La crisis entre Israel e Irán lleva a Oriente Próximo a terreno desconocido

La guerra en Gaza y los ataques entre Tel-Aviv y Teherán atienden a una región en llamas

Dos soldados israelíes se preparan en un punto cercano a la frontera de Gaza.
20/04/2024
5 min

El CairoUna de las sorpresas que dejó el ataque que Irán lanzó el pasado sábado a Israel, en respuesta al bombardeo del ejército israelí en el consulado iraní de Siria, fue la intervención de varios países árabes. La exitosa defensa de Israel fue en gran medida posible gracias a una incipiente arquitectura de seguridad regional, impulsada por Estados Unidos en los últimos años, que tuvo en el ataque iraní su primera prueba de fuego. Pero igualmente significativo fue el extendido silencio que, a continuación, acompañó la hazaña entre las capitales árabes.

Era una nueva muestra de los cada vez más difíciles equilibrios que muchos países de la región se están viendo forzados a mantener a raíz de la ofensiva genocida de Tel Aviv en Gaza y de su agresividad contra Teherán, que ha desatado una preocupante espiral de violencia en la zona. El tablero de Oriente Próximo se ha sacudido con fuerza. Y la perspectiva de un deterioro, por un error de cálculo en cualquiera de los frentes abiertos o por una invasión de Rafah, en la Franja, amenaza con agitarle aún más.

Los países donde más alarma generó el ataque de Hamás contra Israel, y sobre todo la respuesta israelí, fueron los vecinos, Jordania y Egipto, quienes llevan más años manteniendo relaciones con Tel Aviv. Los gobiernos de Ammán y de El Cairo han intentado desde el principio romper la espiral de violencia, porque ésta les obliga a hacer malabares con sus vínculos con Estados Unidos e Israel y el amplio apoyo de sus poblaciones en Palestina. En Jordania, donde cerca de la mitad de la población es de origen palestino, hace meses que existen grandes movilizaciones por Palestina y las fuerzas de seguridad las han reprimido para contener la indignación. En una nueva muestra de incomodidad, el pasado domingo el gobierno jordano admitió haber interceptado objetos voladores en su espacio aéreo (los drones iraníes que apuntaban a Israel), pero no citó ni a Irán ni a Israel, y alegó haberlo hecho por la "seguridad" de los ciudadanos.

En Egipto, donde llevan más de una década prohibidas las manifestaciones, las autoridades intentaron primero canalizar la rabia social con protestas impulsadas por sectores oficialistas. Pero rectificaron rápidamente después de que algunas escaparan de su control y se criticara su falta de contundencia con Israel y de medidas más valientes para ayudar a Gaza, ya que Egipto comparte con la Franja la única frontera fuera de territorio israelí.

El Golfo Pérsico en tensión

El ataque de Hamás del 7 de octubre, la ofensiva israelí contra Gaza y la escalada con Irán también representan un importante revés para las potencias árabes del Golfo Pérsico, que en los últimos años habían apostado por rebajar la tensión con Teherán, normalizar relaciones con Israel y aparcar la causa palestina para centrarse en su desarrollo económico.

Aliances al Pròxim Orient

Aunque ninguna de ellas, con los Emiratos Árabes Unidos a la cabeza, seguidos por Arabia Saudí desde una distancia prudencial, han mostrado señales de haberse replanteado una decisión que perciben estratégica, las sacudidas actuales están tensando las costuras de esa relación, en la que también habían confiado Tel-Aviv y Washington a pesar de su amplia impopularidad.

Ahora, la escalada entre Israel e Irán es lo que les coloca en una posición más comprometida. Abu Dabi y Riad aseguraron que no abrieron el espacio aéreo a aviones de combate para interceptar drones y misiles iraníes durante el ataque a Israel. Pero ambos compartieron información que contribuyó a la operación defensiva, según informó el diario Wall Street Journal. Desde entonces han redoblado la actividad diplomática para contener la situación, sumándose así a los esfuerzos deuna tercera potencia consagrada como la gran mediadora de la zona: Qatar.

Una mujer pasea por delante de un mural bélico localizado en una calle céntrica de Teherán.

“Desde la perspectiva del Golfo, esta escalada entre Irán e Israel está intrínsecamente ligada a la agresión a Gaza, y entienden que cuanto más continúe el embate contra Gaza, habrá más efectos secundarios y complicaciones, tanto en relación con el entorno de seguridad regional como con la dinámica de seguridad de los [respectivos] regímenes, y creará más presión sobre éstos para que actúen contra Israel”, asegura Umer Karim, un experto en política saudí del Centro Rey Faisal de Investigación y Estudios Islámicos.

En el interior de Irán, la escalada se vive con preocupación, y se ha traducido en un mayor despliegue de seguridad, incluida la policía de la moral, al menos en Teherán, y de una mayor represión judicial, según han informado medios locales.

Los 'proxies' de Irán

En los países donde existen movimientos y grupos armados que más o menos tienen el apoyo de Teherán, y con una agenda más combativa contra Israel y la presencia de tropas de Estados Unidos en la región, el aumento de la violencia también representa una preocupante fuente adicional de inestabilidad. En Líbano, que vive inmerso en una de las crisis políticas y económicas más profundas del mundo, Hezbollah e Israel llevan desde octubre enzarzados en el intercambio de golpes más grave desde la guerra que protagonizaron en el 2006. Estos se han concentrado hasta ahora en la frontera, de donde han tenido que desplazarse se decenas de miles de civiles. Y los ataques de Israel han matado ya en el sur de Líbano a unas 350 personas, incluidos decenas de civiles.

Desde Yemen, el movimiento houthi lleva desde finales del año pasado atacando barcos en el mar Rojo para presionar para acabar con la masacre de Gaza. Con sus acciones, que han dejado congelado un acuerdo de paz que iban a firmar con Riad después de una década de guerra, el grupo ha perturbado una arteria clave del comercio marítimo global.

Una manifestación en apoyo a los houthis en la capital de Yemen.

Mientras, en Irak y en Siria, varios grupos armados también llevaron a cabo entre noviembre y febrero decenas de ataques contra posiciones de tropas estadounidenses en la zona, que fueron a su vez uno de los motivos esgrimidos por Washington para ordenar un fuerte despliegue militar en la región diseñado también para blindar a Israel. Las milicias frenaron las acciones tras matar a tres soldados estadounidenses en una base en Jordania, pero en las últimas semanas, y en medio de la escalada entre Israel e Irán, han vuelto a hacer gestos de estar dispuestos a actuar .

"La trayectoria de la actual escalada puede depender, en última instancia, de la determinación de las poblaciones nacionales y del apoyo de los aliados internacionales", apunta Mohammed al-Basha, un investigador yemení del grupo de análisis Navanti. “La prudencia y pragmatismo serán cruciales para determinar el camino hacia adelante, ya que ambas partes [Israel e Irán] sopesan los costes y las consecuencias de una mayor escalada”, considera.

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