¿Tiene Ucrania un problema con la extrema derecha?

Rusia usa el nazismo como excusa para justificar la invasión, pero es cierto que en las filas ucranianas hay soldados nazis

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Veterans ucranianos del batallón de voluntarios 'Azov' en una concentración dedicada al Día del Voluntariado en honor a los luchadores que se unieron al ejército ucraniano

BarcelonaHay un consenso total de que el argumento de la "desnazificación" que usa el gobierno de Vladímir Putin para justificar la invasión de Ucrania es solo una excusa. De hecho, las exigencias rusas para parar la invasión son que Ucrania se comprometa a no entrar en la OTAN y que se reconozca Crimea como un territorio ruso, así como la independencia de la región del Donbás. Ninguna condición habla de parar la extrema derecha. Pero el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, todavía insistía este jueves en la "desnazificación" de Ucrania. La pregunta es: ¿más allá de la excusa utilizada por Rusia, tiene Ucrania un problema con la extrema derecha?

Cuando se plantea la duda, todas las miradas apuntan hacia el antiguo batallón Azov, uno de los que actualmente combaten contra el ejército ruso. "Es un paraguas que acoge desde los ultranacionalistas hasta los neonazis y que cogió protagonismo a partir del Euromaidán [las revueltas de 2013]", explica Carles Viñas, profesor de historia y experto en extrema derecha. El batallón Azov nació entre hooligans del Dinamo de Kiev, con experiencia en disturbios y enfrentamientos violentos en la calle, y del entorno del black metal, un subgénero musical que surge del heavy metal. Después del coraje que este colectivo demostró en 2013, combatiendo en primera línea contra el gobierno prorruso de Víktor Yanukóvich, que tuvo que abandonar el país, el batallón ganó reconocimiento social y se organizó: creó una rama que se dedica solo a captar a más gente y consiguió que el gobierno los integrara en la Guardia Nacional. En poco tiempo, pasaron de ser un grupo paramilitar a convertirse en un regimiento oficial. "La intención del gobierno de Zelenski era tenerlos así bajo control", explica Pep Anton Ginestà, experto en extrema derecha de los países del Este. Según Ginestà, Zelenski, que es judío, no vería con buenos ojos este batallón, consciente de que se iban haciendo demasiado fuertes y que algún día, en lugar de mirar hacia el este y luchar contra Rusia "podían volverse y empezar a luchar contra el gobierno" y consideró que su integración a las fuerzas armadas facilitaría controlarlos.

El regimiento creó un partido político, el Cuerpo Nacional, pero no consiguió representación en el Parlamento. "Es una anomalía que un país europeo haya validado un grupo neonazi que no tiene ningún apoyo social", valora Ginestà. En la mayoría de países europeos, la extrema derecha sí que tiene representación parlamentaria pero no hay ningún país que tenga un regimiento militar abiertamente nazi. Aun así, "aunque no tengan apoyo en las urnas, están integrados en la sociedad como ningún otro país europeo", advierte Ginestà.

Entre 2014 y la actualidad, el regimiento se ha ido fortaleciendo y ha convertido Ucrania "en un lugar de peregrinación de la extrema derecha", según explica Miquel Ramos, periodista experto también en este tema. Fascistas europeos, españoles y catalanes han participado en los "campamentos" que este grupo organiza. "Según las últimas informaciones, ahora mismo hay unas 20.000 persones de diferentes países combatiendo en Ucrania. Cuando se acabe la guerra será un problema para toda Europa", avisa Ramos. El periodista valenciano destaca que la respuesta a la pregunta que formula este artículo implica "un equilibrio complicado", puesto que "por un lado no se puede considerar a Putin como un líder antifascista pero, por otro, la preocupación por la extrema derecha en Ucrania es real". Los fascistas de otros países (incluida Catalunya) que han ido al frente a luchar con este regimiento volverán cuando se acabe la guerra y lo harán con formación militar. "Estamos blanqueando grupos nazis. ¡Están saliendo por la televisión!", avisa Ramos.

Putin y la extrema derecha

En la otra punta del conflicto, en Rusia, también hay amenaza fascista. Los partidos de extrema derecha europeos, desde Le Pen hasta Vox, veían con buenos ojos el gobierno de Vladímir Putin, al menos antes de que la opinión pública europea se girara en contra del mandatario ruso. "En Rusia persiguen la disidencia política así como los colectivos antifascistas o LGTBI", explica Carles Viñas. A pesar de todo, desde su punto de vista, si Putin usa la extrema derecha europea es "para desestabilizar Occidente" y ganar poder geopolítico, y no tanto por ideología. "En Rusia también hay nazis, pero no hay ningún regimiento abiertamente nazi luchando en esta guerra", concluye Ramos.

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