Estados Unidos

De las amenazas de muerte al sentimiento "liberador", la metamorfosis del doctor Fauci

El jefe epidemiológico de los Estados Unidos no ha dejado nunca de defender la ciencia pero ahora lo puede hacer sin complejos

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Anthony Fauci, asesor especial del presidente Joe Biden sobre covid -19, a la sala de prensa de la Caso Blanca.

Un día del año pasado Anthony Fauci recibió un sobre en su casa y al abrirlo un estallido de polvo blanco le cubrió la cara y el pecho. "Tenía que ser una de tres cosas: un engaño; ántrax, que significaba que tendría que pasar un mes tomando Cipro; o, si era ricina, estaba muerto, adiós", explicó hace pocos días en una entrevista en el New York Times el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, Anthony Fauci, el hombre a quien Trump amenazó con despedirlo y que ahora es el principal asesor de Joe Biden sobre la pandemia de covid-19. Desde su primera aparición en la sala de prensa de la Casa Blanca con la nueva administración, Fauci admitió la sensación "liberadora" que le producía poder hablar, finalmente, del covid-19 basándose solo en la ciencia.

Liberado por fin de Donald Trump, Fauci parece otra persona. Con una presencia constante en los medios de comunicación, sigue hablando con la seriedad y rigurosidad de siempre, "totalmente basado en la ciencia", como hacía antes, pero con un tono mucho más abierto y desenfadado. Sin filtros. Y sin arriesgarse a ser despedido. "He querido venir a tu programa durante meses y tú me lo ibas pidiendo desde hace meses, pero estaba bloqueado. Digamos las cosas como son, lo habían bloqueado", le dijo a Rachel Maddow, una de las presentadoras estrella de la MSNBC y una de los iconos de la "prensa liberal" que estaban en la diana de Trump.

Anthony Fauci en una entrevista a la CNN

El propio Fauci también estuvo en el punto de mira de los seguidores más extremistas de Trump, como los conspiracionistas de QAnon y los ultraderechistas del movimiento anticonfinamiento impulsado por el presidente. Afortunadamente, el polvo blanco de ese sobre resultó ser inocuo, pero las amenazas de muerte siguieron y también los "acosos" a su mujer y a sus hijos. Él había tenido que recibir protección de los servicios secretos ya desde el 28 de marzo. Todo por atreverse a imponer los datos científicos, aunque fuera a expensas de contradecir al presidente de los Estados Unidos.

"¡Oh, Dios mío!", dice que pensó cuando oyó que Trump recomendaba en rueda de prensa inyectarse desinfectante en el cuerpo. En esa rueda de prensa, Fauci ya no estaba junto al presidente, desterrado de la sala de prensa de la Casa Blanca para ser "demasiado negativo", según Trump. "Yo intentaba expresar la gravedad de la situación, y la respuesta del presidente era siempre: «Bien, no estamos tan mal, ¿no?» Y yo le decía: «Sí, estamos muy mal»", explica Fauci. No lo decía directamente, pero Trump intentaba convencerlo de que minimizara la gravedad de una pandemia que ahora mismo ha matado a más de 440.000 personas en los EE.UU., con 26 millones de contagios.

Incluso la asesora científica de Trump, que sí estaba presente en esa rueda de prensa, Deborah Birx, ha admitido ahora que "siempre" tuvo en la cabeza dimitir: "¿Por qué tendría que haber querido ponerme en esa situación?", se pregunta Birx, que anunció que se retiraba poco antes de las elecciones.

Entrevista a Deborah Birx, ex assessora científica de Donald Trump

En varias entrevistas que ha dado estos días ha relatado las "cosas surrealistas" que pasaban en la Casa Blanca de Trump, donde había gente que llamaba por teléfono para decirle al presidente que esto o aquello funcionaba de fábula contra el covid-19 y él lo decía después en rueda de prensa. Las anécdotas tenían más peso que la ciencia, dice. Y esto es precisamente lo que lo convenció de no dimitir. A pesar de que había otros científicos honestos en el equipo contra el covid de Trump, como la propia Birx, Fauci dice que tenía la sensación de que si se iba desaparecería "el único representante de la ciencia" que se atrevía a hablar en ese gobierno.

Con Joe Biden, en cambio, la ciencia vuelve a estar al frente de la respuesta a la pandemia (y de muchas políticas, como la climática) y Anthony Fauci no puede estar más exultante. A sus 80 años, ha asesorado a hasta siete presidentes de los Estados Unidos, de Ronald Reagan al actual inquilino del Despacho Oval, pero nadie como Trump lo había puesto nunca tanto en el centro de la polémica. Convertido en villano para la mitad del país y en héroe para la otra, el doctor Fauci por fin no está solo defendiendo la ciencia.

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