Irán y la opción nuclear

2 min
Centrifugadoras de uranio en la planta de Natanz, en Irán, en una imagen de archivo.

En los últimos días hemos asistido a dos declaraciones de responsables iraníes. La primera, justo después de el ataque contra Israel del 14 de abril, y la segunda después de el ataque israelí contra Irán. Fueron dos declaraciones opuestas, en el sentido de que el primer comunicado amenazaba con construir la bomba nuclear y que el segundo, en sintonía con declaraciones anteriores, lo descartaba.

Expertos occidentales aseguran que si Teherán quisiera la bomba hace tiempo que la tendría, porque dispone de la capacidad tecnológica para construirla y, además, la consecución del uranio enriquecido no es ningún secreto para sus físicos e ingenieros . Entonces, ¿por qué no la tiene todavía? La posición oficial dice que, a diferencia de Israel, la República Islámica no está interesada en la bomba atómica.

En caso de que Teherán decidiera sacar adelante el programa nuclear militar se crearía en Oriente Próximo una nueva correlación de fuerzas, aunque eso no significaría nada en sí mismo. Israel es el único país de la región con este tipo de armamento. Lo desarrolló hace más de medio siglo y sólo consideró su utilización en la guerra de 1973 contra Siria y Egipto. El hecho de que los israelíes mantengan viva la opción nuclear es un motivo de preocupación, pero quizás la única situación en la que la utilizarían sería la de un peligro existencial, un escenario que no parece posible en la actualidad.

En caso de que Irán accediera a la bomba, esto no significaría necesariamente un cambio en la estrategia de este país. Como ocurre entre Pakistán e India, dos potencias rivales que desde hace décadas nunca han utilizado su armamento atómico y que continúan con los confrontamientos militares convencionales en la disputada región de Cachemira.

Acceder a armas nucleares no implica utilizarlas. Quizás se utilizarían bajo una amenaza existencial, pero la realidad es que ninguna potencia las ha utilizado desde 1945, hace casi 80 años: en los conflictos que ha habido desde la Segunda Guerra Mundial ninguna potencia ha tenido la idea de destruir completamente a su enemigo.

Pero un problema grave que debe considerarse es el desarrollo político que está experimentando Israel, con la subida al gobierno de ministros de extrema derecha nacionalista y religiosa. La política de estos ministros nada tiene que ver con la política tradicional de Israel, lo que constituye un peligro evidente para toda la región, especialmente en caso de guerra. Un ministro israelí se mostró hace unas semanas a favor de utilizar la bomba atómica en la franja de Gaza. Su declaración fue acogida con un silencio oficial por parte del primer ministro Benjamin Netanyahu y del resto del gobierno. Pero puede ser significativo que un ministro israelí hable de lanzar la bomba atómica en Gaza mientras Irán sigue decidido a no fabricarla.

En resumen, en estos momentos no hay que preocuparse excesivamente por el uso de las armas nucleares en Oriente Próximo, aunque conviene vigilar los movimientos de Israel e Irán. La solución ideal pasaría por que Israel renunciara a su programa nuclear militar y para obtener garantías más claras de Irán en el sentido de que está sinceramente decidido a no dar el paso de convertirse en una potencia nuclear.

stats