Las geishas: 'influencers de época de Japón

Cargada de estereotipos, su figura continúa teniendo peso entre la sociedad japonesa

Mar Bermúdez i Jiménez
4 min
Una maiko después de asistir a la ceremonia de fin de año el 7 de enero de 2016 a Kioto, Japón.

BarcelonaEn el barrio de Gion de la ciudad de Kioto, en Japón, decenas de turistas se paran ante la puerta de una casa de madera tradicional, una okiya. Con la cámara en la mano esperan impacientes. Quieren captar una imagen muy ilustrativa del país. Se trata de las geishas. Y sí, su origen está en los llamados barrios del placer del periodo Edo (1603-1868), pero no son prostitutas, ni lo han sido nunca. Son, literalmente, personas de las artes. “Actualmente se usan como reclamo turístico”, explica Laura Tomàs, cofundadora del blog especializado Japonismo. “También utilizan su imagen en anuncios e inauguraciones, y sus barrios y su trabajo están al alcance de todo el mundo”, se han abierto para sobrevivir. Hoy cualquier persona puede disfrutar de las artes de las geishas por un precio asequible, en banquetes multitudinarios y grandes bailes de otoño y primavera. Pero nunca han dejado de hacer su trabajo original.

“En la cultura japonesa, quedar con personas con quienes quieres hacer negocios para cenar y tomar algo es básico. Si quieres tener éxito en una relación laboral con un japonés necesitas una quedada así”, apunta Tomàs. En estas comidas, los banquetes, es donde trabajan las geishas. Contratar uno de estos banquetes es muy caro y necesitas conexiones, solo personas adineradas y con un cierto estatus se lo pueden permitir. Las geishas sirven la bebida y el té y ofrecen bailes tradicionales, música de shamisen –el instrumento que las caracteriza– y canto. También están instruidas en la oratoria y en temas de actualidad, como por ejemplo economía, política y bolsa, y dan conversación a los asistentes.

Maikos ofreciendo bailes tradicionales con su indumentaria característica.

El doctor en historia japonesa Jonathan López-Vera define a las geishes como “la esencia de la cultura tradicional”. “Son mujeres que estudian toda su vida para tener un dominio absoluto de las artes tradicionales”, añade Tomàs. Pero no siempre ha sido así: en el clímax de su popularidad, López-Vera explica que “eran las influencers de la época”. Sus quimonos, peinados y complementos, todo lo relacionado con ellas creaba tendencia. Pero con la occidentalización del país optaron por preservar su imagen y pasaron de ser “las más modernas” a la representación de la alta cultura.

El nacimiento de las “artistas”

Las primeras geishas eran hombres y datan del siglo XVII. El auge de la prostitución en el país llevó al gobierno a regularla creando los “barrios del placer”. Solo en estos era legal ejercer la prostitución. Los hombres iban para estar con las “cortesanas”, nombre que recibían las prostitutas, pero también buscaban disfrutar de otros placeres como por ejemplo la música, la danza y una conversación agradable. Así pues, en las casas de té de la zona surgió la figura de unos hombres que bailaban y ofrecían melodías. Con el tiempo, algunas mujeres empezaron a ejercer la profesión y, por razones machistas, acabaron dominándola. López-Vera explica que “al principio a las mujeres les llamaban geisha mujer, especificando el género, y si no decían nada se referían a hombres. Pero cada vez había más mujeres, hasta que llegó el momento en el que a ellos les llamaban hombres geisha, porque ya eran la excepción. Hacia el año 1800 ya no había hombres”.

La prostitución se volvió a ilegalizar, pero el trabajo de las geishes era tan popular que perduró. Eso sí, se han ido reinventando. Actualmente, en plena pandemia mundial, por ejemplo, la comunidad de geishas de Hakone ha creado un servicio online: Meet Geisha. Ofrecen sesiones por videollamada, individuales o en grupo, en las que los asistentes pueden mantener una conversación, tomar un sake virtual y disfrutar de bailes, cantos y música en streaming. Esta iniciativa les ha permitido abrir fronteras haciendo videoencuentros en inglés para extranjeros.

Pero las geishas están desapareciendo. López-Vera explica que a pesar de que los japoneses no quieren perder esta imagen tradicional, las chicas ya no ven el atractivo de la profesión. 

Una geisha de Hakone ofreciendo un baile a través de Zoom como parte de la iniciativa Meet Geisha.

Falsos mitos sobre las geishes

La imagen de las geishas en Occidente está cargada de estereotipos fundamentados en historias mal explicadas y malentendidos. Uno de ellos es fruto de la Segunda Guerra Mundial. Durante este periodo algunas prostitutas utilizaron el nombre de geisha girls y la estética de las artistas para captar la atención de los soldados extranjeros. Así, estos exportaron una idea errónea de lo que eran las geishas.

Otra de las grandes críticas que reciben es que ejercen una profesión machista. A pesar de que hay que entender el origen y el contexto, sin negar la evidencia, Tomàs cambia la interpretación: “Estamos hablando de mujeres que desde hace muchos años, antes de que otras muchas mujeres marcharan a trabajar, no necesitaban casarse para ganar dinero y progresar profesionalmente. En los años 80 la mujer casada dejaba de trabajar y se quedaba a cuidar la familia, pero las geishas son mujeres muy independientes. Además, viven en un matriarcado. Las amas de las casas de té y las okiya son mujeres y quienes mueven el dinero dentro de los barrios también”.

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