Guerra Israel-Palestina

Jerusalén: cohetes sobre una ciudad casi fantasma

Decenas de aerolíneas cancelan sus vuelos, mientras el aeropuerto Ben Gurion se llena de extranjeros que quieren abandonar el país

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Un judío ultraortodoxo inspecciona un Etrog, o cidra amarilla

JerusalénJerusalén es estos días una ciudad fantasma. El destino por antonomasia del turismo en Israel, junto a Tel-Aviv, parece casi vacío. En el Santo Sepulcro, la Explanada de las Mezquitas o el Muro Occidental apenas hay un alma. Sólo algunos fieles locales y algún extranjero que vive en la ciudad o se ha negado a recortar su visita. Dentro de la Ciudad Antigua, muchos negocios están cerrados. Y en las inmediaciones de las murallas sólo pasan unos pocos peatones, algún coche, y mucha policía. Este lunes, las alarmas antiaéreas han vuelto a sonar en la Ciudad Santa. No sonaban desde el sábado por la mañana, cuando todo empezó. Muchos vecinos han vuelto a pasar el día en los refugios o escondidos en casa. Las escuelas están cerradas y las empresas que han podido, han priorizado el teletrabajo. La calma tensa y el silencio en la calle, después de las sirenas, sólo se ven interrumpidos por el zumbido atronador de los aviones de guerra. Se dirigen a Gaza.

Vuelven a sonar las sirenas. Correderas hacia el refugio. Sólo hay unos minutos de margen. Si la Cúpula de Hierro funciona, se oirá una explosión en el aire. Mientras tanto, hay que seguir corriendo en el bunker más cercano. O, al menos, alejarse de las ventanas y buscar cobijo entre los muros más gruesos de la casa. Bum. Y después el silencio. Se ha caído cerca. Pero no en el suelo.

Este lunes los cohetes de Hamás han caído a las afueras de Jerusalén, en pueblecitos como Mevasseret Sió o Abu Gosh, en el término municipal de la ciudad. También en el asentamiento de Bitar Illit, cerca de Belén, en la Cisjordania ocupada. Allí cuatro personas resultaron heridas. "Un día de estos echarán un cohete sobre la misma Cúpula de la Roca", explica Julie, palestina de Belén pero afincada en Jerusalén. Sentada en el refugio, Julie está tranquila. No es la primera vez que vive algo similar. "La violencia nunca es la solución. Solo causa dolor, pérdidas y heridas. Es evidente que no hemos aprendido la lección. Ni unos ni otros", añade.

Turistas atrapados

"Queremos salir de aquí como sea", explica Esther Martínez desde el aeropuerto Ben Gurion, en Tel Aviv. Llegó hace once días a Israel con dos amigas para realizar turismo y visitar una prima. Y desde el domingo por la noche que están atrapadas en el aeropuerto. Han pasado la noche. Esperan poder tomar el primer vuelo que salga del país. No importa dónde. "Air Europa nos canceló el vuelo que teníamos en Madrid el domingo. Compramos billetes a Tirana, pero nos los cancelaron de camino al aeropuerto.

Ahora estamos intentando que nos reubiquen en otro vuelo de Air Europa, porque también hemos comprado billetes en Atenas para este lunes por la noche y también lo han cancelado", indica Martínez, originaria de Cuenca, quien explica que entre las tres amigas han gastado ya 1.890 euros extras para intentar volver a casa, dice que tanto ella como sus amigas están tranquilas, pero que no reciben respuesta ni información por parte de las aerolíneas o la embajada.

Como Martínez, miles de turistas se encuentran atrapados en Israel, que vive desde el sábado una guerra abierta con Hamás, con bombardeos en Gaza y combates en el sur de su territorio. El ambiente este lunes en el aeropuerto no es el mismo que el fin de semana, cuando decenas de personas se agolpaban en las ventanillas de las compañías aéreas y en la terminal se vivían escenas de frustración y miedo; aunque hay muchos pasajeros que este lunes todavía no tienen destino claro y seguían esperando. Otros han preferido quedarse en sus alojamientos. "Hay muchos vuelos cancelados y mucha gente que tenía billetes para más adelante ni siquiera ha venido", explica Martínez. "El aeropuerto sigue funcionando con normalidad, pero varias compañías están cancelando vuelos. Ahora mismo tenemos tres grupos de peregrinación. Hemos cambiado itinerarios y un grupo ha avanzado sus vuelos", explica José Manuel Gude, español y trabajador de la agencia de viajes israelí Terra Dei. Gude es optimista, recomienda calma y esperar: "La situación es de incertidumbre, pero podría aclararse pronto, como ha ocurrido otras veces".

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