"¡Xi Jinping, dimisión!": un movimiento de protesta inédito se extiende por China
Se registran manifestaciones en varias ciudades del país en contra de la política de covid cero y el control exhaustivo del régimen
PekínEs un grito prácticamente inédito, y cargado de simbolismo social y político: "¡Xi Jinping, dimisión!", se ha escuchado en las últimas horas en China, donde se han registrado manifestaciones y protestas en varias ciudades del país. La gente sale a la calle para mostrar su cansancio y descontento por los largos confinamientos, fruto de la estricta política de covid cero que Pekín se empeña en mantener, pero también señalando al régimen de Xi, que se acaba de asegurar un histórico tercer mandato, y exigiendo reformas.
Este lunes dos grupos de manifestantes, que sumaban unas mil personas, se han concentrado cerca del río Liangma en Pekín, mientras la bolsa ha sufrido un batacazo por el miedo de los inversores a que las protestas acaben desestabilizando a la segunda economía del mundo. Esta mañana se ha anunciado un nuevo récord de contagios diarios con 40.347 nuevos casos.
En las redes sociales se acumulan los ejemplos, en forma de vídeos que se convierten en virales y que, por lo tanto, consiguen esquivar al aparato censor del gobierno chino –aunque sea momentáneamente, puesto que Pekín los intenta borrar rápidamente–. Se ven manifestantes en Shanghái gritando "Muerte al Partido Comunista" o, como se ha mencionado, pidiendo la dimisión del presidente chino. En Pekín, en las concentraciones en la Universidad de Tsinghua, una de las más prestigiosas de China y donde estudió Xi Jinping, los estudiantes no solo han pedido poner fin a los confinamientos, también han coreado “Libertad” y “Queremos democracia”. Y en ciudades como Xian, Nankín, Chongqing, Chengdu o Wuhan se puede oír cómo la gente clama “Queremos reformas”, “La libertad triunfará, “No queremos dictadura” o “No a los confinamientos, queremos libertad”.
Los manifestantes muestran pancartas en blanco como señal de protesta para protegerse y no ser denunciados por exhibir lemas contra el estado. La hoja en blanco simboliza la falta de libertad de expresión. También cantan irónicamente ante la policía el himno nacional para evitar represalias. Un himno cuya letra empieza diciendo “Levantaos aquellos que rehusáis ser esclavos”, y que repite: “Levantaos, levantaos, levantaos. Millones de personas, pero un solo corazón”.
A pesar de que las manifestaciones son aisladas, y no se puede hablar de una revuelta parecida a la de Tiananmén en 1989, muestran el grado de disgusto y cansancio de la población: más allá de las restricciones por la pandemia, pesa el control exhaustivo que el gobierno tiene en prácticamente todos los ámbitos de la vida diaria. También es significativo que se produzcan movilizaciones en universidades como las de Pekín, Nanjing o Shanghái, consideradas la élite del mundo académico. Las universidades se han confinado numerosas veces y los alumnos están cansados de vivir durante meses aislados en el campus, e incluso encerrados en dormitorios compartidos. En Shanghái es donde se han producido las protestas más numerosas. Ha habido detenciones y los manifestantes increparon a la policía, recordándoles que tienen “la obligación de defender al pueblo”.
Las inusuales protestas políticas representan todo un desafío para el gobierno de Xi Jinping, precisamente cuando ha ratificado un tercer mandato y se ha convertido en el presidente con más poder en sus manos desde Mao. La política de covid cero, además, está estrechamente ligada a su persona, puesto que la propaganda oficial asegura que es una iniciativa impulsada directamente por él.
¿Una estrategia que no funciona?
Después de tres años de pandemia, China vive ahora mismo el peor rebrote desde el inicio del covid-19 y registra diariamente cifras récord de casos. Un hecho que genera todavía más dudas sobre la efectividad de la política de covid cero, que incluye estrictas cuarentenas en centros de aislamiento, junto con el cierre de barrios y edificios para confinar en sus domicilios a los contactos cercanos de un contagiado, tenga síntomas o no. Las medidas, que contrastan con el enfoque que gran parte del mundo tiene ahora respecto a la pandemia, provocan la paralización de la actividad económica y el rastreo masivo de movimientos de la población.
Uno de los detonantes de las protestas ha sido la muerte de al menos diez personas en un incendio en Urumqi, la capital de Xinjiang. El edificio estaba confinado y bunkerizado por las medidas anticovid, hecho que provocó que los bomberos tardaran mucho en poder acceder. El incendio de Urumqi interpela a la sociedad china, ya que los ciudadanos sienten que esto le puede pasar a cualquiera. La obsesión por confinar a la población hace que se vean edificios con puertas cerradas con candados en el exterior o incluso entradas tapiadas con planchas de hierro. Se ha advertido en numerosas ocasiones de que son medidas peligrosas para los residentes, como se ha comprobado en esta ocasión.
Algunos barrios de la ciudad llevaban más de cien días cerrados. Mantener a la población aislada en casa tanto tiempo, cuando da negativo a las pruebas PCR, no tiene ninguna justificación sanitaria. Son medidas políticas para impedir la movilidad y reducir la posibilidad de infecciones. Los funcionarios locales reciben muchas presiones para que no haya contagios y, si se propaga el virus, suele haber depuraciones.