"Si los talibanes no nos dejan estudiar, nos tendremos que quedar en casa"

El portavoz talibán asegura que las niñas de más de 12 años podrán volver a escuela, pero no aclara cuándo

Alumnos de primer curso de educación primaria, a la escuela Zarghona de Kabul
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Enviada especial a KabulAcreditarse como periodista extranjero en Afganistán es ahora más fácil con los talibanes que con el anterior gobierno. En cuestión de horas el Ministerio de Información te facilita una carta que dice algo así como que puedes moverte por donde quieras del país y se te debe facilitar el trabajo. Sin embargo, la mencionada carta no sirve para nada si quieres entrar en una escuela pública para niñas. Es necesario un permiso especial. Una prueba más de que la educación de las niñas es una piedra en el zapato para el nuevo régimen. Pero lo que sorprende más es que el responsable municipal de Educación en Kabul, Ahmad Zamir Ghuara, que ya tenía ese cargo con el anterior gobierno, secunda ahora lo que dicen los radicales y es quien pone más palos en las ruedas. “Espero que no haga un reportaje negativo. Los talibanes están muy comprometidos con la educación de las niñas”, advierte.

En la escuela Zarghona la mayoría de las aulas estaban vacías este martes. El colegio es una de las escuelas públicas para niñas con más solera de la capital afgana. Situado en la zona de Qala-e-Fathullah, tiene 82 años de historia. A pesar de eso se mantiene francamente bien. El edificio tiene dos plantas y se divide en diferentes alas. Los pasillos están decorados con motivos didácticos y las aulas están especialmente cuidadas. En el patio ondea la tradicional bandera de Afganistán, de color negra, roja y verde, e incluso algún mural del rey Amanullah Khan, que fue el más progresista de Afganistán. Durante su reinado se inauguraron las primeras escuelas para niñas. En el colegio no hay ninguna bandera talibán, blanca, ni ninguna referencia al nuevo régimen.

Un aula en la Escuela Zarghona este martes

Aun así la directora, Nasrin Nurzai, evita responder preguntas comprometedoras y criticar al nuevo gobierno. Incluso da a entender que la situación no es tan catastrófica: “Yo creo que los talibanes dejarán estudiar a las niñas”. En la actualidad, sin embargo, solo 2.000 de las 8.500 alumnas de la escuela Zarghona van a clase. El resto continúa en casa en contra de su voluntad porque los talibanes solo permiten de momento la escolarización de las niñas de 7 a 12 años. En consecuencia el horario escolar también se ha reducido a la mínima expresión. Solo hay clase de siete a las diez y media de la mañana, mientras que antes el colegio estaba abierto hasta las cuatro de la tarde. Y la mayoría de las profesoras continúan de brazos cruzados: solo trabajan 62 de las 234 docentes. “El mes pasado pagaron el sueldo a todas, pero no sé qué pasará el próximo”, admite la directora.

En cambio las profesoras no se muestran tan confiadas. Unas cuantas que hablan animadamente en el patio confiesan que temen por su futuro. “Yo soy profesora de inglés y de informática, y no sé si los talibanes querrán mantener estas asignaturas”, dice una. Otras materias también están en la cuerda floja. La educación física, por ejemplo. Las alumnas de educación secundaria en el Zarghona practicaban voleibol, baloncesto, críquet y atletismo.   

Actualmente solo las niñas de 7 a 12 años pueden ir a clase

El portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, ha asegurado este martes que las niñas podrán volver a las aulas “pronto”, pero no ha especificado cuándo. Los alumnos de educación secundaria –varones-, sin embargo, ya regresaron el sábado pasado. “Estamos finalizando algunos detalles”, ha argumentado. Esos detalles son, ni más ni menos, que niños y niñas estudien en aulas separadas. En las escuelas públicas eso ya era así con el anterior gobierno, tanto en educación primaria como secundaria. Pero no en los centros privados. Y ahí está el problema. Además profesoras daban clase a niños y profesores a niñas, y eso ahora tampoco será posible.

En las aulas de Zarghona se oye a las alumnas repetir la lección en voz alta como si fueran loritos. La educación aquí se basa mucho en memorizar y poco en pensar. Sin embargo, choca la respuesta que dan algunas alumnas cuando se les pregunta qué quieren ser de mayores. “Yo quiero ser artista porque me gusta pintar”, contesta una, Kausar, de 12 años. Otra, Hena, de 13, dice que ella quiere ser ingeniera, y además sabe perfectamente qué hacen los ingenieros: “Construyen edificios y ciudades. Yo quiero hacer escuelas”. ¿Qué harán si no pueden ir a universidad? Las dos se quedan mudas un instante y después dan la misma respuesta: “Pues quedarnos en casa”.

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