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¿Cuál es la situación de las tropas estadounidenses en Europa?

La retirada de 10.000 soldados estadounidenses de Polonia hace saltar las alarmas entre los europeos y los halcones del Pentágono

Soldados norteamericanos de maniobras en Solina, Polonia, en una imagen de archivo
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Bruselas/WashingtonUna cuestión presupuestaria, un guiño al presidente ruso Vladimir Putin o bien la confirmación de los peores temores de los socios Europeos. El Pentágono retirará unos 10.000 efectivos del sur de Polonia, donde existe un centro logístico clave para el suministro de armas a Ucrania. Se ha decidido con el objetivo de ahorrar "millones de dólares". El departamento de Defensa no ha hecho público cuando prevé retirar a las tropas -por cuestiones de seguridad-, pero la decisión alimenta aún más la preocupación de los europeos sobre la posibilidad de que Donald Trump ponga fin al compromiso de Estados Unidos con la defensa del Viejo Continente.

El lunes, cuando se hizo público el comunicado, el ejército estadounidense insistía en que la decisión formaba parte de un "plan orquestado desde hace tiempo para optimizar las operaciones mientras se mantiene el apoyo a Ucrania y la OTAN". Las tropas en cuestión forman parte de los 20.000 soldados desplegados por la administración de Joe Biden cuando Rusia invadió Ucrania en el 2022. El centro logístico de Jasionaka, de donde los estadounidenses se retirarán, es clave para suministrar armas a las tropas ucranianas. Ahora la labor que llevaban a cabo las tropas de EE.UU. será asumida por los aliados, según dijo el martes el ministro de Defensa polaco, Władysław Kosiniak-Kamysz.

Desde la Segunda Guerra Mundial, la presencia de soldados estadounidenses ha sido permanente, si bien la cantidad de efectivos y la localización había ido variando. En los momentos más tensos de la Guerra Fría, el ejército estadounidense llegó a tener alrededor de unos 475.000 soldados desperdigados del continente europeo, una cifra que pasó a ser inferior a los 100.000 a partir de la disolución de la Unión Soviética. En la actualidad, según el Instituto Internacional para Estudios Estratégicos (IISS), existen unos 70.000 efectivos repartidos en territorio de los aliados de la OTAN.

La presencia militar de EEUU en Europa se concentra sobre todo en los países del Este del continente cerca geográficamente de Rusia, sobre todo desde el inicio de la guerra de Ucrania. Alemania es el estado que más concentra, unos 35.000, seguido por Polonia, donde hay unos 14.000. Precisamente es en este país que ha trascendido que el Pentágono se plantea retirar unos 10.000. También se concentran en otros países fronterizos de Rusia como Estonia, Letonia y Rumanía.

Los soldados repartidos por Europa tienen diversas funciones, desde el entrenamiento de fuerzas aliadas hasta maniobras militares, pasando por el suministro y el uso de herramientas de defensa avanzada. Una de las tareas más delicadas y determinantes para la protección europea es la gestión de armas nucleares, como ocurre, por ejemplo, en Büchel (Alemania). De hecho, según admiten fuentes diplomáticas de la OTAN, ahora ninguna potencia europea tiene la capacidad de dar ese poder de disuasión al conjunto del continente.

Los 10.000 soldados que EEUU quiere retirar es un porcentaje significativo (un 14,28%) dentro del cómputo global de las tropas estadounidenses desplegadas en Europa. Dentro de Polonia, representan un 71% de la presencia militar estadounidense en uno de los países desde donde se observa, a pie de frontera, cómo evoluciona la guerra entre ucranianos y rusos.

Nombre de soldats estatunidencs desplegats a Europa

Aunque el presidente polaco, Andrzej Duda, negó en rueda de prensa el pasado martes que haya soldados estadounidenses abandonando los aliados europeos de la Alianza Atlántica, se han encendido las alarmas. No sólo en Europa, sino también en Washington, donde la decisión amenaza con provocar un choque entre Trump y los halcones del Pentágono. Mientras Duda intentaba calmar los nervios de los europeos, en el Congreso estadounidense legisladores republicanos y el comandante de las fuerzas estadounidenses en Europa se posicionaron abiertamente en contra de la retirada de tropas en el continente.

"Mi consejo es mantener la misma presencia", defendió el general Christopher Cavoli, jefe del Mando Europeo de EEUU, ante el Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes. Desde que estalló la guerra de Ucrania, Cavoli ha recomendado constantemente mantener el mismo número de tropas. Entre los halcones del ejército está el mismo temor que en Europa: que el retroceso de soldados estadounidenses fortalezca las ambiciones bélicas de Putin.

El presidente de la Comisión de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, Mike Rogers (republicano de Alabama), también criticó la idea de reducir la presencia militar estadounidense en Europa, incluida la renuncia de Estados Unidos al mando de las fuerzas de la OTAN en el continente. Rogers acusó a algunos miembros del departamento de Defensa de intentar desviar recursos militares de Europa y perjudicar la seguridad nacional.

Mientras internamente militares y algunos republicanos miran con recelo los movimientos del gobierno Trump, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, insiste en que el presidente mantiene un "compromiso firme" con la defensa de Europa. Rutte descarta una retirada de tropas estadounidenses que deje desamparada la seguridad de los aliados europeos.

Pese a las promesas de Rutte, muy afín a Trump, los aliados europeos quieren estar preparados para el peor tanto a corto como a largo plazo y, según informa Bloomberg, han pedido a través de la OTAN que al menos el Pentágono coordine la potencial retirada de efectivos de Europa con los solteros estados europeos con los ejércitos europeos.

Esta posibilidad aún ha puesto más presión a los aliados europeos para acelerar los planes de rearme y de incremento de gasto militar con el objetivo de recuperar algún día la autonomía en materia de defensa respecto a Washington. En cualquier caso, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no se plantea conseguir este objetivo antes del 2030 y los aliados europeos temen que Trump no se espere a abandonar la seguridad que EEUU ha brindado a Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

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