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Musk contra Bannon: las dos almas del trumpismo enfrentadas

Aparecen las primeras grietas entre los seguidores de Donald Trump antes de que la nueva administración entre en la Casa Blanca

Steve Bannon, ex asesor de Donald Trump.
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WashingtonEn la historia de cualquier movimiento social o político existe un momento en que llegan las escisiones y las divisiones internas. El trumpismo no es una excepción. En los últimos días, Steve Bannon –uno de los artífices de la victoria de Donald Trump en el 2016– ha atacado abiertamente a Elon Musk, uno de los aliados más cercanos ahora mismo del republicano, al que ha calificado de "tío realmente malvado". Estos reproches no son un ataque de celos por parte del ex asesor de Trump ante el ascenso de una "nueva estrella" al abrigo del magnate. Son las tensiones que ya se auguraba que podían acabar apareciendo entre las bases populares del trumpismo y los grandes millonarios de las tecnológicas que buscan su sitio dentro del nuevo gobierno a base de talonario.

La combinación de rednecks y fortunas de Silicon Valley fue clave para entregarle la victoria a Trump. Pero ahora que ha llegado el momento de cumplir las promesas electorales, algunos ya han quitado las garras. La promesa de aplicar aranceles "universales" ha enfrentado a los proteccionistas con los liberales. Quienes esperaban una deportación masiva con todas las letras también quieren que se eche a los migrantes que trabajan en las grandes tecnológicas, mientras que estas empresas quieren poder seguir importante mano de obra calificada. Algunos de los aislacionistas ven con reticencias las aspiraciones imperialistas de Trump cuando habla de anexionarse Groenlandia, el canal de Panamá y Canadá.

Bannon, que forma parte de la vieja guarda trumpista, no está contento con la influencia que está ganando el nuevo niño prodigio del presidente. Además de acusarle de "malvado" y de "tecnofeudalista", aseguró que le echará del movimiento MAGA. "Haré que echen de aquí a Elon Musk el día de la toma de posesión", dijo Bannon en una entrevista al Corriere della Sera. "No tendrá acceso completo a la Casa Blanca. Será como cualquier otra persona".

El ""enemias to lovers" de Musk y Trump es conocido: de insultarse públicamente por Twitter a acabar siendo uno de los principales mecenas de la campaña electoral del republicano. Musk estaba detrás del America PAC y llegó a gastarse al menos 260 millones de dólares para ayudar a Trump a llegar a la Casa Blanca. No sólo ha obtenido un cargo en el nuevo gobierno, sino que se ha convertido en un asiduo de la corte de Mar-a-Lago y casi en la sombra del mangado. Musk estaba presente en la llamada que Trump mantuvo con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Bannon no está a gusto con la idea de que ahora sea Musk quien susurra en la oreja de Trump, no por ego, sino por agenda.

Choques ideológicos

Las tensiones entre ambas almas son un escenario que pronosticó Laura Loomer, una tuitera de la órbita trumpista y conocida por compartir desinformación. Loomer, que acabó escalando posiciones dentro de la órbita MAGA hasta formar parte del círculo íntimo de Trump, decía en la revista Rolling Stone que habría "un choque ideológico fundamental entre la base original de MAGA que apoyó al presidente Trump desde el principio y los magnates de la tecnología que literalmente están comprando influencia para intentar manipular y cambiar la política exterior, la política tecnológica y la política migratoria". La entrevista es de finales de diciembre, cuando Trump ya había ganado y se hacía evidente el peso de Musk.

En diciembre, los perfiles de extrema derecha y del movimiento MAGA se sublevaron contra Musk porque apoyó a Vivek Ramaswamy, que publicó un largo mensaje en el que defendía los visados ​​para los trabajadores cualificados, los conocidos como H -1B. Por primera vez, X se sublevaba en contra de su propietario. Días después, muchos de estos perfiles aseguraron que sus publicaciones tenían menos likes y retuits que habitualmente y decían que Musk les estaba escondiendo. La propia Loomer dice haber perdido ventajas de la versión premium a X tras enfrentarse al multimillonario sudafricano.

En medio de la batalla fratricida, Trump salió a defender también los visados ​​H-1B. "Tengo muchos visados ​​H-1B en mis propiedades. Siempre he sido un defensor del H-1B. Lo he utilizado muchas veces. Es un gran programa", dijo al Washington Post. Durante su anterior mandato, el republicano aplicó medidas para restringir el acceso a ese tipo de visados.

Poco después, Bannon decía: "Los visados ​​H-B1 forman parte de un sistema de inmigración manipulado por los señores de la tecnología. Lo utilizan en su favor". Para Bannon, Musk aspira a "convertirse en billonario" y es un defensor del "tecnofeudalismo a nivel global". "No estoy de acuerdo con esto y vamos a combatirlo", aseguró. Además, cargó también contra Peter Thiel, cofundador de PayPal, y David Sacks, socio de Craft Ventures, que también han nacido fuera de Estados Unidos y han apoyado a Trump: "Por qué tenemos sudafricanos blancos, las personas más racistas del mundo, ¿haciendo cualquier comentario sobre lo que ocurre en Estados Unidos?"

Contra los aranceles

Dentro del futuro gabinete también se han visto algunas grietas, especialmente en torno a los aranceles. El gestor de fondos de cobertura Scott Bessent, al que Trump nombró para dirigir el departamento del Tesoro, dijo a sus inversores a principios del 2024 que el efecto inflacionista de los aranceles "fortalecería al dólar, lo que difícilmente es un buen punto de partida para un renacimiento industrial en Estados Unidos". Howard Lutnick, el futuro titular de Comercio, ha dicho que las amenazas con aplicar tarifas a las importaciones es sólo una "estrategia de negociación".

Las grietas dentro del universo MAGA pueden parecer una debilidad, pero Trump explota estas divisiones como hacía Luis XIV con su corte en Versalles. En su anterior presidencia ya existían tensiones entre las distintas facciones: los republicanos del Partido Republicano anterior a Trump y los MAGA; los congresistas pragmáticos y los ideológicos; halcones y aislacionistas; institucionalistas y lealistas. El contexto de desacuerdos y las divisiones internas permiten a Trump mostrarse como lo que más le gusta: un edificador de acuerdos, uno deal maker.

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