Burbuja en las plataformas globales? El dominio de Netflix amenaza las alternativas
Las inversiones millonarias de algunos de los gigantes del sector no han generado el retorno esperado


BarcelonaLa llamada era dorada de las series no surge espontáneamente: está regada de miles de millones que las grandes plataformas de alcance mundial abocan por producir sus contenidos con la esperanza de ganar un buen posicionamiento en las llamadas streaming wars, conscientes de que no todas van a sobrevivir. Pero, de momento, esta estrategia está siendo onerosa y algunos de los esfuerzos por captar suscriptores tienen como resultado una cuenta de resultados difícil de justificar. Ésta es la situación, ahora mismo, de las principales plataformas globales.
Netflix
Un gigante con acciones de barro
Hace bueno el dicho que quien golpea primero golpea dos veces. Netflix superó en el último trimestre la barrera psicológica de los 300 millones de suscriptores gracias a su reciente apuesta por incluir deportes en directo en su oferta. Esto le permitió facturar en el último año fiscal (de octubre a septiembre) 36.100 millones de euros y declarar unos ingentes beneficios de 7.566 millones, tras descontar los 15.900 millones que dedica a la compra de contenidos y los 12.600 millones de otros gastos. Se considera que los principales ingredientes que explican esta buena evolución durante el 2024 son dos: la operación de dificultar la compartición de contraseñas y la implantación del modelo de suscripción económica a cambio de anuncios.
El panorama podría parecer de color de rosa para la plataforma liderada por Ted Sarandos, pero hay algunas nubes a tener en cuenta. Primero, el peligro perenne de estancamiento en un entorno de creciente competencia, especialmente ahora que el resto de plataformas han implementado también políticas restrictivas con las contraseñas y modalidades con publicidad. Pero, sobre todo, entre los inversores hay miedo a que la guerra comercial que quiere emprender Trump tenga un efecto negativo, especialmente si afecta a la economía del país.
En este sentido, Forbes recordaba que en el 2022, cuando parecía que Netflix se estancaba, las acciones perdieron en sólo cinco meses el 72,1% de su valor. El hecho de contar con muchos pequeños accionistas convierte sus títulos en más volátiles y, por tanto, más expuestos a los vaivenes circunstanciales. La publicación cree que existe un riesgo real de depreciación del 60% en el valor de la compañía si la economía americana entra en recesión. El aumento de tarifas aplicado por la plataforma en los últimos tiempos le puede jugar en contra, también, si vienen tiempo de volverse a apretar el cinturón a escala mundial. La incipiente apuesta por los deportes en directo es una de las estrategias de la compañía para intentar seguir creciendo y marcando el paso.
Disney+
Primeros (y tímidos) beneficios
Fue una de las últimas plataformas gigantes en unirse a la batalla, pero lo hizo con gran éxito. Disney+ apareció en otoño de 2020, en plena pandemia, y se benefició de la gran necesidad de contenidos televisivos familiares en época de confinamiento. El centenario estudio cinematográfico, eso sí, arrojó tan gigantesca cantidad de recursos para asegurarse la relevancia de que la duda es si será capaz de recuperar nunca la inversión. Por hacerse una idea de la magnitud del drama, la división de plataformas de Disney (que incluye también a Hulu y la deportiva ESPN+) arrastraba 10.500 millones de euros de pérdidas en menos de cuatro años. Y esto es lo triple que todo lo que ha perdido la compañía con su icónico Disneyland París, que hasta ahora era considerado uno de los fracasos más sonados de ese conglomerado del entretenimiento.
Con todo, la tendencia es positiva y, tras un trimestre tras otro en pérdidas, en los tres últimos ejercicios esta división de contenidos directos al consumidor (DTC, por sus siglas en inglés) ha abandonado los números rojos. En el último trimestre, declaró un margen operativo de 271 millones de euros. De nuevo, las políticas férreas de contraseñas, recortes de costes, subidas de precios y suscripciones con anuncios han sido claves a la hora de marcar una inflexión respecto a la tendencia bajista que Disney registraba desde principios del 2022, cuando el fin de la pandemia frenó los crecimientos de las plataformas. El director financiero de la compañía, Hugh Johnston, cree que pueden terminar en el 2025 con más de 900 millones de euros de beneficio. De mantenerse esta progresión, no recuperarían la inversión hasta el 2035. Hulu tiene cerca de 50 millones de abonados y ESPN+ unos 24,9 millones.
