Al menos 21 muertos en un ataque con misiles en un edificio residencial cerca de Odesa

A pesar de haber concentrado el esfuerzo bélico en el este de Ucrania, Rusia mantiene viva la estrategia de atemorizar a la población con bombardeos en cualquier punto del país. Estos últimos días lo ha intensificado, con ataques contra objetivos civiles en varias ciudades alejadas del frente de combate, en el este. El más reciente, y también más letal, se ha producido la madrugada de este viernes cerca de Odesa, donde han muerto al menos 21 personas y una cuarentena han quedado heridas, según han informado las autoridades ucranianas. Se trata del ataque ruso más mortífero en esta región del sur del país, donde está uno de los principales puertos marítimos del país y el único que todavía no está controlado por los rusos.

Entre los muertos hay al menos un niño de 12 años y entre los heridos cuatro criaturas y una mujer embarazada. Tres misiles X-22 han impactado en un bloque de pisos residencial donde vivían 152 personas en Serhiivka, a unos 80 kilómetros de Odesa. Por la mañana, los servicios de emergencia han dicho que habían podido rescatar a algunas personas, pero que todavía quedaban vecinos bajo los escombros. El portavoz de la administración regional, Serhi Brachuk, ha asegurado que los misiles, "muy pesados y muy potentes", han sido lanzados por aviones que volaban sobre el mar Negro. Los ataques han destruido completamente una zona del bloque de pisos a la una de la madrugada, hora local, y también han provocado destrozos en un edificio residencial cercano y en un camping.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha repetido, en su rueda de prensa diaria, el mensaje oficial de Moscú: "Me gustaría recordar las palabras del presidente: las fuerzas armadas rusas no apuntan a objetivos civiles". Pero el viceministro de Exteriores de Ucrania, Yevhen Yenin, ha asegurado que no había ningún objetivo militar alrededor de las áreas atacadas en Serhiivka. "No esperamos encontrar a nadie más vivo", ha lamentado Yenin, una afirmación que hace prever que el balance de muertos crezca durante las próximas horas.

Este bombardeo llega pocos días después del ataque con misiles a un centro comercial de Kremenchuk, que el lunes causó al menos 18 muertos y 59 heridos, a pesar de que todavía hay más de 30 desaparecidos. Kremenchuk está situada a unos 200 kilómetros de la línea de frente y, desde el inicio de la invasión rusa del 24 de febrero, estaba en una zona relativamente segura, lo que explica que el centro comercial estuviera lleno el lunes por la tarde, con un millar de personas adentro, según aseguró entonces el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Según las autoridades ucranianas, durante la segunda quincena de junio las fuerzas rusas ya han lanzado 202 misiles contra territorio ucraniano. Además de Kremenchuk, en la última semana, Moscú también ha atacado a Kiev –por primera vez en tres semanas, provocando un muerto y seis heridos– y Mykolaiv, donde el miércoles ocho misiles impactaron en una zona residencial y provocaron la muerte de al menos ocho personas.

En el frente del Donbás, el ministerio de Defensa ruso ha asegurado este viernes que las fuerzas rusas y prorrusas han llegado "a las puertas" de Lysychansk, el último gran bastión bajo control ucraniano en la región de Lugansk, después de que la semana pasada Severodonetsk cayera en manos de Moscú. El ejército ruso ha afirmado que los últimos tres días ha tomado una refinería de petróleo, una mina y una planta química en el sur de Lysychansk, así como también una localidad cercana, Topolivka.

Rusia se retira de la isla de las Serpientes

Horas antes del ataque a Odesa, las tropas rusas se habían retirado, el jueves de madrugada, de la isla de las Serpientes, un enclave estratégico a 40 kilómetros de la costa de Ucrania, que tuvo un papel simbólico los primeros días de la invasión, cuando el barco Mosvka –hundido semanas más tarde– instó a los defensores a rendirse. La respuesta que supuestamente recibieron de las tropas ucranianas se hizo famosa: "¡Jodeos!". "La isla de las Serpientes es un punto estratégico y cambia significativamente la situación en el mar Negro. Esto no garantiza la seguridad ni que el enemigo no vuelva, pero limita significativamente las acciones de los ocupantes", aseguró el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en un vídeo este jueves por la noche.

Moscú justificó la retirada asegurando que era un gesto de "buena voluntad" para demostrar que Rusia no interpone obstáculos a los intentos de la ONU de organizar un corredor seguro para extraer los cereales ucranianos a través del mar Negro. El bloqueo por parte de la armada rusa impide que los barcos mercantes salgan del puerto de Odesa, el más importante para las exportaciones de cereales, mientras que otros puertos, incluidos los de Berdiansk y Mariupol, están ahora en manos del ejército ruso. Kiev y la comunidad internacional culpan a Moscú del bloqueo de las exportaciones de grano, que amenaza con una crisis alimentaria global, mientras que el Kremlin culpa a Ucrania por haber minado la costa.

La retirada de la isla de las Serpientes podría suponer un primer paso en este intento de desbloquear el corredor del mar Negro, a pesar de que analistas militares alertan de que Rusia puede seguir amenazando barcos mercantes que lleguen a la costa ucraniana desde el este.