Terrorismo en Reino Unido

El presunto terrorista de Liverpool había llegado como solicitante de asilo y se había convertido al cristianismo

El gobierno Johnson eleva a "grave" el nivel de alerta por la explosión de un coche en el Hospital de Mujeres

Agentes mantienen acordonado un edificio a la avenida Rutland de Liverpool después de la explosión de un taxi que ha causado un muerto y se investiga como terrorismo.
16/11/2021
4 min

LondresEmad al-Swealmeen, de 32 años y que se hacía llamar Enzo Almeni, el presunto terrorista y única víctima mortal de la explosión del domingo en el interior de un taxi justo delante de la entrada del Hospital de Mujeres de Liverpool, era un solicitante de asilo que llegó a Reino Unido hace entre seis y ocho años asegurando que provenía de un lugar indeterminado de la frontera entre Siria e Irak.

Su primera solicitud de asilo fue rechazada y, de momento, se desconoce cuál era su condición actual, después de haber vuelto a pedir protección de las autoridades británicas. En el primer caso, el ministerio del Interior le negó el estatus porque se consideró que provenía de Jordania. Durante los primeros meses de su estancia en Reino Unido fue detenido bajo las leyes de salud mental, después de que amenazara con suicidarse desde un viaducto mientras profería gritos armado con un cuchillo.

Durante el tiempo que había pasado en Reino Unido se convirtió al cristianismo en una ceremonia que tuvo lugar en marzo de 2017 en la catedral anglicana de la ciudad, uno de los posibles objetivos de su acción, según una de las líneas de investigación que sigue la policía. El sospechoso no estaba en el radar de los servicios contraterroristas. Algunos testigos mencionados por la prensa británica han afirmado que la conversión de fe religiosa fue, básicamente, un intento de mejorar su situación para ser aceptado como solicitante de asilo.

El artefacto que estalló, de fabricación casera, contenía, según fuentes de la investigación, peróxido de acetona, un polvo cristalino blanco con un olor característico parecido a la lejía. Se cree, por los primeros análisis forenses, que 400 gramos de explosivos no llegaron a detonar.

La policía considera un posible vínculo yihadista en el ataque, y no descarta que Al-Swealmeen se inspirara en una acción del Estado Islámico en Afganistán, en mayo del año pasado, contra la sala de maternidad del hospital Dasht-e-Barchi de Kabul, que dejó 24 muertos, entre los cuales 16 madres y dos niños. Al-Swealmeen hizo la bomba en un piso alquilado recientemente en la avenida Rutland de la capital del norte, a diez minutos en coche del hospital. Había pedido que lo recogieran ahí para ir al centro sanitario.

Veinticuatro horas después de la explosión, siguiendo las indicaciones del Comité Conjunto de Análisis Contraterrorista, el gobierno de Boris Johnson elevó el lunes el nivel de la alerta terrorista de sustancial a grave, grado que implica que la posibilidad de que se produzca un nuevo atentado es "altamente probable". Aunque, en principio, no tendría ninguna relación directa, los hechos de Liverpool han tenido lugar cuatro semanas después del asesinato, a cuchilladas, del diputado británico David Amess, razón que se ha dado para aumentar el nivel de alerta.

El conductor del taxi, Dave Perry, consiguió salir del coche antes de que las llamas se lo tragaran: resultó herido leve y este lunes por la tarde ha sido dado de alta. A pesar de que todavía no ha hecho declaraciones públicas, y la policía no ha hecho ningún comentario en este sentido, algunos medios británicos informan a estas alturas de que el conductor sospechó del pasajero y habría cerrado el vehículo antes de que estallara para evitar que el hombre saliera. Una inmediata campaña de captación de dinero para el conductor había reunido 20.000 libras.

Con todo, tanto el incidente como la preocupación por el estado de salud de Isabel II, que el domingo no asistió a la celebración del Remembrance Day de Londres por primera vez desde 1999, han servido de válvula de escape para Boris Johnson, que desde hace dos semanas tiene una acumulación de varios escándalos que afectan a una serie de miembros del Partido Conservador y que ponen en entredicho la manera en la que el primer ministro ha conducido los acontecimientos.

Posibilidades abiertas

De momento hay abiertas dos líneas de investigación. A raíz de las primeras declaraciones del taxista, se sabe que Emad al-Swealmeen le pidió de ir desde el lugar donde lo recogió, Rutland Avenue, hasta el Hospital de Mujeres, situado a diez minutos de distancia en coche, una media hora a pie. ¿Quería atentar ahí? ¿Por qué? Son algunas de las incógnitas que a estas alturas no se han resuelto.

La otra hipótesis de los investigadores es que el presunto terrorista quizás quería hacer estallar la bomba durante la celebración en la catedral anglicana de la Fiesta del Recuerdo (Remembrance Day), una de las fechas más señaladas del calendario institucional y popular del país, en la que desde el final de la Primera Guerra Mundial se recuerda a los caídos de las fuerzas armadas en todos los conflictos en los que ha participado el país desde entonces. El artefacto estalló un minuto antes de las 11 de la mañana, cuando tradicionalmente se inicia la ceremonia con la celebración de dos minutos de silencio.

Pero, a pesar de que pidió al taxista ir al hospital, después tendría que haber recorrido un trayecto a pie de 20 minutos hasta llegar al lugar de la celebración. "Por descontado, somos conscientes de que había actos de recuerdo a poca distancia del hospital y de que la explosión se produjo poco antes de las 11 de la mañana. En este momento no podemos establecer ninguna conexión, pero es una línea de investigación que estamos siguiendo", ha explicado el jefe de policía adjunto de Liverpool, Rus Jackson.

Por otro lado, los cuatro hombres que fueron detenidos, tres el domingo y otro el lunes, fueron puestos en libertad sin cargos a última hora de ayer. Artificieros de la policía practicaron el lunes al atardecer una explosión controlada en Sefton Park, a media hora a pie del lugar donde estalló el vehículo, y relativamente cerca de la avenida de Rutland. La policía ha asegurado que ya no hay ninguna amenaza en activo.

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