El nuevo líder revela la hoja de ruta que seguirá la Siria post-Assad

Ahmed al Shara asegura que no habrá elecciones hasta dentro de cuatro años

El nuevo líder sirio durante la entrevista.
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Damasco (Siria)El líder de la nueva Siria, Ahmed al Shara, presentó el domingo por primera vez su hoja de ruta para la transición en el país árabe, justo el día en que se cumplían tres semanas de la caída del régimen de Bashar el Asad. Antes conocido por su nombre de guerra, Abu Mohamed al-Golani, Al Shara anunció que las próximas elecciones no tendrán lugar hasta dentro de cuatro años, mientras que el plazo de tiempo para redactar y aprobar la nueva Constitución será de unos tres años. Actualmente, el país está gobernado por un gobierno interino nombrado por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), la milicia islamista que lideró el ofensiva relámpago que derrocó la dictadura del clan de los Asad después de más de cinco décadas en el poder.

El anuncio se produjo en una larga entrevista que Al Shara concedió al canal de televisión saudí Al Arabiya y en la que abordó algunas de las cuestiones políticas más candentes, incluida la relación con diversas potencias regionales en Oriente Medio. La antigua filiación yihadista de Al Shara –hasta el 2017, su milicia HTS ejercía de rama local de Al Qaeda– ha suscitado recelos en una parte de la sociedad siria ante la posibilidad de que pretenda establecer una dictadura basada en una versión rigorista del islam.

"No me considero el liberador de Siria, todos aquellos que hicieron sacrificios contribuyeron a la liberación", afirmó el político, que desde su llegada Damasco desde el feudo de Idlib ha prometido que no monopolizará el poder y respetará los derechos de las minorías. En esta línea, anunció que HTS se disolverá durante la Conferencia para el Diálogo Nacional, prevista para las próximas semanas. Esta institución, en la que tendrán que estar representadas las principales facciones del país, se encargará de nombrar a un Gobierno de transición con un mandato hasta la celebración de las próximas elecciones.

La larga duración del período transicional ha suscitado un vivo debate en las redes sociales sirias. Al Shara se ha justificado aduciendo que la reconstrucción del tejido social y político del país requerirá tiempo, y que es necesario hacer un nuevo censo antes de la contienda electoral. Respecto a la que es probablemente la prioridad para la mayoría de sirios, la mejora de los servicios públicos en un país con cuatro horas de electricidad al día, ha prometido que en un plazo de un año la mejora será ya palpable.

Reacciones entre la población

Zaïd al-Ali, un experto en transiciones del think tank IDEA, ha criticado que Al Shara parezca haber tomado decisiones unilaterales, como la naturaleza centralizada del futuro gobierno o el establecimiento de un sistema presidencialista, que deberían decidirse en una asamblea constituyente. En cambio, algunos analistas laicos han recibido de forma más positiva los anuncios, sobre todo en lo que se refiere a la duración de los plazos, con tal de que el gobierno transicional surgido de la Conferencia de Diálogo Nacional refleje la pluralidad de la sociedad siria.

Una redacción precipitada de la Constitución, apuntan estos activistas, podría provocar una polarización de la sociedad y minar los esfuerzos por estabilizar el país, con una economía muy dañada como resultado de más de trece años de guerra y un duro régimen de sanciones. De hecho, Al Shara ha manifestado su deseo de que la administración Trump levante las duras sanciones que pesan sobre el país, y que, por ejemplo, impiden sus relaciones con las instituciones financieras internacionales, tanto públicas como privadas. Por eso, en el país árabe no se pueden utilizar las tarjetas de crédito extranjeras.

Al ser preguntado por cuestiones de política exterior, Al Shara ha utilizado un tono conciliador respecto a todas las potencias presentes en la región, incluidas Rusia e Irán, que durante años fueron unos pilares claves para el sostenimiento del régimen de Al Asad. El político, que colgó el uniforme militar y lo cambió por un traje civil, subrayó que Damasco y Moscú tienen intereses comunes, y que un desmantelamiento precipitado de las bases militares rusas en territorio sirio no sería positivo.

El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, también abordó el domingo el mismo tema: "No es sólo una cuestión de mantener las bases, sino bajo qué condiciones operan", dijo Lavrov, que admitió el derecho de las nuevas autoridades de renegociar el estatuto de las bases de Tartús y Khmeimim, que son claves para que Rusia pueda proyectar su influencia no sólo en Oriente Medio, sino en el continente africano.

Aunque el cambio político en Siria ha sido más ordenado de lo previsto, en las últimas semanas no han estado exentas de incidentes violentos. Algunos están relacionados con los esfuerzos del Gobierno por desarmar a milicias afines al antiguo régimen, sobre todo presentes en la región alauí de la costa. En las redes circulan denuncias no verificadas que se habrían cometido exacciones en ese proceso debido a las actitudes sectarias de las fuerzas de seguridad bajo el control de Damasco.

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