Apple TV+
Poco, bueno... y deficitario
La división televisiva de Apple está lejos de la línea de flotación que supondría el equilibrio entre gastos de contenido (en torno a 5.650 millones de euros anuales) e ingresos. Un artículo publicado recientemente en The Information, con fuentes anónimas, asegura que, pese a haber recortado las compras de series en 500 millones anuales, el servicio es todavía deficitario en unos 935 millones de euros anuales.
En cualquier caso, no parece que al gigante de los móviles eso le tenga que hacer perder el sueño. Sigue siendo una empresa que facturó 362.000 millones de euros y generó un beneficio de 87.000 millones en el último ejercicio anual, cerrado en septiembre de 2024. Y, al fin y al cabo, la apuesta de montar una plataforma no buscaba tanto la rentabilidad en sí misma como convertirse en un actor más del sistema de contenidos. le, que llevan incorporada una suscripción gratuita de cortesía de tres meses.
De esta manera, con una oferta relativamente pequeña de títulos pero presupuestos generosos y resultados artísticos suficientemente aplaudidos, este servicio ha logrado sumar unos 45 millones de suscriptores, si bien Apple no especifica cuántos de ellos pagan efectivamente el servicio o forman parte de la promoción.
Prime Video
Esperando el regreso, todavía
La plataforma de Amazon comparte con Apple TV+ el hecho de que se planteó como un sistema de promoción de otro producto, en este caso no de los iPhone sino del sistema Prime, que garantiza entregas rápidas y gratuitas de productos físicos (a cambio de una suscripción anual). La compañía ha constatado que los usuarios de Prime compran más a Amazon y, por tanto, ofrecerles una puerta de entrada amable con un servicio de vídeo a demanda más barato que otras plataformas estimula su facturación en la tienda virtual, aunque después el consumo que hagan de películas y series sea relativamente moderado.
Así, Amazon invierte cerca de 8.000 millones de euros en contenido y se ufana de tener la serie más cara de la historia, El señor de los anillos: los anillos de poder, basada en el universo de JRR Tolkien. Pero el retorno todavía no ha llegado: las pérdidas (estimadas) ascienden a 1.870 millones de euros. Lo que vuelve a ser poco más que un error de redondeo, en un transatlántico que factura 591.000 millones de euros y genera un beneficio de 59.000 millones de euros.
Max
El viejo mundo puede arrastrarla
El canal HBO va inventar hace poco más de medio siglo la televisión de pago. Pero el tráfico en la era de las plataformas le resulta complicado. Pese a tener fama de ser el sello de prestigio por excelencia, el haber cambiado de manos varias veces en los últimos años en el marco de procesos de fusión ha hecho que esta identidad se vea comprometida, ya que Warner Bros Discovery –la actual propiedad– quiere que aspire a competir con el resto de plataformas globales, que tienen un espíritu más generalista.
A partir de ahí, HBO se transformó en Max y ha conseguido una cuota más que decente de abonados: 116 millones. La compañía gasta 18.000 millones de dólares en contenido, pero no especifica qué fracción va a Max y cuál a las otras múltiples líneas de negocio. En cualquier caso, la plataforma firmó unos beneficios de 1.200 millones de euros. Eso sí, existe cierta alegría entre los accionistas, pero sobre todo reina la preocupación, porque el grueso de negocio de la firma son los canales tradicionales, que se han encogido un 5% en sólo un año, han rebajado un 13% los beneficios y han visto cómo la publicidad les caía un 17%. Si la televisión sigue en declive y entra en pérdidas, las ganancias de Max pueden ser insuficientes para evitar un nuevo movimiento sísmico en la compañía.
Este miedo se traduce en el precio de la acción de la compañía, que hace tres años rondaba los 25 dólares por título y ahora apenas cotiza en torno a los 11 dólares. Sin embargo, se observa una recuperación respecto a los mínimos de hace un año.
Otros
Llegar tarde se paga
El resto de contendientes pagan el precio de haber iniciado la carrera tarde o de no gozar de la penetración global del resto de competidores. Paramount Plus (no disponible todavía en España) hizo perder 1.480 millones de euros el pasado año en el conglomerado mediático controlado por Shari Redstone. Tampoco se puede contratar aquí a Peacock, la plataforma de Comcast, que de momento pierde 2.700 millones anuales por mantener su servicio en estríming. En el caso de SkyShowtime, el servicio mejora su economía, pero la empresa matriz declara 240 millones de euros de pérdidas por culpa de las demás líneas de negocio deficitarias.