Estados Unidos

Doblemente desahuciados: Washington desmantela campamentos de sintecho para limpiar su imagen

La ciudad, en la que viven 6.000 personas sin hogar, ha evacuado el parque con más residentes, situado a dos calles de la Casa Blanca

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WashingtonLa ciudad de Washington, la capital del país más rico del mundo, ha alegado que la inseguridad y la insalubridad son motivos suficientes para arrebatar las pocas propiedades de los sintecho que viven en sus parques. Después de desmantelar el campamento de Union Station, le ha llegado el turno al de la plaza McPherson, situada a dos calles de la Casa Blanca, donde decenas de personas sin hogar dormían cada noche en tiendas de campaña y donde se había constituido una pequeña comunidad. El ARA ya constató en diciembre las duras condiciones en este y otros parques de una ciudad gobernada por demócratas, que se autoproclama la más progresista de Estados Unidos.

A primera hora de la mañana, una comunidad formada por un centenar de trabajadores sociales, activistas y vecinos de Washington se han citado en los alrededores de la plaza McPherson, el parque de sintecho más grande de la ciudad, que hace dos semanas recibió un aviso de desahucio. Se han encontrado a un equipo de limpieza del Servicio de Parques Nacionales, acompañado de un fuerte despliegue policial, que tenía orden de evacuar el campamento a las 10 h. Según el recuento del Ayuntamiento, a aquella hora todavía seguía habiendo unas 55 personas sin techo, la mayoría sin ninguna alternativa clara de dónde ir: solo 15 han conseguido iniciar el pesado proceso burocrático para conseguir una alternativa habitacional. Los que no han tenido la misma suerte se dispersarán por la ciudad, buscando espacios libres en otros parques, después de presenciar en directo la separación de su pequeña –y conflictiva– familia de McPherson.

"No hacía falta todo este show. Se han gastado centenares de miles de dólares para abatir un globo chino. Habrían podido utilizar una parte muy pequeña de este dinero para alojarnos a todos en un hotel", lamentaba Dan, un hombre de 48 años que lleva tres sin hogar y que ha decidido quedarse en el parque y resistir ante lo que considera una injusticia. Se ha mantenido de pie, estoico, durante dos horas mientras la policía vaciaba el campamento tienda a tienda, tirando a una trituradora muchas de las pertenencias de sus habitantes, incluyendo tiendas de campaña, medicamentos, restos de comida y papeleo. Finalmente, las fuerzas de seguridad lo han arrestado y se lo han llevado detenido en un furgón, pero lo han liberado al cabo de unas horas, según ha informado el Servicio de Parques Nacionales.

El mismo destino ha tenido otra persona sin hogar, Daniel Kingery, de 61 años, que en los últimos tres años ha dormido casi todas las noches en McPherson. "Todos estos trabajadores que ves vestidos de blanco [el equipo de limpieza del parque], solo han venido un par de veces en todo el tiempo que llevo aquí. Se suponía que tenían que limpiar el parque de manera regular, pero dos veces en tres años no es regularidad –decía–. Desde la última vez que vinieron, la población de ratas ha crecido, y no solo ha incrementado en número, también en medida".

Casi cada vez que el equipo de limpieza levantaba una tienda, especialmente las más antiguas, decenas de roedores salían de bajo tierra y se esparcían por los alrededores del campamento. Propiedad del gobierno federal, estaba previsto que el parque fuera evacuado en abril, pero el Ayuntamiento pidió oficialmente que se anticipara el desahucio, alegando "riesgos inminentes de salud y seguridad", que incluían "altos niveles de drogas ilegales y otras actividades delictivas", y que "impedien la actuación de los servicios sociales".

El juego del Whac-A-Mole

"La mayoría de los expulsados no saben dónde dormirán esta noche, puesto que el Ayuntamiento no les ha ofrecido ninguna alternativa", lamentaba Daniel Whitehead, director ejecutivo de la National Coalition for the Homeless, que agrupa varias asociaciones del país contra el sinhogarismo. "Hemos tenido muchas conversaciones, tanto con el gobierno local como con el federal. Les hemos pedido que pospongan el desahucio hasta que estas personas tengan un lugar digno para vivir: los problemas de los sintecho no se solucionarán de este modo. Hay motivos estructurales detrás su situación, y el principal de todos es el desmesurado precio de la vivienda en la ciudad y el país", decía.

"Es como el juego del Whac-A-Mole [la máquina recreativa en la que se utiliza un martillo para golpear a unos topos que van sacando la cabeza y escondiéndose]. Las autoridades ya pueden ir vaciando campamentos, que aparecerán otros nuevos en otros puntos de la ciudad", asegura Eric Sheptock, que vivió en este y otros parques de Washington hasta que en 2019 recibió la llamada de un trabajador social, que le aseguraba que era elegible para conseguir una vivienda asequible. "Fue un proceso muy largo, de un año y medio, así que seguí en la calle hasta 2021", explica.

Los refugios, una alternativa peligrosa

El distrito de Columbia, donde se encuentra la ciudad de Washington, ha puesto a disposición de los sintecho un total de 24 refugios. Suponen la alternativa más viable para todos los que han sido desahuciados, así como para las 6.000 personas sin hogar que hay en la ciudad según la National Alliance to End Homelessness. Además, el plan estratégico adoptado por la alcaldesa Muriel Bowser ha incidido en la vivienda social, lo que ha contribuido a reducir el número de campamentos. Las autoridades, consultadas en diciembre por este diario, calculan que hay 85 campamentos de personas sin techo en la ciudad, 49 menos que el año pasado. 

"Me he sentido más segura en este campamento que en un refugio", explicaba Mary, una mujer afroamericana de 55 años, que prefería responder con un nombre falso por motivos de seguridad. Fue desahuciada de casa el día 11 de enero y decidió acudir a un refugio, donde se encontró con unas condiciones deplorables y con un ensañamiento especial sobre ella por el hecho de ser mujer y negra. "Esta ciudad tiene que reconocer que hay muchas realidades diferentes, hay muchos niveles de sinhogarismo ", afirma, y denuncia que en el refugio donde estuvo durante una semana recibió "abuso psicológico" desde el primer momento: "Me preguntaron si venía acompañada de mi hombre, porque no era un lugar seguro", recordaba. 

Ahora los antiguos habitantes del parque, expulsados por motivos de seguridad y salud, se enfrentarán a un futuro todavía más inseguro. "Hemos unido nuestras voces ante la administración, pero ha sido en vano", lamentaba entre lágrimas Caroline Zagraniczny, voluntaria del Ward 2 Mutual Aid, una organización que trabaja para conectar a los sintecho con los servicios básicos, y que había acudido a McPherson para ayudarles a recoger sus propiedades antes de ser desahuciados. "Dicen que son peligrosos, pero eso es porque no se han acercado a hablar con ellos. Se suponía que esta era una ciudad acogedora, pero han preferido desmantelar el campamento para mantener una buena imagen y no espantar al turismo".

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