Guerra entre Israel y Palestina

La crisis de los rehenes pone a Netanyahu contra las cuerdas

Se multiplican las manifestaciones que piden un cambio de liderazgo en Israel y el retorno inmediato de los secuestrados

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Familiares de los rehenes se manifiestan este lunes ante el parlamento israelí en Jerusalén para exigir que el gobierno actúe para su liberación.

JerusalénCientos de personas levantan las fotografías de sus familiares y amigos secuestrados por Hamás. Con los brazos en alto y los retratos en sus manos, miran hacia el Parlamento israelí, en Jerusalén. "Llévelos a casa!", gritan. La frustración del entorno más cercano a los rehenes, que se extiende entre buena parte de la sociedad israelí, se dirige cada vez más hacia el gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu. Critican su falta de acción y comunicación sobre el esfuerzo por liberar a sus seres queridos. "No pueden quedarse en Gaza más tiempo. Ya ha pasado un mes. Son familias, personas mayores, bebés... No tiene ningún sentido. Solo quiero que los lleven a casa, me da igual como", dice entre lágrimas Ayelet Eshel, tía de Alon Shamriz, uno de los 241 rehenes en manos de Hamás. "No quiero ninguna negociación. Quiero que Alex vuelva a casa. Y quiero que Gaza desaparezca del mapa", dice con contundencia Shaylee Hamami, amiga de infancia de Alex Lobanov, secuestrado durante el ataque al festival Nova de Re' im.

En los últimos días, las manifestaciones que reclaman el regreso de los rehenes se han multiplicado en todo Israel: Tel-Aviv, Haifa, Jerusalén, Beerxeba, Elat... Entre las consignas, se oyen gritos exigiendo que Netanyahu dimita. O incluso, que acabe en prisión. Además de la gestión de la crisis de los secuestrados, los israelíes culpan al primer ministro de los errores estratégicos, de defensa y de inteligencia que facilitaron la ofensiva de Hamás, el pasado 7 de octubre. "En cualquier país normal, Netanyahu ya habría dimitido. El problema con él es que no entiende o no quiere entender que es el responsable y que debe dimitir y dejar paso a otra persona", opina el profesor de ciencias políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén Gideon Rahat. "Él es la persona responsable de que Israel fuera cogida por sorpresa en este ataque, que supuso el asesinato de 1.000 civiles y varios cientos de soldados", asegura, en conversación con el ARA.

Antes de la guerra, Netanyahu ya se encontraba en una situación política crítica debido a su polémica reforma judicial. En las calles, miles de personas se concentraban cada semana para pedir su dimisión y un freno al proyecto legislativo, ya Knesset, sus socios de extrema derecha y religiosos le exigían más contundencia en las reformas, mientras la oposición en bloque pedía que diera un paso al lado. Desde el inicio de las hostilidades, la situación se ha repetido. Pero esta vez con la gestión de la guerra en su punto de mira. Así, los aliados conservadores de Netanyahu le presionan para tener más mano dura con Hamás y con los palestinos en Gaza y Cisjordania, mientras que "los partidos comunistas y árabes solicitan un alto el fuego", y las izquierdas –muy minoritarias en el Parlamento – piden que dimita, dice Rahat.

Gobierno de unidad nacional

Sin embargo, Netanyahu cuenta desde el 11 de octubre con un aparentemente amplio apoyo a la Knesset, gracias a la formación de un gobierno de emergencia de unidad nacional. Ese día el ex ministro de Defensa y antiguo jefe del estado mayor del ejército Benny Gantz se unió al ejecutivo junto con los otros 11 diputados de su partido, Unidad Nacional. Gracias a esta incorporación, el primer ministro cuenta ahora con una mayoría absoluta de 76 diputados, conformada por siete partidos distintos, pero suficiente para gobernar con comodidad. Sin embargo, Rahat no descarta que pueda haber cambios y que Netanyahu acabe perdiendo el poder. "Hay buenas posibilidades de que esto ocurra, pero es difícil de saber. La actual coalición [sin Gantz] tiene 64 de los 120 diputados de la Knesset, por lo que basta con que cinco personas piensen que hay que sacarlo del gobierno", concluye el profesor.

Según Rahat, el líder de Unidad Nacional, Benny Gantz, que fue una de las voces más críticas con Netanyahu durante la reforma judicial, podría decidir abandonar el gobierno de emergencia y tendría fuerza para aglutinar apoyos suficientes para formar un ejecutivo liderado por él: "Es muy popular", dice el experto. Sin embargo, habría otros nombres posibles para convertirse en primer ministro. El líder de la oposición, Yair Lapid, por ejemplo, podría ser una alternativa: "No es demasiado popular, pero su expediente es lo suficientemente bueno", indica Rahat. El profesor dice también que el ex primer ministro Naftali Bennett, aliado de Lapid en la anterior legislatura y retirado de la política desde 2022, podría ser un candidato de consenso: "Tiene buena imagen, si se busca un gobierno de derechas" . "También hay gente de fuera del sistema que está intentando entrar, como Yossi Cohen, ex director del Mossad, y también otras personas que son claramente mucho mejores que Netanyahu", asegura el experto.

Según una encuesta publicada esta semana pasada, sólo el 27% de los israelíes cree que el primer ministro Netanyahu es la persona adecuada para dirigir el gobierno, y un 80% de los encuestados considera que debería responsabilizarse por los errores del 7 de octubre. Las críticas también llegan por parte de su propio partido: el 69% de quienes votaron a Netanyahu en las últimas elecciones creen que debería pedir perdón por lo ocurrido. El estudio, realizado por el Lazar Research Institute para el diario israelí Maariv, indica también que el 49% de los israelíes creen que Benny Gantz es la mejor figura para dirigir el gobierno del país. Y también que el partido de Benjamin Netanyahu, el Likud, perdería a 13 de sus 32 diputados en caso de unas nuevas elecciones, mientras que la Unidad Nacional de Gantz pasaría de 12 a 32 escaños. "La gente piensa que claramente hace falta que haya un cambio, el único debate es si debe pasar ahora o después de la guerra", opina Gideon Rahat.

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