Hoy hablamos de
Europa

Franceses de origen árabe: "La República no nos trata igual que al resto de ciudadanos"

Francia no encuentra la fórmula para romper la dinámica de las minorías radicales y excluidas de las 'banlieus'

11/04/2025
4 min
Regala este articulo

ParísEl Djamel Atallah ha vivido casi toda su vida en Francia. Llegó cuando tenía seis años, procedente de Argelia, cuando el país ya no era una colonia francesa. Emigró con sus padres y hermanos. Más de cincuenta años después, Djamel es un francés más, vive en Lyon y trabaja de mediador cultural. "Cuando era joven, no encontraba trabajo. Era difícil encontrarlo si te llamabas Djamel", recuerda. Su familia se estableció en la banlieue de Lyon, donde se encuentran los barrios con mayor concentración de extranjeros. En todo el país es igual: en las periferias de las grandes ciudades se encuentran los municipios y los barrios con mayor número de extranjeros extracomunitarios.

"Poco a poco, los barrios populares se han convertido en guetos, con habitantes que comparten los mismos orígenes y los mismos sentimientos de exclusión", explica el sociólogo François Dubet, quien añade: "Como hay movilidad social, los que tienen éxito marchan de estos barrios y son sustituidos por familias más pobres que vienen de más lejos". Según Dubet, los inmigrantes que viven en las banlieues son los más afectados por el paro y los que tienen trabajos más precarios.

En Francia viven más de siete millones de inmigrantes –se contabilizan todas las personas nacidas fuera del país, aunque hayan adquirido la nacionalidad francesa–, cifra que representa el 10,3% de la población. No incluye a los nacidos en Francia de padres extranjeros. Según datos del Instituto Nacional de Estadística francés (Insee) de 2022, un 26% de los niños nacidos en Francia tienen al menos un progenitor de nacionalidad extranjera.

Debate político

El fenómeno de las banlieues, las revueltas por la muerte de jóvenes de origen inmigrante a manos de la policía, los ataques terroristas yihadistas y una política de laicidad que ha llevado el gobierno de Emmanuel Macron en prohibir los velos y las túnicas musulmanas en las escuelas, han vuelto a poner en el centro del debate político la cuestión de la inmigración, uno de los grandes problemas de Francia: la dificultad para integrar a una parte de extranjeros, especialmente los de origen árabe. La extrema derecha, que hace de la inmigración su leitmotiv, agita a menudo el debate. "La derecha y la extrema derecha hacen de los inmigrantes los jefes de turco de todas las dificultades sociales y los medios de derechas alimentan a los estereotipos", critica François Dubet.

¿Francia no ha sabido integrar a los inmigrantes? El problema, apuntan los expertos, es que sólo son visibles los migrantes –o sus hijos– que no se integran y no se sienten franceses, que son una minoría. "Son imágenes caricaturizadas porque muchos hijos de inmigrantes se integran y viven en barrios social y culturalmente mixtos", asegura Dubet. Según el sociólogo, la imagen más visible es la de los jóvenes de las banlieues que adoptan conductas contra las instituciones, pero no todos los jóvenes de estos barrios actúan así: "El problema es que la imagen del barrio se construye en torno a estas bandas de chicos jóvenes y en torno al islam radical, cuando en realidad la mayoría de sus habitantes tienen trabajos normales y están lejos del radicalismo religioso".

Discriminación y racismo

El caso de Djamel es un ejemplo de integración, pero él critica la discriminación que sufre su familia. "Mis hijos son franceses. Han ido a la universidad. Tienen trabajo [tiene una hija que es abogada penalista y un hijo que es biólogo] y están integrados. Pero la República no les trata igual que al resto de ciudadanos. Sería diferente si en vez de nombres árabes se llamaran Jacques o Marie. El problema es la mirada de los demás franceses: mis hijos no son percibidos como franceses de verdad porque tienen una cultura musulmana", lamenta. "Es cierto que en este país hay racismo por doquier", afirma la historiadora experta en inmigración Natacha Lillo. La catedrática critica que se hable de "segundas y terceras generaciones de inmigrantes" por referirse a hijos y nietos de personas que emigraron a Francia hace 60 o 70 años. "Son franceses".

Pese a la discriminación, en el caso de Djamel, el ascensor social ha funcionado. Sus padres no sabían ni leer ni escribir, mientras que sus hijos tienen carrera universitaria. De hecho, él mismo realizó estudios de derecho en la universidad, aunque no acabó. Según un informe que la OCDE publicó el pasado año, cada vez hay más inmigrantes con estudios superiores en Francia: el 35% de la población extranjera ha ido a la universidad, mientras que hace diez años la tasa era del 24% .

Marcha para la Igualdad

El Djamel fue uno de los promotores de la mítica Marcha para la Igualdad que hace cuarenta años recorrió Francia para denunciar discriminaciones, violencia policial y rechazo social hacia los inmigrantes. Tras medir 1.200 kilómetros, los participantes llegaron a París, y el presidente de entonces, François Mitterrand, los recibió en el Elíseo. ¿Qué ha cambiado en Francia en cuarenta años? "El país sigue teniendo un problema con los árabes. Siempre tendrá un problema de racismo e integración. Para entenderlo, hay que buscar la respuesta en las raíces coloniales", responde Djamel Atallah. "Hay un continuo pensamiento colonial", asegura.

stats