¿Israel arrastrará a Estados Unidos a una guerra regional?

Militantes de Hezbollah siguiendo el mensaje de su líder, Hassan Nasralah.
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La semana pasada varios medios de comunicación de Oriente Próximo, Europa y Estados Unidos especularon con la posibilidad de que Israel arrastre a la Casa Blanca a una guerra regional, una eventualidad que no puede descartarse después de tres meses de guerra y cuando aún no se ve en el horizonte el final del conflicto.

Una guerra regional no es una hipótesis sin pies ni cabeza. De hecho, en los últimos días EE. UU. se ha visto implicado en operaciones militares directas en Yemen y en Bagdad, y no hay que olvidar que existe un buen puñado de barcos y aviones de guerra estadounidenses en el golfo Pérsico y en el Mediterráneo oriental. Son barcos, incluidos portaaviones, que se han desplegado para apoyar a Israel en una región donde hay decenas de bases militares estadounidenses.

Lo más preocupante quizá sean las explosiones que tuvieron lugar en la ciudad iraní de Kerman en el aniversario de la muerte de Qasem Soleimani, quien fue el responsable de las operaciones en el extranjero de la Guardia Revolucionaria. Soleimani fue asesinado en Bagdad en enero de 2020 por los americanos en colaboración con los israelíes, según publicó la prensa occidental.

Las bombas de Kerman se cobraron la vida de decenas de iraníes. El atentado fue reivindicado poco después por el Estado Islámico, enemigo mortal de Irán. Washington se apresuró a decir que no le constaba que Israel estuviera implicado en esta carnicería, pese a que simultáneamente el responsable del Mosad, los servicios secretos israelíes, sugería todo lo contrario.

Irán, por su parte, acusó a EE. UU. e Israel de estar detrás del ataque. Una cosa no quita la otra, necesariamente. El responsable material podría perfectamente haber sido el Estado Islámico por encargo de Israel o EE. UU. Los grupos terroristas de Oriente Próximo a menudo están infiltrados por elementos de los servicios de inteligencia occidentales, un punto que se ha visto con claridad en más de una ocasión.

Contacto entre israelíes y yihadistas

De hecho, los iraníes podrían alegar que los yihadistas del Estado Islámico, durante la guerra de Siria, estuvieron muchos meses en la frontera del Golán con Israel, y en ningún momento atacaron al estado judío. Por el contrario, la agencia de la ONU desplegada en la frontera documentó contactos frecuentes entre los soldados israelíes y los yihadistas extremistas del Estado Islámico.

Para complicar las cosas, los medios sirios publicaron imágenes de armamento incautado en el Estado Islámico por las autoridades de Damasco que era de fabricación israelí. Todo esto es para indicar que aunque las bombas de Kerman las hayan puesto yihadistas del Estado Islámico, es muy difícil determinar quién dio las instrucciones.

Israel podría tener interés por arrastrar a Estados Unidos a la guerra. Sus mayores enemigos son Irán y las milicias libanesas de Hezbolá, que operan con armas y dinero iraní. Los estadounidenses aseguran que no tienen intención de implicarse en el conflicto, pero la realidad es que han enviado un montón de barcos, aviones y soldados a la zona.

Tras tres meses, la guerra de Gaza parece decidida en el sentido de que el ejército israelí ha expulsado a la mayor parte de la población palestina hacia el sur. Coincidiendo con ello, la semana pasada asesinó en el sur de Beirut al líder de Hamás Saleh el Arouri. Probablemente fue una operación calculada, pero conlleva un cierto riesgo en el sentido de que Hezbolá podría tomar represalias. Más aún cuando el lunes, en un nuevo ataque con drones no reivindicado, Israel mató a un alto comandante de Hezbolá en otro ataque en el sur del Líbano.

La cuestión es hasta qué punto está decidido a llegar el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah. Los barcos y aviones de guerra americanos se encuentran a poca distancia de la costa libanesa, y lo lógico es que si Hezbolá ataca a Israel sin contemplaciones, Estados Unidos responda de la misma manera. Esta seguridad explicaría por qué Israel se sintió libre para eliminar a Arouri en Beirut.

El domingo Hezbolá ordenó el cierre de las escuelas que hay en el sur de Líbano sin dar explicaciones. En Israel se especula que Nasrallah podría estar preparando algún ataque de cierta fuerza contra Israel, aunque no sea una guerra abierta.

Por otra parte, los israelíes desconfían de su gran aliado, Estados Unidos, especialmente ahora que en Washington hay un presidente demócrata. EE. UU. les da todo el dinero y las armas que necesitan, pero a pesar de ello Israel es insaciable. Prueba de ello son las palabras del ex primer ministro Naftali Bennett, que la semana pasada dijo que Washington es incapaz de hacer frente a los desafíos de la región, en una clara alusión a Irán.

¿Está intentando Israel implicar a EE.UU. en sus múltiples guerras? Algunas cosas apuntan en esa dirección: Israel está tensando la cuerda con fuerza. En principio, la Casa Blanca dice que no quiere participar en ninguna guerra, pero una circunstancia inesperada puede obligarla a un cambio de planes.

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