David Redlawsk: "La retirada de Biden obliga a Trump a cambiar la estrategia por completo"

La retirada del presidente Joe Biden de la carrera electoral y su aval a la vicepresidenta Kamala Harris para sustituirle en la candidatura demócrata ha cambiado las coordenadas de esta campaña presidencial en Estados Unidos. El doctor David Redlawsk es catedrático del departamento de ciencia política y relaciones internacionales en la Universidad de Delaware, y es especialista en procesos electorales en Estados Unidos. Hablamos con él sobre las muchas implicaciones que nacen de este nuevo escenario.

¿Qué impacto tendrá la renuncia de Biden en la campaña?

— Reinicia la campaña completamente. Lo cambia todo. La campaña de Trump se había centrado en mostrar a Joe Biden como un hombre viejo y débil que era incompetente e incapaz. Pero esto ya no es relevante. La campaña de Trump deberá cambiar de enfoque por completo, al igual que el resto de estrategias electorales para las elecciones al Congreso, a la Cámara de Representantes y al Senado. Para los demócratas también, pero es algo más fácil porque la vicepresidenta Harris asume el aparato de campaña y la recaudación de fondos, pero la estrategia básica no cambia demasiado.

¿Cree que Kamala Harris tiene lo necesario para vencer a Trump?

— Harris es una candidata viable. Es la vicepresidenta de Estados Unidos y puede apoyarse en su experiencia. Tiene vigor y juventud y puede utilizar las políticas de la administración Biden, con las que los demócratas han sido mayoritariamente muy satisfechos. Probablemente sea la candidata más fuerte que los demócratas pueden tener en ese momento. Pero es cierto que llega tarde como candidata. Quedan 105 días para las elecciones, y esto es poco en el contexto electoral estadounidense.

¿Está Estados Unidos preparada para tener una mujer negra en la Casa Blanca?

— Si fuese elegida sería un problema menos importante que hace años, porque hemos tenido un presidente negro y Hillary Clinton, aunque no acabó siendo presidenta, también obtuvo más votos que Donald Trump. Ellos ya rompieron un poco el techo de cristal. Pero es cierto: hay votantes machistas y racistas que no votarán por Kamala Harris. Pero mayoritariamente ya no votaban a los demócratas. Por otra parte, la polarización es mayor que nunca. La gente no vota por su bando, simplemente odia mucho al otro. Por eso no espero cambios dramáticos en los patrones de votación.

Todo parece indicar que no habrá convención abierta. ¿Cómo interpreta la rapidez con la que Harris está recibiendo los avales del Partido Demócrata?

— La respuesta sencilla es que tampoco había otra opción. Ella es la vicepresidenta en ejercicio y la sucesora lógica. Pero, además, no había otro demócrata posicionado para asumir de repente esta campaña. Esto lo ha visto la dirección demócrata y por eso le ha avalado tan rápidamente.

¿Qué perfil de vicepresidente podría beneficiar más al Partido Demócrata? ¿Debe ser un hombre, necesariamente?

— La sensación general es que la gente no vota por el vicepresidente. Lo único lógico en este contexto sería identificar a un candidato popular en uno de los estados bisagra. Si esa persona debe ser un hombre ya es otra cosa. No sé si los estadounidenses estarían listos para una candidatura con dos mujeres. Pero no creo que tenga importancia, porque los principales aspirantes son hombres.

¿Kamala Harris es más de izquierdas que Biden?

— Hace cinco años, cuando Biden se presentó en la presidencia, habría dicho que él se posicionaba más en el centro que ella. Pero Biden ha sido uno de los presidentes más progresistas en mucho tiempo. No creo que tengan demasiadas diferencias en materia de política interior, pero lo iremos averiguando a medida que intente distinguirse.

Acabamos con el Partido Republicano. ¿Cómo puede influir el intento de asesinato contra Trump en los resultados electorales?

— No creo que cambie nada, porque el autor no fue un demócrata, un inmigrante o esas cosas que temen a los republicanos. Era un joven blanco que era republicano registrado. Y, por tanto, creo que recuerda una vez más el problema de la violencia armada en Estados Unidos, lo que en realidad puede beneficiar a los demócratas. Las únicas personas a las que interpela el discurso victimista de Trump ya son partidarios suyos.