La lucha de Las Kellys, una década después: "Estábamos totalmente invisibilizadas"
La principal reclamación de las camareras de piso es todavía el fin de la externalización al sector
BarcelonaEn los últimos años las camareras de piso han experimentado un aumento de la carga de trabajo y una reducción del tiempo que disponen para realizar una habitación, lo que les pone en peligro la salud. En torno al 2014, ya través de las redes sociales, algunas camareras de piso se reunieron para ganar visibilidad y apoyarse sobre su situación laboral y en el 2015 decidieron reunirse en varios grupos territoriales en toda España, que actualmente actúan de forma autónoma.
Bajo el nombre de Las Kellys, procedente de "las que limpian", se consolidaron como asociación en 2016 y se presentaron públicamente en Barcelona, bajo la dirección de Myriam Barros y con el apoyo de otras 2.000 trabajadoras. El sindicato cuenta con un manifiesto concreto para cada uno de los subterritorios y uno general, en el que se pide una jubilación anticipada con un aumento de pensiones decentes, el reconocimiento de las enfermedades inspecciones laborales.
"El gran problema que tuvimos al principio fue que estábamos totalmente invisibilizadas; la gente no nos percibía, ni en los hoteles, ni en cómo limpiábamos", explica Vania Arana, integrante de Las Kellys Barcelona. En aquellos inicios denunciaron cadenas hoteleras y empresas multiservicio, en el 2017 entraron en el Parlamento para defender sus exigencias y más tarde también se dirigieron a la Comisión Europea. Desde un principio han defendido lo que llaman la ley kelly, que es la modificación del artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores para evitar que los hoteles contraten camareras de piso a través de empresas externas y multiservicio, al considerar que supone una gran "desprofesionalización" del oficio. Pese a los cambios impulsados por la reforma laboral del 2021 —en la que se obliga a las multiservicio a pagar a las trabajadoras al menos el sueldo del convenio del sector aplicable—, una camarera de piso contratada por el hotel cobrará según el convenio de hostelería, pero una trabajadora contratada por una empresa externa puede cobrar el salario del convenio de limpieza. Además, Arana explica que hay casos en los que "se han recortado horas de trabajo, pero la carga sigue siendo la misma, de ocho horas".
Una de las reivindicaciones de Las Kellys fue que se reconocieran como enfermedades profesionales diversos trastornos derivados de los movimientos repetitivos de brazos y manos que sufren las camareras de piso. En 2018 consiguieron que el túnel carpiano, la bursitis, la tendinitis y la epicondilitis se consideraran oficialmente enfermedades profesionales. "Cada vez están más aceptadas y muchas camareras de piso ya no tienen tantas dificultades para conseguir que las operen. Pero todavía hay casos en los que nos vienen a buscar porque las mutuas no les aceptan como enfermedad laboral", explica Arana.
La precariedad del sector se hizo notar significativamente durante la pandemia, cuando muchas kellys denunciaron despidos masivos justo antes de la declaración del estado de alarma, que no les permitían acogerse a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTO) por fuerza mayor. Sin embargo, y gracias a la presión social ya las mismas camareras de piso, el gobierno español amplió a los ERTO a los contratos fijos discontinuos. "En cambio, las que estaban en empresas de servicios externos se quedaron en la calle –recuerda Arana–. Muchas cambiaron de sector y se dedicaron a la limpieza de hospitales".
Central de reservas propia
Un momento importante para la asociación fue la iniciativa de crear una central de reservas propia, es decir, un portal para contratar habitaciones de hotel con condiciones laborales justas. La idea surgió después de querer impulsar un sello de trabajo justo y de calidad aprobado en el Parlament en el 2018, pero que no se efectuó por falta de acuerdo con la patronal. En 2021 la entidad organizó un fondo de financiación colectiva y obtuvo en torno a 80.000 euros, pero muchos de los hoteles que tenían pactados cerraron por la pandemia y no sabían hacia dónde ir, explica Arana. Por eso no fue posible activar el proyecto al año siguiente. Sin embargo, la camarera de piso asegura que el plan sigue adelante, pero que buscan un compromiso seguro por parte de los hoteles.
Recientemente el Ayuntamiento de Barcelona anunció que subiría la tasa turística y que parte de estos fondos se destinarían a ofrecer formación a las camareras de piso y desarrollar itinerarios de crecimiento profesional para que puedan asumir otros roles en el sector turístico. Arana lamenta que no hayan hablado con Las Kellys y asegura que la "formación ya la tienen" porque han tenido que transmitirse los conocimientos entre ellas. Además, defiende que algunas de ellas trabajan por vocación en este ámbito y no quieren cambiar de trabajo. La trabajadora reflexiona sobre todo lo que todavía queda por conseguir y aconseja a las futuras camareras de piso que consideren todas las opciones posibles a la hora de buscar trabajo, pensando en su salud.