Los escándalos de Boris Johnson

Boris Johnson cuelga de un hilo después de la dimisión de los ministros de Economía y Sanidad

El gobierno británico estalla después de que su última mentira haya salido a la luz pública

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Boris Johson saliendo esta mañana de Downing Street

LondresNueva crisis de credibilidad y de honorabilidad de Boris Johnson. Una más. Los acontecimientos se precipitan. Las dimisiones del ministro de Economía y del de Sanidad de Boris Johnson, Rishi Sunak y Sajid Javid, respectivamente, han abierto esta tarde una nueva crisis en Downing Street; crisis que, si no terminal, al menos es la más grave a la que se ha enfrentado el premier hasta ahora en los casi tres años que hace que llegó al liderazgo conservador. La razón, una nueva falsedad del premier que este martes por la mañana ha salido a la luz pública después de que un ex alto funcionario del ministro de Asuntos exteriores, Simon McDonald, revelara que, contrariamente a lo que había sostenido en las pasadas 96 horas, Johnson sí que había sido informado de las alegaciones de acoso sexual que pesaban contra Chris Pincher, número 2 del grupo parlamentario y Secretario de Estado, en el momento en que lo nombró, el febrero pasado.

Las cartas de dimisión de los dos ministros son devastadoras, situando a Johnson en una posición más difícil que nunca hasta ahora, incluso más que en los peores momentos de las revelaciones de los escándalos del Partygate. Con todo, el apoyo explícito que después de que se conocieran las dos renuncias le ha dado la ministra de Exteriores, Liz Truss, y el hecho de que el de Defensa, Ben Wallce, y del de Justicia, Dominic Raab, hayan indicado que no consideran la dimisión, todavía da un poco de oxígeno y margen de maniobra al primer ministro. Solo un poco porque el ambiente en el grupo parlamentario es extremadamente crítico contra Boris Johnson.

Sunak escribe en su carta que "el público espera con razón que el gobierno se conduzca correctamente, competentemente y seriamente". Y añade: "Creo que vale la pena luchar por estos estándares y por eso dimito". Implícitamente, el ya exministro de Economía admitía que no podía continuar conviviendo con un primer ministro que es incapaz de decir la verdad. Además, Sunak expone también diferencias políticas: "En preparación para nuestro discurso conjunto propuesto sobre la economía para la semana que viene, me ha quedado claro que nuestros enfoques son fundamentalmente demasiado diferentes. Estoy triste por dejar el gobierno, pero a regañadientes he llegado a la conclusión de que no podemos continuar así", ha añadido.

"Habéis perdido mi confianza"

Por su parte, Sajid Javid es todavía más duro. Afirma: "Fue un privilegio que se me pidiera que volviera al gobierno para servir como ministro de Sanidad. Pero añade: "Nosotros [el partido conservador] quizás no siempre hemos sido populares, pero hemos sido competentes a la hora de actuar en interés nacional. Lamentablemente, en las circunstancias actuales, la ciudadanía concluye que ahora tampoco lo somos. El voto de confianza del mes pasado demostró que un gran número de nuestros compañeros están de acuerdo. Lamento decir, sin embargo, que tengo claro que esta situación no cambiará bajo vuestro liderazgo y, por lo tanto, también habéis perdido mi confianza".

Informaciones de última hora que está publicando esta tarde la prensa británica sugieren que la doble dimisión no ha sido coordinada, ni tampoco como parte de un intento más generalizado de acabar con su liderazgo.

La marcha de Sunak y Javid se han conocido al mismo tiempo que Johnson aparecía en las pantallas de televisión del país para, una vez más, disculparse por "el error de juicio" –y no es el primero– que supuso nombrar a Chris Pincher como secretario de Estado y número 2 del grupo parlamentario, y para asegurar que "inicialmente no recordaba" que el 2019 había sido advertido sobre las alegaciones que pesaban en su contra.

Como acostumbra a pasar en la práctica política, el nuevo incidente en la carrera de Boris Johnson aparece como un patrón clásico, que en el caso del premier se repite sistemáticamente. No es tanto el escándalo original lo que daña al gobierno –pensemos en el Partygate y las primeras alegaciones, enfáticamente negadas; o ahora en el nombramiento de un acosador a pesar de que sabía que lo era–, como el intento de esconder la realidad con una serie de mentiras y cortinas de humo que tratan de confundir la opinión pública y engañar a los medios de comunicación.

Una borrachera extrema

El estallido actual se empezó a gestar la semana pasada, en un club privado conservador del centro de Londres, el Carlton. El miércoles por la noche, Chris Pincher bebió alcohol hasta aparecer "extremadamente borracho", según los testigos presenciales. Entonces empezó a acosar y manosear sexualmente dos hombres, que rehusaron la agresión. El día siguiente al atardecer, Pincher dimitía, afirmando en la carta de renuncia: "Bebí demasiado y tuve un comportamiento vergonzoso y avergoncé a otras personas".

Durante los siguientes cuatro días, y ante los primeros rumores que empezaron a salir sobre alegaciones parecidas anteriores, Downing Street negó tener ningún conocimiento de los hechos. Una línea argumental que ha ido variando a medida que se conocían más hechos hasta que este martes por la mañana Simond McDonald ha escrito al comité de estándares parlamentario y ha hecho pública, a través de las redes sociales, su carta, donde se lee: "La línea [de defensa] original del número 10 no es cierta y las variaciones todavía no son precisas. Johnson fue informado personalmente sobre el inicio y el resultado de la investigación. Hubo una «queja formal». Las denuncias se «resolvieron» solo en el sentido que la investigación se acabó; el señor Pincher no fue exonerado. Por lo tanto, calificar las alegaciones de «no fundamentadas» es incorrecto". McDonald asegura también en la misma carta que recibió las primeras quejas sobre Pincher en verano del 2019.

A estas alturas, resulta imposible saber cómo se resolverá la situación. Johnson ha afirmado por activa y por pasiva que no dimitirá. Pero la presión desde el partido es cada vez más fuerte para que lo haga. El premier aparece, pues, una vez más, víctima de su incapacidad por tener un comportamiento honesto y para honorar la verdad. Y sobre las mentiras continuadas de Johnson hay numerosas pruebas desde hace más de tres décadas; primero como periodista, después como cargo electo.

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