Israel elige a Esfahan, un blanco secundario del programa nuclear iraní
Tel-Aviv evita las instalaciones más importantes del programa nuclear iraní
BarcelonaLa ciudad de Esfahán, en el centro de Irán, acoge una base aérea, diversas instalaciones militares, fábricas de drones y otras armas y también instalaciones nucleares de enriquecimiento de uranio. Según han anunciado este viernes por la mañana los medios oficiales del régimen de los ayatolás, se han producido tres explosiones cerca de Qahjaverestán, en el aeropuerto de la ciudad y en la base militar de Shekari, que se habrían producido con tres drones . Todo apunta a que Israel ha optado para continuar la escalada con Irán con un ataque limitado, por no cerrar la crisis ni desencadenar una confrontación directa. Teherán y Tel Aviv siguen jugando con fuego, con el trasfondo de la ofensiva militar israelí contra la franja de Gaza, que ha provocado un desastre humanitario.
Esta base, conocida como la 8ª Base Aérea Táctica, es precisamente donde opera la flota de Tomcats F-14, los cazas de fabricación estadounidense que el régimen del sha de Irán, aliado de Washington, compró antes de la revolución de 1979 que lo derribó y dio lugar a la República Islámica.
En cuanto a las instalaciones nucleares, en el sureste de Esfahán existe una planta de transformación de uranio, menos conocida que la central de enriquecimiento de Natanz. Según han dicho las autoridades iraníes y ha confirmado la ONU, no ha habido daños en ninguna de las instalaciones nucleares. La agencia semioficial Tasnim ha mostrado un vídeo desde la planta donde aseguran que los disparos que se han escuchado a las cuatro y media de la madrugada eran de las defensas antiaéreas y que no ha habido ningún impacto.
Israel y el programa nuclear iraní
Normalmente Israel no reivindica los ataques contra las instalaciones militares iraníes, pero el patrón suele ser siempre el mismo. Al igual que los asesinatos de científicos relacionados con el programa nuclear a manos de guerrillas secretas.
En este caso, Tel-Aviv ha evitado atacar directamente las instalaciones nucleares iraníes, pero ha elegido un lugar muy cercano para enviar la señal de que tendría capacidad de hacerlo. Sería muy arriesgado para Israel aventurarse a un ataque directo que deje a civiles muertos o un daño significativo a las instalaciones nucleares iraníes, que son de uso civil, según acredita la ONU. Estados Unidos ya ha dicho públicamente que no apoyaría una acción de estas características.
"Hay que tener en cuenta que la Guardia Revolucionaria iraní –el cuerpo de élite del ejército– casi ha dado un golpe de estado y ha cogido el control político del país", explica al ARA la politóloga y opositora iraní Nazanin Armanian. Lo demuestra el hecho de que después de el ataque a Israel en respuesta al bombardeo de su consulado en Damasco, Teherán quiso dar explicaciones a Estados Unidos. Como Irán y Estados Unidos no mantienen relaciones diplomáticas, las conversaciones se producen a través de la embajada de Suiza. Pero en lugar de enviar al ministro de Exteriores, la embajadora suiza tuvo que reunirse con los responsables de la Guardia Revolucionaria.
Israel considera el programa nuclear iraní la primera amenaza a su existencia, o al menos eso declaran el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y los altos responsables militares cada vez que pueden ante la audiencia internacional. E Irán lleva tiempo trabajando para defender sus instalaciones: en Natanz las imágenes por satélite muestran la construcción de plantas de enriquecimiento soterradas a una profundidad de 100 metros, que sería suficiente incluso ante las bombas antibúnker de fabricación estadounidense.
Esta es la principal planta, mientras que la de Esfahan, que se construyó en 1999, consta de tres pequeños reactores de fabricación china y de instalaciones auxiliares para el programa nuclear civil iraní, como el abastecimiento de combustible. Ya fue objeto de un ataque en noviembre de 2011.
En la ciudad también hay una fábrica de drones y misiles, que ya fue atacada el año pasado. Los drones iraníes han ganado relevancia en los últimos años, no sólo en Oriente Próximo (en los cielos de Irak, Siria o el Mar Rojo), sino también porque Rusia los utiliza en la guerra de Ucrania, como un arma barata y que lanzada masivamente en enjambres, desborda las defensas antiaéreas ucranianas, mientras que Ucrania, a su vez, se defiende con drones de fabricación turca.
Teherán sigue manteniendo que no busca tener bombas atómicas, sino que el objetivo de su programa es sólo la producción de energía para usos civiles. Pero desde que el 2018 Donald Trump retiró unilateralmente el apoyo al acuerdo nuclear firmado tres años antes con Irán y la UE, Teherán ha acelerado el enriquecimiento de uranio. La Organización Internacional de la Energía Atómica, que tiene acceso a inspeccionar las instalaciones nucleares iraníes, aseguran que el ritmo de enriquecimiento se ha reducido y aunque el país persa tiene el material necesario para fabricar bombas atómicas, no lo está haciendo.