Pandemia

Bélgica: el epicentro europeo de las vacunas

El país acoge plantas de producción de Pfizer, AstraZeneca y CureVac

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La fábrica de la farmacéutica americana Pfizer a Puurs (Bélgica)

Bruselas / PuursDesde Bruselas, en dirección a Anvers, una carretera ancha, recta, de circulación fluida llega en poco más de media hora a Puurs, un pueblo en medio de Flandes. A medida que una se acerca, cada vez hay más camiones. Van a cargar en las múltiples fábricas que llenan los arcenes de la vía antes de que aparezcan sobrias casas flamencas. Una de estas fábricas está especialmente ajetreada desde diciembre. Produce masivamente para todo el continente la primera vacuna contra el coronavirus que se empezó a distribuir en Europa: la de Pfizer-BionTech.

Puurs no aparece en ninguna guía de Bélgica para turistas, pero los últimos meses ha llenado páginas de diarios y telediarios de todo el mundo. "Me gusta decir que somos la pequeña villa farmacéutica", dice orgulloso al ARA el alcalde, Koen Van den Heuvel. Desde diciembre, cuando empezaron a salir los primeros camiones de vacunas, Van den Heuvel se ha acostumbrado a atender a periodistas de todas partes y ha aprendido a dejar caer titulares: "Estamos orgullosos de poder contribuir desde nuestro pequeño pueblo a la recuperación de la normalidad en todo el mundo". La fábrica de Pfizer está a las afueras, es inmensa y son visibles las renovaciones recientes de parte de su infraestructura. Solo en 2020, contrató a 400 personas más.

Una portavoz de la compañía explica que la historia de Pfizer en Puurs se remonta al 1963, cuando adquirió una sucursal de otra farmacéutica norteamericana. Estaba en el lugar adecuado en el momento adecuado. Después de la Segunda Guerra Mundial, dice el alcalde, las autoridades construyeron una red de infraestructuras que dejan Puurs a una media hora de Bruselas, con un aeropuerto que a la larga se ha especializado en el transporte de medicamentos, y también de Amberes, con uno de los puertos más importantes de Europa. Al mismo tiempo, el gobierno federal supo hacer el país atractivo para las inversiones extranjeras con una serie de leyes que, mejoradas con el Pla Marshall, convirtieron la región en terreno fértil para empresas extranjeras como Upjohn (que después compró Pfizer en Puurs).

El idilio entre Bélgica y el sector farmacéutico

Sin embargo, la historia de Puurs es la miniatura perfecta para explicar la idílica relación entre Bélgica y el sector farmacéutico. No es solo Pfizer quien tiene una importante presencia en Puurs (da trabajo a unas 3.000 personas). Junto a su planta hay una de la multinacional sueca Novartis, que sumada a otras pequeñas start-ups del sector, eleva a 5.000 las personas del pueblo que se ganan el sueldo con la farmacéutica. Pero esta corresponsal podría haber viajado también hasta Seneffe, un municipio más pequeño que Puurs, a 40 minutos de Bruselas, donde AstraZeneca tiene una de las plantas que fabrican la vacuna de Oxford. O podría haber elegido Wavre, la ciudad belga donde GSK Vaccine producirá la vacuna de CureVac una vez aprobada.

Bélgica es ahora mismo, pues, el epicentro de la producción y distribución de vacunas del continente, porque ya era una potencia farmacéutica antes, tanto en producción como en investigación. Representa solo el 2,5% de la población de la UE, pero ya en 2019 significaba el 13% de las exportaciones biofarmacéuticas del bloque. No es casualidad que el asesor de la Comisión Europea en coronavirus, Peter Piot; el director científico de Johnson & Johnson, Paul Stoffels; el presidente de CureVac, Jean Stéphenne, y una de las cabezas pensantes del equipo de Oxford que ha desarrollado la vacuna, Bruno Holthof, compartan además de la lucha contra la pandemia, el pasaporte belga.

Empezamos por la historia: "Tres familias ricas fundaron tres gigantes del sector hace décadas. La empresa más conocida es Janssen, ahora en manos de Johnson & Johnson, fundada por Paul Janssen después de la Segunda Guerra Mundial. Antes, sin embargo, Emmanuel Janssen fundó UCB, ahora una multinacional con más de 7.500 trabajadores. La tercera es Recherche de Industrie Thérapeutiques (RIT), de la misma época y que después aconteció, a través de varias adquisiciones, la gigante GSK", explica el barón Jean Stéphenne, expresidente de GSK y ahora presidente de CureVac. Y como explica un ex compañero de Stéphenne, el doctor y ex CEO de la biotech Imcyse, Pierre Vandepapeliere, estos fueron los fundamentos que después permitieron ir construyendo el valioso sector belga.

"Lo más complicado es tener el conocimiento y pericia base que atrae a las grandes empresas para que encuentren trabajadores cualificados. Después algunos pudimos salir de estas grandes compañías con una experiencia que no se adquiere en la universidad y hacer crecer el sector", dice Vandepapeliere, que también asesora los investigadores de la Universidad de Lovaina en la investigación de una vacuna contra el coronavirus. Como el alcalde de Puurs, coinciden en resaltar la importancia de unos políticos con una visión clara para el sector a la hora de incentivarlo: "Por ejemplo, cuando creas una empresa o una nueva división, las cotizaciones a la Seguridad Social del primer investigador que contrates están exentas", dice Vanderpapeliere, que elogia en particular el gobierno de Valonia por haber puesto a disposición de las empresas emergentes carísimos laboratorios para facilitarles el crecimiento. Según Eurostat, Bélgica invierte 1.079 euros por habitante en I+D, tres veces más que España y una cifra parecida a Finlandia o Alemania.

Sin embargo, no es solo la inversión pública o los incentivos fiscales. "En Bélgica hay muchos fondos especializados, si se compara con la medida del país", dice Vanderpapelier apuntando que en España solo conoce dos, los barceloneses Ysios y Asabys. "El dinero público sirven para empezar pero después hace falta capital privado y experto", concluye. Y todas las voces consultadas recalcan también la importancia de la academia. Bélgica tiene expertos de primer nivel en inmunología y epidemiología en las Universidades de Lovaina y Gante.

Y, por último, la geografía: "Para ser un país tan pequeño, Bélgica está en el centro de Europa, muy conectada por carretera, tren, avión y barco", dice David Gering, portavoz de la patronal farmacéutica belga, pharma.be. Pero también es clave haber condicionado las infraestructuras en el sector. "No puedes exportar medicamentos desde cualquier aeropuerto, hace falta que estén preparados con las instalaciones de refrigeración correctas, por ejemplo, y Bélgica tiene dos aeropuertos preparados (Lieja y Bruselas)", apunta.

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