Lagarde reclama desencallar ya los fondos antipandemia mientras Hungría reitera el veto

Los líderes europeos se reúnen telemáticamente hoy con pocas expectativas de una solución

Júlia Manresa Nogueras
3 min
La presidenta del BCE, Christine Lagarde.,

BruselasLas instituciones europeas cierran filas ante el chantaje de Hungría y Polonia (y desde ayer también Eslovenia) que impide la aprobación definitiva de los fondos europeos antipandemia. Este jueves ha sido la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, quien ha exigido que el fondo de recuperación de 750.000 millones de euros se ponga en marcha "sin más dilación" porque la segunda oleada de la pandemia ya empieza a impactar "severamente" en la economía de la eurozona. La dirigente francesa ha hecho este llamamiento el mismo día en el que los jefes de estado y de gobierno de la Unión Europea se reúnen virtualmente en una cumbre que se prevé tensa porque la agenda, que inicialmente tenía que ir dedicada al coronavirus, ha quedado monopolizada por el veto de Budapest, Varsovia y Ljubljana.

Pero se esperan pocas soluciones para deshacer el veto. Fuentes diplomáticas descartan que este jueves se encuentre la manera de conseguir el sí del bloque liderado por el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, porque es "demasiado temprano". Y las últimas declaraciones desde Budapest no hacen pensar lo contrario: "Las probabilidades de que el presupuesto y el paquete de recuperación sean aprobados en su forma actual son cero", ha sentenciado el ministro de Gobernación húngaro, Gergely Gulyás, reafirmándose así en el veto a pesar de los llamamientos del resto de líderes europeos.

La situación, aun así, lo requiere: "A pesar de que las últimas noticias sobre las vacunas son alentadoras, el aumento reciente de los casos de coronavirus y la reintroducción de medidas de contención están aumentando el ya elevado nivel de incertidumbre y suponen un serio desafío para la economía de la eurozona y la global", ha insistido Lagarde.

El Banco Central Europeo (BCE) cumplió con su parte en junio, cuando aprobó un paquete de estímulos de hasta 1,35 billones de euros para hacer frente a la recesión provocada por la pandemia. Y está dispuesto a más. Se espera que este diciembre amplíe todavía más el programa de compra de deuda, tal como ha reiterado este jueves, cuando ha recordado que el consejo de gobierno del BCE "evaluará cuidadosamente" los nuevos datos y "recalibrará sus instrumentos como sea apropiado para responder a la situación". Todas las opciones están sobre la mesa, ha dicho, pero se abordará la segunda oleada con "el mismo enfoque y determinación".

El secuestro de los fondos europeos

Pero no se puede decir lo mismo de los mecanismos que la Unión todavía no ha podido poner en marcha. Los gobiernos, a través de sus haciendas y un endeudamiento apuntalado precisamente por las inyecciones del BCE, han tomado medidas como por ejemplo la financiación de ERTEs en España que tanto Lagarde como la Comisión Europea han elogiado. Pero no todos tienen la misma fuerza y capacidad de reacción, porque, como advirtió el miércoles Bruselas, las debilidades estructurales de economías como la española se están agravando y el elevado nivel de deuda pública puede pasar factura a largo plazo.

El julio pasado fueron necesarios cuatro días con sus noches para que los jefes de estado y de gobierno acordaran un paquete de 750.000 millones de euros para los países más afectados por la crisis del coronavirus. Estos millones se suman a los 1,1 billones de euros del presupuesto europeo hasta el 2027, que tiene que servir para canalizarlos. Pero aquel era un acuerdo político que no implicaba la aprobación final. Hacía falta todavía la posición del Parlamento Europeo y la ratificación de todos los Parlamentos nacionales para cuestiones como por ejemplo la emisión de deuda que tiene que hacer la Comisión Europea para conseguir el dinero, y aquí es donde ha descarrilado.

En julio, los líderes redactaron de manera expresamente abierta y ambigua la cláusula que tiene que vincular los fondos en cuanto a principios como la separación de poderes o la independencia judicial para que Hungría o Polonia dieran el sí. Ahora, cuando se ha detallado esta cláusula, estos mismos países (que tienen procedimientos abiertos justamente por vulnerar principios del estado de derecho) se han opuesto y han secuestrado el conjunto de los fondos. Fuentes diplomáticas descartan que se vuelva a la casilla de salida a pesar del veto, y sobre la mesa hay opciones como incluso dejar fuera a estos estados de los fondos europeos. Pero este sería un extremo más que indeseable para la unidad de la Unión Europea.

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