Sánchez busca cómo salvarse

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa posterior a la destitución de Santos Cerdán
12/06/2025
2 min

El presidente español, Pedro Sánchez, está dispuesto a resistir una vez más, pero esta vez es distinto. Ante los graves indicios de corrupción sobre el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, hombre de estricta confianza desde hace catorce años, el líder socialista ha sido resolutivo con el objetivo de alejarse de la presunta corrupción y salvarse. Sánchez ha obligado a Santos Cerdán a dimitir de todos los cargos, ha pedido reiteradamente "perdón" y "disculpas" a la ciudadanía ya los militantes, alegó "desconocimiento" y "decepción", encargará una auditoría externa de las cuentas del partido y reestructurará su comisión ejecutiva federal. Pese a la gravedad del informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Sánchez no echa la toalla. No habrá elecciones anticipadas, no habrá reforma del gobierno y tiene intención de volver a presentarse en el 2027. Compungido y autoexculpado, Sánchez intenta blindarse en la Moncloa: "Hasta esta mañana [jueves] estaba convencido de la integridad" de Santos Cerdán. Es decir, Sánchez dice que no sabía nada de lo que se acusa a su número tres y expresa una "enorme decepción y una profunda tristeza" por lo que está saliendo a la luz.

No es la primera vez que le ocurre algo así con su entorno inmediato. Mal si no sabía nada y peor en caso de que hubiera tenido indicios. Ya tuvo que deshacerse de su ex ministro y anterior secretario de organización José Luis Ábalos, clave en su ascenso dentro del PSOE. Ábalos ya no es militante del partido, del que fue expulsado. Santos Cerdán por el momento ha sido apartado de todas sus responsabilidades. El informe de la UCO apunta hacia un enriquecimiento personal fruto de comisiones a cambio de obra pública y quizás hacia una financiación ilegal del partido. No es ni mucho menos un tema menor. La regeneración democrática de la que siempre ha hecho bandera a Sánchez pierde credibilidad. Y, desde el punto de vista factual y político, lo que ahora flota en el aire es la duda sobre si en el barro madrileño hay más munición de escándalos contra el PSOE o si la carta de Santos Cerdán era el gran triunfo. Sea como fuere, este caso es grave y deslegitima al presidente, por mucha razón que tenga cuando mira hacia el otro lado del espectro ideológico y le acusa de guerra sucia.

Con una justicia políticamente beligerante en su contra y con un panorama mediático madrileño que le está dejando sin anclajes, el presidente español está cada vez más solo. Veremos hasta dónde llega su capacidad de resistencia, y la de su partido y la de sus socios. elecciones. Sánchez sabe que sus apoyos plurales no le harán caer porque lo que vendría después, una coalición PP-Vox, sería mucho peor tanto para las izquierdas como para los nacionalistas catalanes y vascos. coyunturas políticas, democráticamente sanas, Sánchez presentaría una cuestión de confianza y si la perdiera iría a elecciones. La presión seguirá y se hará cada vez más ruidosa. Su debilidad resulta evidente, pero su manual le llevará a intentar resistir.

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