en cambio, el crecimiento pronosticado se eleva del 1,9% al 3,1%, si bien la inseguridad de la guerra en Ucrania puede hacer volver a corregir severamente esta previsión. “En caso de una parada del suministro del gas ruso, Alemania se vería amenazada por una recesión aguda”, asegura el vicepresidente del Instituto para la Economía Mundial (IfW) de Kiel, Stefen Kooths. Es más; en caso de un corte inmediato del gas ruso la pérdida acumulada del PIB se calcula en unos 220.000 millones de euros, lo que corresponde a más del 6,5% de la capacidad de la economía alemana.

En este escenario alternativo que se suspendan los envíos de gas ruso, el PIB alemán solo crecería un 1,9% en 2022 y, en 2023, un 2,3%. “No hay ninguna buena noticia que anunciar”, resume Kooths, que también razona que la invasión rusa en Ucrania ha tenido como resultado un “estrés añadido a las cadenas de suministro” internacionales de primeras materias y mercancías, que ya sufrían el impacto de las restricciones impuestas en todo el mundo por la pandemia.

Riesgo de estanflación

Los buenos datos de producción industrial en enero y en febrero (un crecimiento del 3,2% respecto al año pasado) y el aumento de exportaciones netas señalaban que la economía alemana estaba a punto de acelerar. Pero todo ha cambiado desde entonces. Los expertos subrayan que el impacto de la guerra pesará mucho, tanto sobre la oferta como sobre la demanda, en los próximos meses. Al fin y al cabo, la renta real disponible de los hogares se resentirá y las empresas tendrán cada vez más dificultades para obtener beneficios. “Con los elevados precios de la energía y las materias primas durante un periodo prolongado, posiblemente incluso con interrupciones del suministro energético, una aceleración de la desglobalización y una posible nueva guerra fría, una economía orientada a la exportación y altamente dependiente de la energía [como la alemana] por supuesto que sufrirá. Los planes de apoyo del Gobierno [de Berlín] amortiguarán el impacto adverso de la guerra, pero no podrán evitar la estanflación”, asegura Carsten Brzeski, jefe economista de ING Alemania. La estanflación se refiere a la situación de que un crecimiento económico muy bajo, incluso de estancamiento, va acompañado de un aumento de precios (inflación).

A principios de año, los expertos eran muy optimistas sobre las perspectivas de crecimiento de la economía alemana. Si bien la guerra en Ucrania aún no se ha hecho remarcable en el mercado de trabajo alemán (en marzo bajó la tasa de paro un 0,2% para situarse en 5,1%), todos los otros datos apuntan que la locomotora europea se dirige hacia territorios empinados.

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