Europa respira más aliviada por los primeros movimientos de Trump sobre Ucrania
La UE celebra que el magnate neoyorquino señale a Putin por la guerra y quiere jugar un papel determinante en unas potenciales negociaciones de paz


BruselasBruselas y Kiiv esperaban el regreso de Donald Trump con temblor de piernas. El magnate neoyorquino repitió hasta el aburrimiento durante la campaña electoral que pondría fin a la guerra de Ucrania con sólo 24 horas y, entre otras, amenazaba con dejar de apoyar a los ucranianos en cuanto llegara a la Casa Blanca. Ante estos avisos y la buena relación de Trump y Vladímir Putin, la Unión Europea ya se preparaba para afrontar la peor versión del nuevo presidente estadounidense. Sin embargo, a pesar de que la situación no es ni mucho menos la deseada por Bruselas, fuentes comunitarias apuntan a que los movimientos del dirigente republicano durante sus primeros días de gobierno han dado un pequeño soplo de optimismo a los líderes de la UE, que se reunieron este pasado lunes en la capital belga.
Es evidente que la administración Trump no debe puesto fin a la guerra en su primer día de trabajo y tampoco ha trascendido que haya hecho ningún gran movimiento sin el visto bueno de Kiiv y Bruselas. Y, menos aún, se ha posicionado a favor del Kremlin, ni ha justificado la invasión que lanzó Putin o ha culpado a Zelenski de la guerra. Eso sí, en una de sus habituales ucronías, asegura que con él en la Casa Blanca el conflicto no habría comenzado, aunque las tensiones entre Moscú y Kiiv fueron claramente en aumento durante su primer mandato.
Todo esto no dejan de ser cuestiones de mínimos, pero la UE tampoco las tenía todas sobre lo básico que se espera de su aliado principal y, de momento, lo celebra. Sin embargo, aún aplaude más el cambio de tono de Trump contra Putin y las primeras amenazas del líder republicano al dirigente ruso. "Detengan esta guerra ridícula [...]. Si no cerramos un pacto, pronto no tendré más remedio que imponer altos niveles de impuestos, aranceles y sanciones a todo lo que Rusia venda en Estados Unidos", avisó el mandatario de Washington.
Este mensaje, que culpa indirectamente al Kremlin de la perpetuación del conflicto, fue muy bien recibido en Bruselas. "Es bueno que el presidente Trump también ponga presión sobre Rusia al decir que está en sus manos terminar esta guerra", dijo la semana pasada la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas. De hecho, los avisos de Trump a Putin ponen de manifiesto el nerviosismo de la nueva administración estadounidense con la guerra de Ucrania. Ve que poner fin no es tan fácil como prometía y que, por supuesto, no sólo está en manos de los ucranianos ni de los aliados occidentales.
En este sentido, fuentes diplomáticas aseguran que en la cumbre de jefes de estado y de gobierno de esta semana en Bruselas se notaba cierto alivio respecto a Trump y la guerra de Ucrania, sobre todo por el hecho de que no está presionando a Zelenski para que acepte cualquier acuerdo de paz. En la misma línea, también quieren interpretar de forma positiva que no haya cortado indefinidamente las ayudas a las tropas ucranianas, si bien la nueva administración estadounidense ha congelado las ayudas internacionales durante al menos 30 días (a excepción de sólo Israel y Egipto).
La UE cae en la irrelevancia en las negociaciones de paz
En cualquier caso, el regreso de Trump parece que ha acelerado los pasos hacia unas potenciales negociaciones de paz. La propia Casa Blanca ha admitido contactos con el Kremlin, y Zelenski abrió la puerta este miércoles a reunirse con el presidente ruso. "Si éste es el único formato con el que podemos llevar la paz a los ciudadanos de Ucrania y no perder más gente, por supuesto que lo aceptaremos", respondió en una entrevista el líder ucraniano, que ha señalado en más de una ocasión que este 2025 será el año en que llegará la paz.
Sin embargo, el miedo de la UE y de Ucrania es que Trump y Putin cierren un acuerdo sin tenerlos demasiado en cuenta. Por eso, en parte, el bloque comunitario se está planteando desplegar tropas de paz en territorio ucraniano frente a unas potenciales negociaciones de alto el fuego.
De este modo, se aseguraría tener voz y voto después de años de ser el aliado que más apoyo ha entregado a las tropas ucranianas y más caro ha pagado las consecuencias de la guerra. Sin embargo, es una idea que todavía se encuentra en pañales y hay algunos estados miembros, como Alemania, que sólo se añadirían si Estados Unidos o el global de la OTAN enviaran tropas, no sólo a los aliados europeos, según señalan fuentes diplomáticas.
En parte por el mismo motivo de la UE, el gobierno ucraniano esta semana se ha mostrado dispuesto a negociar con Estados Unidos la explotación de las tierras raras que hay en territorio ucraniano, que son unos materiales clave sobre todo para la industria tecnológica. Kiiv puede jugarlo como una buena carta con Washington cuando le convenga: puede hacerle ganar peso en unas potenciales negociaciones de paz y que a los aliados occidentales aún les interese más evitar que Rusia rompa un posible alto el fuego y haya una paz duradera. "Tienen grandes cantidades de tierras raras. Quiero seguridad sobre estas tierras raras, y están dispuestos a darlas", aseguró Trump.
El presidente ruso, sin embargo, está intentando dejar sin efecto la presión de la UE y de Ucrania y ha sugerido, en más de una ocasión, que quiere negociar directamente con Trump, a quien ve como un amigo. En cambio, siempre ha negado que la UE tenga algo que decir y asegura que Zelenski, que gobierna con el mandato expirado por la guerra, no está en calidad de firmar un acuerdo de paz en nombre del pueblo ucraniano. Así pues, habrá que ver ahora hasta qué punto EEUU acepta las normas del juego de Rusia, e incluye a la UE y Ucrania en unas posibles negociaciones; pero está claro que, tras los primeros días de mandato de Trump, Bruselas y Kiiv han ganado algo de esperanza de tener a Washington a su lado y se sienten más espoleados de llegar a una posición fuerte en la potencial mesa de negociación con Putin.